Capítulo III

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La mente de Yeonjun volaba por las nubes, tras haber pasado por unas buenas horas de estudio y ahora por fin descansaba un poco, mirando por la ventana, esperando tal vez a que algo bueno pase, puesta su mano en su mentón y tonteando con la otra.

En los últimos días veía muy seguido a Soobin. El no lo pedía, simplemente pasaba. En sus horas de clase, era inconfundible ver al chico alto cruzar por el pasillo, a veces corriendo; a quien sabe donde se dirigía. Pero esa no era su facultad, así que era realmente extraño verlo por ahí, de un lado al otro. Y nuevamente ese muchacho, caminaba de regreso a su facultad, menos apresurado, hasta parecía más tranquilo. Yeonjun lo vio y siguió con la mirada aquella cabellera negra, pero lo que no se esperó era que él giro su cabeza, haciendo que sus miradas se encontrarán, sonrió moviendo su mano en son de saludar al mayor que igual movió apenas sus dedos que posaban en su mejilla y luego se fue otra vez. Ya era como la cuarta vez que había cruzado por allí pero la primera en la que se saludaron de casualidad.

Para el azabache, Soobin era un chico dulce, con buenas cualidades hasta podría decir que era muy inocente o eso lograba aparentar con su linda sonrisa. Pero que había pasado con ese chico del autobús fuerte, con su corazón a mil por hora y respiración agitada. Podría haber sido porque lo despertó de golpe y quizá se tomó por sorpresa, pero su mirada un poco adormilada, en ese momento miró con deseo los labios carnosos de Yeonjun. Bueno, eso sintió el mayor o solo eran ideas locas que se le venían a la cabeza.

— Yeonjun, ¿vienes conmigo? — Wooyoung lo saco de sus pensamientos, haciendo que caiga de esa nube tan alta.

Asintió como respuesta levantándose para seguirlo al patio, puesto que ya estaban en su pequeño descanso, donde todos los alumnos salían de sus aulas para cambiar de ambiente y respirar algo de aire fresco.

— ¿Quieres una soda? — su amigo que yacía frente a la máquina expendedora, apretaba los botones para sacar cualquier fritura, la cual cayó en la bandeja al ser removida de su sitio.

— Si. Dame la azul. — pidió viendo como sacaba una lata de café y la otra que había nombrado, decorada con un logo de moras azules.

— Ten. — le brindó la lata fría que fue agarrada inmediatamente por Yeonjun.

Estaba helada, así que por el calor que sentía, se la apoyó en su cuello hasta su mejilla, refrescando su piel afiebrada.

Los dos jóvenes dieron unas cuantas vueltas por allí y por allá mientras Wooyoung terminaba las papitas de la bolsa de plástico que daba ese característico sonido crujiente.

Tranquilamente caminaban hasta que unos brazos se enredaron por los hombros de Yeonjun — Hyung — habló con voz gruesa muy cerca de su oreja, asustando al mayor que se giro dando un brinco. Soobin rio por la cara de terror que había hecho su hyung. No se esperaba esa etapa de su menor, lo había sorprendido con aquella voz casi rasposa.

— ¿Qué te sucede? Casi grito. — se quejo, sintiendo el palpitar de su corazón apresurado por el susto. — Tonto — lo golpeó en la frente con la lata que llevaba en su mano.

— Y el quien es? — Preguntó Wooyoung con una fritura en la boca.

— Me llamo Soobin y el es Beomgyu — se presentó junto a su amigo que estaba cerca con la mirada gacha hacia su celular, sin prestar atención a los demás.

Yeonjun se le quedó viendo al pelilargo, aún con el peso de Soobin sobre sus hombros. Beomgyu alzó su vista y sonrió al mayor con una bolsita de yogurt en sus labios. Otro niño tierno, parecía que todos los de primer semestre eran así.

— ¿Me vas a traer a más niños para que los conozca? — habló el azabache, destapando su refresco, del cual salieron esas pequeñas burbujas crecientes que brotaban casi fuera del envase.

Lovers - 연인 ¦ Soojun ¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora