Capítulo IV

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En la mesa redonda, con varios platos llenos de comida. Los cuatro miembros de la familia, sentados, disfrutaban de los diferentes platillos preparados en casa, mientras se oía claramente el chasquido de los cubiertos contra la vajilla, junto con el saboreo de los condimentos agregados por la mujer. Fideos, arroz y sopa eran las varias comidas que humeaban aún, por lo calientes y frescas que estaban. Todos compartían con unos tazones blancos de cerámica, puestos para cada uno individualmente.

— Y ¿Cómo esta mi muchacho en sus estudios? — el padre empezó a entablar una conversación con su hijo mayor.

— Esta pensando en alguien. —  en cambio respondió el menor de la familia, consiguiendo la molestia de su hermano, ya que lo venía molestando día a día.

— No me gusta nadie — clavó con fuerza los palillos en el filete de carne, perdiendo la poca paciencia que le quedaba.

— Bueno si le gusta o no le gusta, igual debes prestar atención a tus estudios, que es lo más importante ¿si? No te dejes llevar por las chicas. — la más serena y tranquila era su madre que mejor lo trataba, con cariño. — Por favor Kai, no molestes a tu hermano.

— Soobin ya es buen estudiante. Déjalo divertirse un poco. — comentó el hombre, dándole un bocado a su comida. — Le haría bien, estar con una buena chica.

— No quiero estar con nadie, papá. Además Hyuka es el que invento esas cosas.

Regreso ese ambiente silencioso con cubiertos de un lado para el otro hasta que alguien se digne de preguntar sobre un tema diferente. Con el par de adultos, lanzándose miradas para que no digan algo que siguiese dañando el almuerzo.

— ¿Ya te adaptaste mejor a tus clases? ¿Te gusta el instituto? Recuerda decirnos que te molesta y veremos uno distinto. Queremos lo mejor para ti.

— Si hubiesen querido lo mejor para mí. Estuviese estudiando la carrera que les pedí.

Los padres se miraron el uno al otro, contando con lo dicho, pero irrespetando la decisión de su hijo. Eso no les había gustado escuchar y menos viniendo del Soobin ejemplar, según ellos, que era, pero era un chico después de todo. Un joven adolescente.

Los mayores creían que por no ser adulto, no entendía las leyes de la vida y que a veces su comportamiento no parecía bueno del todo.

— Como dijo tu madre. Es lo mejor para ti. Por favor, discúlpate. — dijo demandante su padre.

— Muchas gracias por la comida. — ignorando el mandato de su padre. Agarró sus platos ya vacíos y salió del pequeño comedor en dirección a la cocina.

— ¿Quién se cree que es ese niño? — refutó el hombre — Majadero.

— Déjalo. Ya se le pasará.

Puede que Soobin le haya faltado el respeto a sus padres, pero tenía una firme razón de estar así. Casi siempre los adultos no entienden a los jóvenes en la mayoría de sus sueños. Por muchas razones, como haber sido de otra época en donde los abuelos tenían unas reglas más estrictas, que no se veían tan buenas como hoy en día, que preferimos liberarnos de nuestros padres. Era cuestión de tiempo para que las generaciones vayan cambiando.

Habiendo lavado sus platos. Choi se encerró en su cuarto, decidido al hacer sus deberes que tenía pendientes, con ayuda de su laptop y un pequeño escritorio, se demoraría algunas horas. Un poco de música merodeando en sus oídos, estaba bien para que sus horas laborales fluyeran con más rapidez.

El reloj de pared marcaba cada minuto que se demoraba y aunque no sonara como los antiguos era útil a la hora de hacer sus deberes, para no distraerse en los aparatos tecnológicos.

Lovers - 연인 ¦ Soojun ¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora