C.№9 Cenicienta

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Capitulo 9
Cenicienta
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—¡¡Debes matarlo!! ¡Dale con la pistola!! ¡Serena!

—¡Cállate! —Grite para después sonreír con orgullo mientras Darien se dejaba caer en la alfombra—. Gane

Le di un golpecito en su pecho.

—Has ganado en estás cinco rondas ¿Cómo le hacés?

Me encogí de hombros.

—Soy una experta en videojuegos —Le sonreí dejándome caer a su lado en la alfombra—. Es divertido estar a tu lado

—Yo creo que más que divertido —Dio media vuelta apoyando su cabeza en su mano para poderme ver—. ¿Estás bien?

—A decir verdad prefiero estar mil veces a tu lado y no estar en casa —Suspire—. No quiero ni ver a mi padre o a esas mujeres

—Es perfecto —Hablo con felicidad mientras se ponía de pie y me extendió su mano para ayudarme, el cual acepté con todo gustó—. ¡Bienvenida a tu nuevo hogar!

Me Heche a reír dándole un empujón.

—Dije que...

—Que Prefieres estar a mi lado en vez de estar en tu casa —Me Interrumpió—. Puedes vivir aquí, para mamá y Hotaru no habrá problema, todos aquí te amamos además puedes quedarte en mi habitación o en una de invitados.

Negué.

—Nena, quiero tenerte a mi lado ¿Es mucho pedir? —Tomo mi mano—. Vives un infierno en tu propia casa, estar aquí no estará tan mal. Me vas a tolerar todos los días

Pinchó mi mejilla haciéndome reír.

—Di que sí —Continuo—. Anda, di que si, si, si, si, si

Me Heche a reír por su estuciasmado.

—Bien, bien —Respondí—. No te aseguró que me quedaré aquí todo el tiempo, al menos este fin de Semana ¿Está bien?

Darien frunció el ceño.
Talvez estoy cometiendo el error de estar aquí con Darien sabiendo todas estas sensaciones que me causa cuando estoy peligrosamente cerca de él, pero tiene razón. Vivir en mi propia casa es un completo infierno y solo quiero paz y tranquilidad para mí.

—No era la respuesta que deseaba, pero la acepto

Ambos Sonreímos.

—¡¡Darien, la pizza llegó!!

Oímos el grito de Hotaru.

—Salvada por la pizza —Menciono tomando mi mano—. Bajemos

No entendía porque siempre tomaba mi mano, no iba a perderme en esta casa.

—¿Cómo quieres que bajemos las escaleras si estamos tomados de las manos? —Hable—. Podemos caernos y...

Mi frase quedó en el aire cuando sentí los brazos de Darien rodeando mi cuerpo y de nueva cuenta colocarme en su hombro como si no pesará nada.

—¡Oye! ¿Por qué siempre me cargas de esta manera? Puedo caminar sola —Mi vista estaba nublada por mi cabello caer.

—Me gusta cargarte, eres muy liviana, no pesas nada. Por cierto debes comer más ese lindo cuerpo tuyo debe estar en forma

—¿¡Me estás diciendo gorda o flaca!? —Ataque

Su risa se hizo presente hasta llegar a la cocina, me colocó con cuidado en el piso pero aun con sus manos en mi cintura me sonrió.

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