CAP 1. LA BIENVENIDA.

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La luz de la luna se reflejaba sobre las paredes del templo, en el balcón se veía las 12 constelaciones y la galaxia de Andrómeda esperando a los nuevos descendientes. Los trabajadores comenzaron a preparar todo para la tan esperada llegada. Un gran salón donde la elite de cada corte esperaba con gran emoción y una gran puerta de mármol que estaba enfrente de los tronos destacaba, sobre todo, tenía incrustados los símbolos de cada signo.

Cuando comenzara el momento de recibir sus gobernantes, Andrómeda se encargaba de anunciar que signo descendente de su conste, no había un orden en específico, pero los símbolos en la puerta comenzarían a brillar con una hermosa luz celeste anunciando que signo había llegado.

Se acercaba la media noche, cuando una luz entro por el balcón y se posiciono sobre la puerta, Andrómeda comenzaba anunciar las elevadas.

La luz reflecto sobre el primer símbolo que corresponde a Tauro, la puerta comenzó a desvanecer en un polvo de estrella. Y detrás de ella una luz de color verde claro donde se visualizaba una silueta masculina, comenzó a caminar cruzando la puerta. Un hombre alto de piel trigueña que en su cabeza posaba una corona con forma de cuernos, una túnica donde destacan los colores verde y dorado, de cuello escotado, una gran capa verde oscuro con destellos plateados, sus ojos eran verdes como la esmeralda y cabello color marrón. Mientras caminaba con un gran cetro hasta su trono, las personas lo alababan y aplaudían.

La próxima en llegar fue Acuario, una hermosa muchacha de ojos color azul como el cielo, un cabello largo ondulado color negro en la raíz y hermoso azul hasta las puntas, portaba un hermoso vestido azul pálido de hombros caídos, con una división que dejaba ver su pierna derecha y con ella unas sandalias de tacón azul pálido. Cuando caminaba parecía que flotaba su aura daba tranquilidad.

Llegaban los demás, los aplausos y las ovaciones hacían retumbar el salón, todos disfrutaban la maravillosa presencia de los ascendentes, pero aún quedaban 4.

Aries cruzaba por la puerta, un hombre deslumbrante al cual todos se arrodillaron en señal de respeto, caminaba con superioridad, un traje amarillo del cual destacaban dos cuernos que sobresalían por sus hombros, una capa amarilla que sobre salía por sus caderas con detalles de diferentes estrellas de su constelación, botas de punta hasta sus rodillas de color negro, su pelo era rubio con rayos blancos, sus ojos eran de color naranja y portaba una corona dorada con los símbolos de su signo.

todos estaban impactados con el nivel de los nuevos gobernantes la imponencia, lo brillantes, la elegancia que emana cada uno de sus auras verlos pasar por la gran puerta celestial era un deleite para todos los presenten que tuvieron la dicha de ver sus entradas.

aunque hasta el momento todo era felicidad, el entorno del gran salón se torno con miedo, pánico pues el siguiente signo que descendió de su constelación hizo que todos se paralizaran.

La puerta se abrió un aura de batalla color negro y rojo ilumino el salón, las personas se sentían intimidas y con miedo, parecía que salía de las llamas un hombre muy grande con un hacha de batalla gigante, una armadura negra que dejaba al descubierto sus fuertes brazos, en el centro con una luz blanca se formaba la constelación de Escorpio, de los hombros hasta unos brazaletes negro con dorado caía una gran capa negra traslucida con diamantes brillantes hasta el suelo, una túnica corta que empezaba en las caderas y terminaba arriba de las rodillas cubierta por tres placas con gemas incrustadas, unas canilleras doradas que llegaban hasta las rodillas y terminaban en punta y unas sandalias negras que se enrollaban por sus pantorrillas hasta las rodillas. Su pelo era tan negro como la noche, una barba completa media, sus ojos eran de color rojo tan penetrantes que creías que te robaban el alma, su rostro poseía una belleza jamás vista. 

AMOR ENTRE SIGNOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora