14. Un Portal Y Malas Noticias

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Zigor y yo intentábamos encontrar una entrada hacia todo ese desastre. Por mucho hueco que intentáramos hacer se volvía a cerrar.

Tenía que haber una entrada. Zenda no podía quedar ahí, y esperaba que estuviera bien.

-Con una cuerda, podemos bajar ahí, buscarla y subir -habló Zigor.

Estuvimos unos treinta minutos buscando cuerdas. Las que teníamos no eran suficientemente largas como para bajar solo con una. Teníamos que hacer nudos unas con tras para poder bajar. No sabíamos si los nudos eran resistentes como para aguantar la bajada y la subida.

Había que intentarlo.

El que bajó ahí fui yo. Tenía dos escopetas a cada lado de mi cadera por si había Anisks. Al bajar todo era oscuridad, no se veía nada. Apunté con la linterna a todo mi alrededor. La planta sí era efectiva, tenía un tiro en la cabeza y estaba muerto a solo unos metros de donde yo bajé.
Busqué a Zenda con la mirada y la encontré en el suelo hiperventilando.

-Humana -al escucharme se levantó y me abrazó -¿Estás bien? -Ella negó.

Vi su mano llena de sangre. La miré asustado. La cogí de la cintura y moví la cuerda para que Zigor nos subiera, pero no lo hacía.

Una de esas cosas nos intentó atacar. Saqué la escopeta y le disparé en la cabeza.

-Joder, que pasa -intenté buscar una salida, pero no había.

-Nos vamos a morir -susurró. Su corazón latía muy rápido, eso me ponía aún más nervioso.

Volví a mover la cuerda y esta vez si conseguí que nos subiera.

-¿Que mierda hacías que no nos subías? -me quité la cuerda de la cintura.

-No estamos solos -me miró y yo fruncí el ceño -Su cabeza parecía una bola gigante, no tenía manos, pero sus piernas parecían el cuello de una jirafa -miré a Zenda que estaba medio desmayada.

-Tenemos que volver, tiene un disparo en la pierna, a perdido mucha sangre -Zigor la miró y la cogió en brazos.

Ladee la cabeza y comenzamos a correr.

Llegamos a la mansión. Al ver la sangre que Zenda estaba chorreando se pusieron alerta.

-Tenemos que ayudarla, mirar si tiene la bala dentro y coser, hay que hacerlo rápido a perdido mucha sangre -la metimos en mi habitación.

Mursef era el padre de Zigor sabía más o menos sobre curar ese tipo de heridas. Ya era mayor y su experiencia era mucho más grande que la mía.

-Tiene la bala dentro, trae unas pinzas, toallas, agua fría, hilo y aguja -habló rápido.

Zigor y yo salimos en busca de lo que nos pidió. No tardamos más de cinco minutos. Mursef nos mandó salir a todos para trabajar bien.

Sabía cuáles eran sus tácticas para anestesiar a la gente cuando se hacía una herida así. Salí de la mansión lo más lejos que pude para no escuchar el grito que seguramente Zenda soltara por la boca.

Zigor salió detrás de mí.
Llevaba unos días actuando muy raro, lo había dejado pasar pues tenía muchas más cosas en las que pensar.
Pero creo que había llegado el momento para hablar con él sobre eso.

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