20. La Despedida.

137 20 5
                                    

Yannick.

Las siguientes horas fueron infernales, tener que coger el cuerpo sin vida de mi hermano fue una tortura.

El padre de Zigor no hablaba, solo miraba a su hijo en un ataúd vestido de traje.

-Es un momento devastador para toda la manada -cogí fuerzas para hablar -hemos perdido a alguien fundamental en nuestras vidas. Hemos perdido a Zigor, él fue la persona que daba vida en los peores momentos -me obligué a no mirar el ataúd -desde su llegada cambió nuestras vidas por completo, fue alguien que nos brindó; su amor, lealtad, respeto, todo lo que él podía dar lo daba sin rechistar. Para mí era un hermano, era esa persona que cuando tenía malos momentos estaba conmigo, no se despegaba de mí ni un minuto -sonreí -fue gracias a él que conseguí conocer a Zenda, mi luna, gracias a él pude llegar a la felicidad y ahora me la está arrebatando poco a poco con su muerte -miré a su padre -¿cuántos malos momentos nos dio Zigor? No os sé decir ninguno, él solo me dio felicidad y en él encontré un mejor amigo, un hermano. Si tan solo hubiera una forma de traerlo de vuelta creerme que no me lo pensaría -miré a Zenda que estaba abrazada a mi hermana mientras ambas lloraban -. Desde que soy alfa de esta manada nunca perdimos a nadie, y... -El nudo en mi garganta ya casi no me dejaba hablar -la primera muerte es él, mi mejor amigo -negué escondiendo mis manos en mi cara -dijiste que miraremos la última estrella de la noche y pensáramos en vosotros, que habéis conseguido ser felices -sonreí -para mí eres todas las estrellas Zigor, eres esa persona que siempre ilumina todo. Esta noche miraremos hacia el cielo, veremos esa estrella y entonces sabré que realmente eres feliz, que cumplisteis vuestro sueño de estar juntos. Nos vemos en las estrellas pequeño y el último aullido será la liberación del dolor y el vacío que dejas en mi corazón hermano -me arrodillé al igual que toda la manada.

Mursef se posicionó donde yo estaba, respiró profundo y sonrió.

-Una vez mi hijo me dijo algo que me hizo ver las cosas de forma diferente: «papá, hoy me di cuenta de que la felicidad no es algo material, la felicidad es ver a los que quieres sonreír sinceramente sin necesidad de fingir, te vi sonreír y supe que esa era mi verdadera felicidad» -limpió sus lágrimas -Zigor antes de entrar a la manada no tenía a nadie, siempre fue un lobo solitario y no tuvo a un padre o a una madre que le dijera cuánto lo amaba -miró a su hijo -yo intentaba decírselo cada vez que podía y más bien se lo demostraba, pues las palabras se las lleva el viento, intenté darle todo el amor y el respeto que él se merecía, porque nuestro alfa dijo una verdad muy grande: «Zigor solo daba felicidad a la manada» -. Una sonrisa apareció en sus labios -hijo, tu también fuiste, eres y serás mi mayor felicidad. Eras muy querido y respetado por la manada, por eso me gustaría proponer algo -todos asentimos -hoy por la noche haremos una fogata, bailaremos y cantaremos una de tus canciones favoritas, esa canción que siempre estabas cantando -todos reímos -¿lo haremos? -Me miró.

-¡Si! -Levanté la mano y todos me siguieron.

-Zenda -Mursef la llamó.

Ella fue donde él estaba.

-Yo no sé qué decir en estos momentos, he perdido a mis dos mejores amigos, porque si, fosforito se convirtió en uno, estos últimos días pasábamos mucho tiempo juntos. Recuerdo que hace unos días intentamos hacer un bizcocho -rió mirando a Zigor -me dijo que se aburría y que quería cocinar, aunque no tuviera ni idea. Nos fuimos a la cocina y me preguntó ¿cómo se empieza? -Volvió a reír -era la persona que daba felicidad a la manada, estoy con ellos dos, recuerdo que ese mismo día estuvimos hablando sobre nuestras lunas, él me había dicho que nunca la había sentido, que igual ni tenía yo sabía que sí, una persona como Zigor era imposible que no tuviera la felicidad asegurada, pues él se merecía todo lo mejor y no sé -tragó saliva y negó -no sé si allí donde esté es feliz, si encontró a Alex y ahora están juntos, realmente no sé si hay algo después de la muerte, pero ojalá si lo haya y él ahora esté con esa sonrisa increíble en los labios -limpió sus lágrimas -una vez me hizo una pregunta muy extraña, y no he dejado de pensar en ella: «¿Nunca has pensado que igual tu vida es un sueño y dentro de poco te despertarás y nada de lo que viviste es real?» ojalá, ojalá todo fuera un sueño y tu estuvieras con vida fosforito. Se que Alex y tú seréis muy felices juntos, erais el uno para el otro, estabais locos los dos -todos reímos -cuando Alex murió me hice una pregunta y ahora me la vuelvo a hacer: ¿por qué las mejores personas son las que mueren? ¿Por qué simplemente no pueden ser felices? Felices en este mundo, con los que los quieren. Zigor y Alex para mí son personas a las que se les debe admirar, y me odio porque a ninguno de los dos se lo pude decir a la cara. Os amo. Creo que eso es lo peor que tenemos los seres humanos, arrepentirnos tarde de las cosas, no decir las cosas en el momento, cuando podemos hacerlo. Me odio por eso. Gracias Zigor por estar conmigo. Y te prometo que nunca perderé la partida, por ti la ganaré y llegaré hasta el último nivel -sonrió y se acercó a mí.

Eso último no lo había entendido. Serían cosas de ellos dos. La manada entera nos arrodillamos en el suelo. Cerramos los ojos y estuvimos en silencio por un minuto.

-¡La manada siempre estará contigo Zigor! -Gritó un hombre.

-¡Siempre serás nuestra alegría cabrón! -Gritó Eros.

-¡Hasta el último aullido! -Grité yo.

-¡Nos vemos en las estrellas fosforito!

-¡Por siempre y para siempre! -Gritó mi hermana.

Toda la manada aullamos. Miramos hacia el ataúd.

-Tu siempre serás mi estrella favorita hermano -lo miré -esa que siempre brillará en la noche y en mi corazón -salí de la iglesia.

Miré hacia el cielo. Ya era de noche.

Este día murió una gran parte de mí.

Murió mi mejor amigo.

Mi hermano.

-Te esperaré con ansias hermano -miré hacia el cielo.

Todos nos arrodillamos en el suelo mirando hacia el cielo. Esperando que la última estrella cayera del cielo.

Nadie apartaba la mirada de cielo.

Yo veía borroso por las lágrimas, pero no quería cerrarlos, no quería apartar la mirada.

Zenda se derrumbó a mi lado al ver la última estrella brillando con mucha intensidad.

-¡Lo consiguió! -Gritó ella feliz -¡Ahí están! -gritó fuerte -¡fosforito, lo conseguiste! ¡Ya estás con ella!

-¡Vamos hermano! ¡Brilla fuerte pequeño! -Toda la manada aullamos.

-Lobo, lo consiguió, está con ella -nos miramos y sonreímos -. Nos veremos cada noche fosforito -todos miramos al cielo.

Hola!!! Creo que este es el capítulo que más me ha costado escribir. Me encuentro llorando como una magdalena.

De verdad que un millón de gracias por el apoyo que le estáis dando a la historia.

Siento haceros llorar... Me encuentro igual que vosotr@s. Duele... Se que es un personaje ficticio, pero duele... 🤦🏻‍♀️💔

Anclada✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora