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—¿Qué quieres pedir para cenar? eres el invitado así que elije lo que quieras.

—¿Acaso no sabes cocinar Kenma? —preguntó divertido el pelinaranja.

—Claro que si s-

—Papá es MUY malo cocinando, la mayoría de veces pedimos de comer o la abuela nos envía comida. —dijo Masaki entretenido en su videojuego.

—¡Oye!...no me delates. —le murmuró a su hijo.

—Ya veo —rió—. Bien pediremos a domicilio.

—Genial ¿qué cosa quieres? —pregunto el rubio tomando su telefono.

—Pediremos ingredientes, ya que me dejaste dormir aquí por esta noche cocinare algo para ustedes.

—¿Comer comida de Shoyo? está bien por mi.

—Perfecto. —sonrió Hinata.

Treinta minutos después su pedido llegó, el pelinaranja acomodó su ropa y fue hacía la cocina, le impresionó lo ordenada y limpia que estaba pero supuso que era por falta de uso. Con los pocos utensilios que había dio manos a la obra, cortó verduras y un poco de pollo, preparó una fácil y deliciosa salsa y en menos de una hora la comida estaba servida en la mesa.
Masaki y Kenma miraban todo con sorpresa y sintiendo como su boca se hacía agua por lo delicioso que todo se veía y olía.

—¿No quiere adoptarme usted Hinata-san? —dijo el menor cuando dio el primer bocado.

—Estoy aquí ¿lo sabes? —habló ofendido Kozume.

—Me alegra que te guste Masaki-kun. —le sonrío feliz.

—Ven mas seguido por favor.

—Pagame entonces. —bromeó ante el comentario del rubio.

La cena prosiguió entre risas y conversaciones, Shoyo confirmó que el Kozume menor tenía la tranquilidad de su amigo pero aquella personalidad juguetona era digna de Kuuro. Luego de lavar todo lo usado Kenma preparaba un poco de cafe para acabar la velada de manera amena.

—Buenas noches papá, adiós Hinata-san.

—Fue un gusto conocerte, espero mis hijos y tu puedan hacerlo pronto. —dijo amable.

—Igual yo. —contestó con una pequeña sonrisa para luego irse.

—¿Un café? —pregunto Kenma.

—Claro. —aceptó.

El par fue a la sala y se sentó, por algunos minutos el silencio fue lo que acompañó a ese delicioso café, uno de ellos pensando algo que no lo dejaba tranquilo del todo.

—¿Quieres preguntar algo? —comentó el cabeza de pudin divertido por ver el conflicto en el rostro de Hinata.

—A-Ah lo siento... —se disculpó apenado— ¿Fue difícil? —preguntó al fin.

—¿Difícil?

—Ser padre soltero.

—Para nada, aunque en realidad no estuve solo, mis padres me ayudaron al igual que el idiota de Kuuro. Algunos del equipo también me apoyaron en esta larga y difícil travesía de cuidar a un niño.

—Que bueno por ti. —sonrió algo triste.

—¿Sucede algo...?

—No, nada, no te preocupes.

—Shoyo-

—Ya es tarde —interrumpió—. Debo irme temprano así que mejor ya voy a dormir, gracias por todo Kenma.

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