✈︎🅁🄾🅂🄰 🄲🄾🅁🄰🄻☁︎

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Era de mañana, una mañana algo solitaria, o al menos así lo sentían los gemelos. Se despertaron sin el llamado cálido de su papá, sin escuchar sus buenos días y sentir la caricia en sus cabellos.
Azami se sentía terriblemente culpable, sabía que era su culpa.

—Vamos a desayunar Zami. —le sonrió tenuemente su hermano.

—Si. —se levantó de su cama y siguió al ojiazul.

Cuando llegaron a la cocina listos para preparar su comida, vieron a Shoyo prepararla en silencio. El menor de los Hinata no evitó temblar levemente intentando retener sus lágrimas.

—Buenos días papá. —saludó primero Victor y Azami no pudo maldecirlo más.

—Buenos días. —contestó.

El ambiente era frío y un poco incómodo, el pelinaranja sentía una molesta opresión en el pecho y no aguantó más con la culpa.

—¡Lo siento mucho papá! —gritó, Shoyo detuvo sus movimientos pero no volteó— ¡No quise decir eso, no quería que te sintieras como si no importaras!

—Zami...

—Tú siempre estuviste con nosotros, nos enseñaste todo lo que sabemos y somos lo que somos gracias a ti. No quería que te sintieras menos por culpa de mi enojo, no tienes nada que ver con mis problemas, y tampoco es tu culpa que nuestro padre no sea bueno en su papel.

Sintió que un gran peso salía de sus hombros pero aún tenía miedo, miedo de la reacción de su papá y miedo a que siguiera enojado con él.
Pero todo ese temor se fue al sentir un abrazo, uno cálido y de sus favoritos, ya que la persona que se lo daba era su favorita.

—Está bien, no tienes que preocuparte, me alegra que te expreses y no guardes todo para ti mismo. —dijo acariciando la espalda de su pequeño.

—Lo siento mucho pai... —sollozó.

—Shh está bien, no estoy enojado, sólo quería darte tu espacio. A veces puedo ser un poco asfixiante. —rió suavemente.

—No me importa.

—Ya todo está bien...ya no debes cargar con eso solo.

—¿Qué...?

—Azami sé que parezco ser distraído pero fui yo quien los tuvo 9 meses aquí —señaló su vientre—, y puedo ver claramente cuando me estas mintiendo.

—Pero-

_¿Debió ser difícil verdad? Pero ya nada de eso importa, me ayudaste y siempre estaré agradecido por eso —le sonrió acariciando las mejillas del menor y quitando las lágrimas que aún había—. Ahora sólo debes preocuparte por ti porque yo estoy bien, estoy muy bien gracias a ustedes.

—Vamos a cuidarte aunque no quieras papá. —sonrió Victor.

—Ese es mi trabajo. —dijo con un puchero.

—No seas testarudo papá.

—Ya vamos a desayunar —sonrió feliz— ¿Hijo estás bien? —preguntó preocupado a Azami.

—Sólo tengo un poco de frío...

—Pero no hace frío. —habló preocupado el gemelo mayor.

—Azami tienes fiebre —informó el mayor—. Debes quedarte en casa, llamaré a Ukai-san para decirle.

—No es necesario papá, no estoy tan mal.

—Te quedarás aquí y fin de la discusión.

Azami no replicó más, era en vano discutir con su papá cuando estaba tan decidido a que se quede en casa por ese día. Al parecer las fuertes emociones le dieron una mala pasada en su cuerpo pero por otro lado estaba aliviado, no tenía que lidiar con aquellas dos personas.

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