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—¿Es un buen día papá?

—Se podría decir. —sonrió mientras servía el desayuno.

—¿Algo bueno en el trabajo?

—No.

—¿Saldrás con tus amigos? —preguntó esta vez Azami.

—Algo así.

—Ya se me acabaron las ideas~ —se quejó Victor.

—¿Tendrás una cita verdad?

Shoyo soltó una pequeña risa y ese fue el indicativo para los gemelos de que el menor de los Hinata estaba en lo cierto. El trío se sentó a la mesa para disfrutar de la comida, en un sábado cálido y hermoso.

—¿Papá pasa algo...?

—Yo...tengo miedo —admitió—. Tengo miedo de enamorarme y sufrir otra vez.

—No será así papá, estoy seguro que todo estará bien. —dijo su hijo mayor.

—¿Quién podría asegurarme eso?, tal vez el amor no es algo que este en los planes de mi vida. —sonrió lastimero.

—Estoy seguro que Tsukishima-san te quiere mucho, tal vez tú no quieras verlo pero Victor y yo nos damos cuenta lo mucho que él desea acercarte a ti.

—¿Si...?

—Si papá. —le dio una sonrisa Azami.

—¿Tsukishima-san te hace feliz papá? —cuestionó Victor.

—Creo que si —rió avergonzado—. Desde que nos vemos más, desde que volvió a mi vida siento que es más especial cada día.

—Entonces debes darte la oportunidad, tú más que nadie la merece.

—Muchas gracias niños. —el mayor tomó las manos de sus pequeños y las apretó con cariño.

El mayor apoyo que necesitaba y que deseaba era de sus hijos, después de todo eran su vida, pero tal vez era hora de soltarles un poco la mano y encontrar otro camino. Buscar su felicidad luego de sufrir por varios años, sentir el amor como hacía tanto no lo hacía. Era su hora de ser feliz.

Con aquello en mente Shoyo se preparó para su cita con el rubio, de nueva cuenta su dilema con respecto a su vestuario pero con un poco de ayuda de sus hijos logró entonces el oufit perfecto.
Unos pantalones azul claro con algunas aberturas, una playera negra básica y por última una camisa a cuadros color mostaza, perfectamente armonioso con su cabello, y por último unos lentes de sol de tonos amarillos cortesía de Víctor.

—Te ves muy bien papá. —le alagó el ojiazul.

—No creo que sea mi estilo chicos...

—Si lo es, no seas modesto. —regañó Azami.

—¡Ya debo irme es tarde! —dijo de pronto— ¡Los amo, nos vemos luego! —se despidió rápidamente tomando sus llaves y su teléfono.

—En verdad se ve feliz.

—Lo sé...espero todo vaya bien.

Rogaban que la cita de su papá fuera un éxito, aún así estarían atentos al comportamiento del cuatro ojos mayor, nadie era totalmente aceptado sin su previo interrogatorio por parte de ellos.

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