Capítulo V

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Abrí los ojos, encontrándome con unos oscuros.


Me removí, sintiendo que esos ojos no pertenecían a nadie de mi familia. Lo siguiente que pude reconocer fue un lacerante dolor en mi estómagoo, justo en la parte derecha.


Entonces sí que miré con atención a mi alrededor.


El hombre atractivo del restaurante se encontraba parado, mirándome fijamente con sus ojos oscuros. Gemí de dolor toqueteando mi vientre, sintiendo por encima de la bata el vendaje.


- ¿Te encuentras bien?


Negué con ganas de echarme a llorar, completamente asustada. Me quejé que me dolía y cuando él se aproximó a mirarme pude ver sus manos manchadas de sangre. Mi sangre.


Hiperventilé y cuando me di cuenta de mi propio estado alterado, tomé mi cabeza, contando números en voz baja, una forma de tranquilizarme que el doc me recomendó.


- Tranquila, todo está controlado ahora.


Gemí con pánico, temerosa de que las llamas regresasen.


- Será mejor que llame a tus padres.


Cuando entraron no pude sino mirarles aterrada, aviso que le fue suficiente a mamá para correr a abrazarme. Quise llorar en su pecho, pero estaba tan horrorizada porque el temor atrayese otra vez al fuego.


Mi padre le agradeció al hombre, para que luego este se marchase en completo mutismo.


- ¿Y Noelia?


- Está fuera.


Comprendí que se encontraría afectada, así que por eso evitaban que me viese, o podría transmitirme su pánico.


Un doctor de piel oscura entró. Su forma de hablar inglés me llamó la atención y tuve ganas de morirme cuando apartó la bata para examinarme la herida. Ni siquiera pude mirarla o posiblemente entraría en shock nuevamente.


Supe que habían transcurrido apenas unas horas desde el accidente.


- Menos mal que el doctor Cullen estaba allí. - dijo el médico sonriente .


Rodé los ojos a mi madre quien me explicó que aquel hombre atractivo del restaurante eran médico y que fue él quien reaccionó antes que cualquiera para ayudarme. Me sentí confundida, ¿cómo un médico puede ser tan joven? Se conserva muy bien.


Sentí que me pesaban los ojos y no me di cuenta cuando caí en un profundo sueño.


Creo que desperté cerca de un día entero después. Había oscurecido cuando vi a mi prima sentada en un silla a mi lado, tomando mi mano. Estaba ojerosa y seguía vistiento la ropa de ayer. Mi papá estaba echado en el sofá durmiendo.

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