Terminé mi examen de francés. No sé por qué diablos Edward me hacía aprender francés. También me enseña portugués.
Las dos eran lenguas latinas, así que su pronunciación me costaba mucho, pero practicaba con Alice y él casi las veinticuatro horas del día. Incluso incorporaban a mi dieta comidas típicas de ambos países. A decir verdad, prefería que Edward cocinase las recetas desconocidas, porque cuando Alice se metía a preparar algo que nunca antes comí, no sabía qué resultado esperar. Y como no sabía qué esperar, lo que me comía me sabía normal. Solo confiaba en que Edward se fijase que Alice no sacaba nada que pudiese matarme, al fin y al cabo, soy humana.
Habíamos salido a una pequeña función teatral. Alice me vistió de una forma muy chic, según ella, por lo que me sentí algo rara durante toda la noche. Además, la gente del lugar nos miraba como a bichos raros, supuse que por la belleza evidente de los hermanos Cullen.
Edward caminaba tranquilo hasta donde entregaban las entradas, donde un señor vestido de traje nos indicaba que nos diésemos prisa, pues la función iba a comenzar muy pronto. Caminé entre ellos dos, con Edward dándome la mano.
Las cosas habían sido un poco raras entre nosotros a causa del intento de "colocarnos en primer lugar". ¿Por qué? Bien, en principio no pensé ser tan fría con Edward. No es que lo hiciese adrede, pero mi cuerpo entero se negaba a dejarle que nos besase otra vez e incluso empezó a rechazar sus abrazos. En cuanto a él, resultaba muy paciente y se conformaba con mis disculpas. Pero sabía que a Cullen también le costaba ponerme a mí en un lugar "amoroso" en su corazón. Bella había calado muy profundamente en su corazón, posiblemente jamás dejase de ser la dueña del mismo.
No entendía bien si iba a funcionar, pero comenzaba a cansarme.
Escuché a una mujer a mi espalda, sentada y hablando con su amiga. Volteé a verlas, y me sorprendí al comprobar que eran bastante jóvenes.
Alice brincó en su asiento cuando salió la primera escena de la comedia de Oscar Wilde.
Ella dijo que Carlisle, su padre adoptivo, pudo conocer al escritor dado que convivieron en Londres en un corto periodo de tiempo.
La obra fue amena, en muchas partes graciosas, y pude ver como incluso Edward se reía. Y eso que él seguramente se sabría el escrito de memoria.
Las mujeres a nuestra espalda seguían cuchicheando, pude escuchar que se referían en varias ocasiones a Edward.
"Oh, cuida de sus hermanas pequeñas". Alice rodó los ojos y me vio con una ceja levantada.
A mí me causó muchísima gracia que ellas babeasen por Cullen, no sé, es que él tiene 17 años. Está bien que ahora, vestido con traje, aparente uno veintipocos, pero no es como para andar hablando de él y perderse una obra de teatro tan bien hecha y preparada.
Edward por su parte obviaba los comentarios indecorosos, a decir verdad, comprendí que él también estaba incómodo, posiblemente por los pensamientos de ellas. Si hablaban de una forma tan sucia, ¿qué tipo de cosas pasarían por sus mentes?
Le susurré a Alice en el oído que se hiciese pasar por la novia de Edward durante un momento, para que dejasen de molestarlo, pero ella me respondió con descaro que era yo quien jugaba con él a los besos en la habitación.
Pasé de darle un guantazo, porque ello provocaría que me rompiese en astillas los huesos de la mano entera, así que miré con vergüenza a Edward, quien había escuchado la frase de su hermana gracias a oído vampírico que poseía.
Y ahora Alice me había colocado a mí en una situación complicada, porque de no hacerle caso en cuanto a lo de la novia quedaría como que no deseaba ayudar a Edward, pero haciéndolo, sería un poco raro.
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OCASO
ФанфикAlexandra es una Vlad, lo que significa poseer un corazón fuerte y un carácter particular, casi extravagante. Sin embargo, una enfermedad mental ha azotado a su familia paterna durante siglos, y parece haberse manifestado con mayor fuerza en ella. D...