Capítulo X

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Removí mis pálidas manos, a la vez que me cruzaba de brazos y colocaba un ligero puchero en mis labios, cosa que hizo algo de gracia al doctor Cullen, pues empezó inmediatamente a reír con esa risilla musical.

- ¿Por favor?

No pudo resistir mi mejor cara de convencimiento, porque abrió la boca un segundo después. Dado que no continuaba, me decidí a probar mi echar mi última carta, un todo o nada.

Levanté mi cuerpo del diván, acomodando mi camisa violeta y dirigiéndome al sofá individual donde él permanecía, allí me atreví a sentarme en el impoluto suelo y poner mi rostro sobre una esquina, rogando que me contase.

- Está bien. - suspiró nervioso y levantó su mano, acariciando mi mejilla con una particular adoración- Mis hermanos se llaman Emmet y Jasper y mis hermanas Rose y Alice.

- ¿Cómo son?- pregunté ladeando la cabeza y alzándome del suelo, para luego situarme en el manillar del sillón del doctor. Mordí mi labio y osé, no sin cierto pudor, recostar mi mejilla contra su hombro. Definitivamente el olor dulce aquí era muchísimo más intenso y delicioso, además, podía contemplar su piel marmólea mejor, y lo más impresionante, escuchar más cercana esa voz que superaba en suavidad al terciopelo.

- Alice es la más pequeña. Es cabezona, revoltosa, además de muy listilla. - sonrió el doctor- Un poco desesperante en la mayoría de ocasiones pero también la que mejor me sabe entender dentro de mi familia. Ella y Emmet fueron adoptados inmediatamente después de mí, así que son a los que más conozco. - interrogué cómo era Emmet a la vez que tomaba su mano y acariciaba con mis temblorosos dedos los suyos - Es gigantesco, bromista y odia perder. También resulta el más divertido, aunque a veces sus travesuras resultan un poco pesadas, sobretodo si llevas demasiado tiempo soportándolas.

- Me encantaría tener un hermano travieso. - murmuré colocando mis dedos contra los suyos. Miramos nuestras manos, su palidez perfecta contra el tono luna de las mías. - Continúa.

- Luego vienen los gemelos, Rose y Jasper- dijo él tamborileando mis dedos suavemente, con cuidado y precaución, como si fuese de cristal y no de carne y hueso. - Rose es muy egoísta en ocasiones, pero también muy protectora. Tiene una personalidad muy parecida a la de tu prima. Siente aversión hacia los que no pertenecen a nuestra familia.

- Tal vez se siente fuera de lugar con los desconocidos. - dije bajo- Tal vez le hicieron daño en el pasado y por eso la desconfianza.

- Sí, bueno. -  el doctor Cullen me miró con nerviosismo- Jasper está alterado casi siempre, pero no al estilo Emmet, sino más bien aterrado. Sobretodo ante grandes aglomeraciones. - sonrió como si aquello le causase gracia. Le miré a los ojos confundida- Cuando estamos a solas no es para nada así, sino más bien conciliador y agradable, a veces hasta se atreve a participar en las cosas de Em.

- Me agrada mucho la gente traviesa , conozco a tan pocos así. - dije.

La sesión estaba a punto de finalizar, eran menos cuarto para las siete. Mi madre estaba fuera, escuchando algunos discos que el doctor Cullen había comprado especialmente para entretenerla. Canciones de lo Beatles en su mayoría.

- Siempre me toca. - murmuré.

El doctor Cullen paró en seco la caricia de mi mano. Se removió y provocó que por ello yo misma tuviese que apartarme.

- Esto no es correcto. - advirtió espantado.

Alcé una ceja divertida. Luego me acomodé en su hombro otra vez, suspirando.

- Mi cuerpo empieza a acostumbrarse a usted. - dije cerrando mis ojos. Su frío me resultaba ahora casi tan embriagador como el de Noelia. Y como ella no estaba, lo aceptaba gustosamente- Ojalá no tuviese que dejarlo.

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