Capítulo XXIV

2K 146 29
                                    

- Los Vulturis son la ley. En realidad, ellos definieron nuestras normas a través de la instauración del castigo. Quiero decir, según Carlisle, cuando los clanes de los rumanos y el de los egipcios imperaban como los dos grupos más poderosos, nadie se preocupaba en absoluto por mantener el secreto, es más, estos clanes tenían la libertad absoluta de obrar como quisiesen. Los egipcios optaban por mostrarse como dioses, obligando a la humanidad a ser sus esclavos y siervos, los rumanos masacraban a las personas solo por alimentarse, a la vez que los nómadas recorrían el mundo a su placer. La humanidad era joven, inexperta, nunca guardaban nada aparte de cuentos susurrados por las diferentes generaciones sobre nosotros, así que esa clase de existencia podía concebirse. En cambio, la llegada de la escritura, del testimonio por escrito, puso fin a ese estilo de vida despreocupado. Los cuentos de viejas quedaban escritos, y Aro, suspicaz, supo que aquello no podría mantenerse durante más tiempo, que los humanos, numerosos, sospecharían. Y vio también el terror de ellos hacia lo desconocido, su capacidad de creación e ingenio para aferrarse a la vida, y en todo ello, encontró nuestra perdición.

《Carlisle está convencido de que Aro y Cayo aman el orden porque ven en el caos nuestra destrucción. Ellos escuchaban sobre los rumanos, bestiales a la hora de exterminar poblados enteros y matar a causa de la sed y el descontrol, esos les hizo replantearse qué clase de destino nos depararía por tener sujetos de semejante calaña entre los nuestros, exponiéndonos de tal forma. Aro encontró a Marco, observando en él todavía siendo humano la capacidad, el potencial que tenía. Marco, convertido en vampiro, poseía un curioso don para determinar qué lazos existían entre las personas, un don del que Aro quedó maravillado. Y observó que las capacidades humanas, en esta nueva existencia, podían verse como dones extraordinarios. Probó con su propia hermana, luego con otros, perfeccionando su suspicacia para coleccionar dones de esta manera. Supo de inmediato que los dones de Marco y el suyo propio, en medio de una lucha física contra los rumanos, expertos en el arte de destruir, se verían un poco inútiles, así que buscó a lo largo y ancho del mundo personas con otro tipo de talentos. Se fijó bien, hallando por casualidad a Chelsea, con un don parecido al de Marco, pero más poderoso ya qur ella no solo podía saber los lazos, sino que los manipulaba a su antojo, fortaleciendo o suprimiendo los mismos según su placer. Y gracias a ella consiguió reunir a más miembros entorno a él, miembros que lo adoraban como a un líder, incluso como a un guía o padre.

《 Los rumanos nunca se preocuparon por el nuevo clan, ellos los veían como pocos y no sabían de sus capacidades, aparte, se encontraron con serios problemas en su propio territorio. Los niños de la luna empezaron a hacerse numerosos en el mismo, y ellos, tan afanados al placer del alimento humano, apenas los cazaban ya como antaño. Los hombres lobo habían salido de la isla donde los primeros líderes rumanos los habían echado, regresaron desde Britania a Europa.

《 Cuando los Vulturis vieron que la situación con los niños de la luna resultaba incontrolable para el clan rumano, decidieron que la hora de intevenir era la adecuada. Ayudaron en la extinción de los lobos, incluso instaron a los rumanos a enviar una comitiva a Britania, a sus densos bosques, en busca de los primeros niños, un viaje del que jamás regresaron, algo que por supuesto Aro sabía de antemano.

《 Bien, con los rumanos siendo menos numerosos, apenas la mitad de su número original, los Vulturis decidieron poner en práctica a sus nuevas armas, Alec y Jane, los gemelos que descubrieron por casualidad. Ellos poseían dones muy poderosos, Alec cegaba por completo todos los sentidos y Jane te hacía sentir un auténtico infierno, capacidades algo visibles aún cuando eran humanos, cosa que logró que Aro los incorporase de inmediato a su aquelarre. Soportó los años necesarios y los convirtió con apenas catorce, la edad perfecta para que ellos fuesen tan leales como hijos, sin anhelo por hallar un compañero, apenas eran niños. Los usó en la batalla, masacrando a los rumanos que, a pesar de poseer un potencia impresionante en cuanto a fuerza y velocidad, así como milenios de experiencia en cuanto a batalla, quedaron inválidos y perdidos.

OCASODonde viven las historias. Descúbrelo ahora