Jimin estaba feliz. Habían terminado las clases y era víspera de navidad y el amaba esa época porque le recordaba a su madre quien se emocionaba como niña pequeña cuando ponía su árbol de navidad y sus adornos.
El Omega había guardado todas las cosas de su madre y había aprovechado la ocasión para sacarlas y adornar su pequeño departamento que parecía una villa navideña.
Aún era temprano cuando sonó el timbre de su casa. Al abrir una corriente helada entró por el departamento llevando hasta su nariz un delicioso olor a tabaco y menta. Jimin sonrió feliz.
Aún no perdonaba del todo al Alfa, quien ya se había instalado de planta en Seúl e iba casi todos los días a ver al Omega. Desde que habían hablado en el coche, Jung-kook había hecho todo bien para ganarse a Jimin de vuelta. Incluso, le había presentado a Dal en una video llamada y la niña había dicho que el chico de la tele era muy guapo y quería apretar sus cachetes redondos.
Sin embargo, Jimin iba despacio, sentía que se lo debía así mismo. Así que cuando Jung-kook iba a verlo, no lo dejaba pasar, se quedaban a platicar un rato en el auto y solo se habían dado algunos besos, nada muy acalorado.
Pero este día era diferente. Jung-kook aún estaba de incapacidad por el accidente e iba a preparar la cena de navidad en casa de Jimin, donde estaban invitados Jang Hyuk, Yoo In Na e incluso había invitado a sus amigos de Busan, pero sólo había podido asistir Namjoon.
Jimin dejó que el Alfa entrara en el departamento y le dio un besito en la mejilla cuando estuvo dentro.
-Bebé ¿Pero qué le ha pasado a tu casa?, ¡es como si Santa Claus hubiera vomitado!-.
-¡Cállate zopenco! se ve bonito, no critiques mi casa que aún puedo pedir pizza para cenar esta noche.
-¿Pizza en navidad?...¡SOBRE MI CADÁVER!-.
Jimin rio mientras Jung-kook dejaba un montón de bolsas en la mesa llenas de muchos ingredientes que Jimin no conocía. El Alfa le había dicho que haría una tradicional cena de navidad americana, así que no tenía ni idea de qué iba a hacer.
-¿Quieres que te ayude en algo Jeon?-. Había comenzado a llamarle por su apellido en lugar de algún apodo cariñoso para marcar un poco la distancia.
-No bebé, yo me encargo. Tú instala tu precioso trasero en la silla y veme trabajar, serás mi muso inspirador-. Dijo mientras sonreía pícaro hacia Jimin quien no pudo evitar sonreirle de vuelta.
-Jeon... ¿puedo preguntarte algo?.-
-Ya lo has hecho bebé.- contestó burlón.
-¡Que gracioso!, déjalo, de todas formas no es importante.- soltó molesto.
-Lo siento bebé. Me encanta ver como inflas esas bellas mejillas tuyas cuando te enojas. Vamos, pregunta lo que quieras, te prometí no guardar más secretos.-
-Bueno... ¿Por qué no sé nada de tu familia?.- preguntó dubitativo.
-Porque no hay mucho que contar. Mi padre era Alfa, mi madre Omega. Él era un bastardo manipulador que engañó a mi madre muchas veces, hasta que por fin rompió el lazo y ella, aunque lo intentó, no pudo superarlo y murió. Mi abuela me terminó de criar, pero era peor que mi padre, era violenta y me pegaba constantemente. Cuando murió me alegré y me puse mi primera borrachera para celebrar, tenía 14 años. Jamás volví a saber de mi padre y no me interesa saber. A los 16 entré a trabajar en un restaurante como lava vajillas y lo demás es historia.- Decía con toda naturalidad mientras manipulaba agilmente los ingredientes que habrían de convertirse en la cena.
-Fue amor a primera vista, estar en una cocina donde de ingredientes simples creas los platillos más exquisitos, la pasión, el fuego y no solo me refiero al de la estufa, sino al fuego en los ojos de todos, al orden y el caos que reina a la hora pico. Simplemente es lo más bello que he visto... Después de mi hija y de ti, claro está.- Cuando Jung-kook hablaba de su profesión, era otro. Se transformaba en un ser apasionado, que se perdía en su cabeza y podía estar así horas, hablando de cómo se preparaban platillos, de cómo se servían o de la complicada jerarquía en una cocina profesional.

ESTÁS LEYENDO
Mi vida sin mi
Fanfiction¿Qué pasa cuando lo vida que llevaste resultó ser una mentira? Nada ni nadie puede sacarte del remolino que te arrastra cada vez más profundo sin dejarte respirar. Jimin, un dulce pero solitario Omega, cree que ha encontrado al amor de su vida en el...