Cap. 9 Cayendo de nuevo

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Tan sólo habían pasado un par de días desde la llamada de Jung-kook, pero Jimin sentía que habían sido semanas. No había vuelto a recibir noticias de Busan. Había intentado llamar muchas veces, pero el teléfono no daba tono, los mensajes de texto no se entregaban y él no sabía de qué otra manera buscarlo.

Había pensado salir corriendo a comprar el boleto de tren que lo llevara a su ciudad natal, pero Hyuk le había detenido. Le había explicado que no sabía nada de aquel hombre, que era peligroso y que el lunes tenía que regresar a trabajar. No podía faltar al trabajo sin justificación o perdería la plaza. Aunque la verdad detrás de todos sus argumentos, era que estaba terriblemente preocupado por Jimin. Estaba convencido que el tal Jung-kook solo había jugado con su amigo y que al llegar a Busan se encontraría un terrible verdad que su frágil amigo no podría soportar.

In Na y Hyuk habían intentado mantenerlo ocupado y acompañarlo en todo momento, ya que el Beta había puesto sobre aviso a la Alfa, quien había querido salir a moler a golpes al sin vergüenza que se había aprovechado de su amigo. Fue necesaria de toda la fuerza del Beta para detenerla. Suerte que cuando se lo contó Jimin no estaba cerca, porque sus ojos rojos y la voz de mandó que usó para intentar conseguir que Huyk la soltará, habrían aterrorizado a Jimin. Cuando la pudo controlar, ambos se pusieron de acuerdo para apoyar a Jimin cuanto pudieran.

Aún con toda la ayuda de sus amigos, Jimin se sentía más solo que nunca, se sentía estúpido. Le habían engañado de la manera más fácil, había sido tan sencillo para Jung-kook convencerlo de su linda personalidad que en menos de un par de horas ya estaba gimiendo bajo su cuerpo y el Omega se sentía fatal por eso. Se sentía usado, ultrajado y lo peor es que sentía que lo merecía por haber sido tan estúpido. Pero lo que más le molestaba era que no podía dejar de pensar en el Alfa, se seguía preguntando si estaría bien, si pensaba en él, si en verdad había sido todo una mentira.

Y como si todo lo anterior no fuera suficiente, lo extrañaba. Extrañaba despertar con mensajes subidos de tono en la madrugada o con cursilerías en la mañana. Extrañaba su voz y sobre todo, extrañaba su cuerpo, sus besos y su sexo. Aunque solo habían estado juntos un par de veces, parecía que los besos y caricias que había depositado el Alfa en su piel, hubieran quedado tatuadas en su ser, no podía borrarlas de su memoria.

Además el lobo de Jimin no ayudaba, pues parecía tener conciencia propia, era como si alguien se hubiera instalado en la parte atrás de su cabeza y le susurraba cosas a cada instante. Lloraba porque extrañaba a Jung-kook y se preocupada por no saber si estaba bien. Le rogaba a Jimin para que fuera a buscarlo. Y no sabía como callar esa voz o como alejar esa desesperación anhelante en el pecho. Incluso llegaba a pensar que hubiera sido mejor que ese lobo no hubiera despertado nunca. Solo le había traído problemas y más sufrimiento del que ya de por sí tenía.

***

Cómo todos los días, Jimin iba rumbo a su casa después del trabajo en el coche de Hyuk, pues ya se había hecho costumbre que tanto el Beta como la Alfa lo llevaran. Estaban al pendiente de Jimin casi las 24 horas del días, dado que el estado físico y emocional del Omega se había deteriorado al grado de que había perdido varios kilos y en sus ojos unas grandes ojeras delineaban sus hermosos ojos color avellana.

Cuando el coche se acercó al departamento de Jimin, a éste le pareció extraño encontrar un vehículo estacionado afuera. Hyuk se quedó detrás del mismo y ambos bajaron pues tenían que terminar de preparar una actividad que harían en conjunto en el colegio, o al menos esa era la excusa que había usado el Beta para convencer al Omega de pasar la tarde juntos.

Cuando ambos hubieron bajado del vehículo y Jimin se disponía a abrir la puerta de su casa, una voz que provenía del vehículo estacionado le hizo paralizarse en la entrada con las llaves en la mano.

Mi vida sin miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora