Jimin tragó saliva, su lobo se revolvió en su pecho, el tono de Jung-kook lo había puesto sobre aviso.
-¿De qué hablas?.- preguntó Jimin nervioso.
-Te he mentido... o bueno, no mentido, es solo que te he ocultado quien soy, al menos mi lado malo, porque no quería que te espantaras y me hicieras a un lado...verás, yo estoy maldito, roto. Todo lo bello que viene a mi ser hace mierda, nací jodido.- Dijo escupiendo las palabras.
-Mis malas decisiones y mis actitudes estúpidas arruinan siempre todo. Ya ves, incluso he llegado caer al fondo de las drogas en mi estupidez por sentirme que todo y con todos podía.-
-Siempre pensé que era malo y por eso me merecía cosas malas, merecía perder todas las cosas bellas que he tenido, pensaba que lo merecía y no me importaba...hasta ahora.-
Continuó.
-Sé que no te merezco y que casi te pierdo por mis estupideces, que debí hablarte antes de Dal, pero intentando que no me dejaras... casi te pierdo. Y verás... eso es a lo único que le tengo miedo, pavor en este momento. Tú eres especial, me haces sentir que quizá sí puedo ser feliz, que quizá sí valgo un poquito la pena y que quizá, solo quizá está vez las cosas pueden ser diferentes.-
Jimin enmudeció, jamás se imaginó que el hombre que estaba frente a él estuviera tan dañado, no tenía idea quién le había hecho tanto daño, quién le había convencido de que era malo y solo merecía cosas malas. Pero Jung-kook no era malo, era algo cabezota, eso sí, pero Jimin podía ver lo que nadie más podía ver en el Alfa. Podía ver, ahora con claridad, que solo era un niño grande protegiéndose para no ser lastimado otra vez, por eso ponía esa cara de pocos amigos y hacía como que las cosas no le importaban, pero sí le importaban y mucho.
-Bebé, te prometo que seré diferente, que, a pesar de que no te merezco, haré todo para que jamás te avergüences de mí. Yo... te amo Park Jimin y quiero estar a tu lado toda mi vida.- Mientras decía lo último, una única lágrima rodó por su mejilla.
Jimin corrió a abrazarlo.
-Cállate Jeon, no digas idioteces, tú no eres malo. No sé quién te haya creer eso, pero no eres malo ni mereces que te pasen cosas malas. Eres bueno, y aunque no lo quieras negar, solo tienes miedo de que te lastimen de nuevo, pero yo jamás lo haré, primero me lo hago a mí... Sólo prométeme tres cosas.- dijo con seriedad mientras veía a los ojos de Jung-kook.
-Lo que sea bebé.-
-Primero, no más mentiras, por dolorosa que sea la verdad. Segundo, aunque dices que hace mucho dejaste las drogas, promete que jamás lo volverás a hacer y tercero... Promete que jamás me harás daño.- Dijo en tono suplicante.
-Primero me mato bebé.- Dijo y le besó en los labios.
-Entonces... ¡Bienvenido a casa Jung-kook!.- Dijo señalando el departamento. Jung-kook lo besó y cogiéndolo de la cintura, lo cargo hasta la cama.
[...]
Los días siguientes fueron de ajuste para ambos, Jimin no era la persona más ordenada del mundo, pero no se comparaba con el desastre que era Jung-kook; dejaba ropa tirada por todos lados y siempre olía a cigarrillo, aunque Jimin le había prohibido fumar adentro, el olor de su ropa y de él mismo hacía que toda la casa oliera a tabaco. A pesar de que a Jimin le encantaba ese olor en él, su olor natural, no soportaba el olor a alquitrán artificial de los cigarrillos y siempre peleaba con Jung-kook porque se quitara la ropa antes de entrar.
Por otro lado, el único lugar que Jung-kook mantenía limpio era la cocina y ahí Jimin era quien le volvía loco, pues jamás acomodaba las cosas en su lugar después de usarlas y dejaba los trastos sucios en la encimera durante días.
Pero al pasar las semanas, poco a poco las cosas fueron tomando su lugar. Aunque se veían poco tiempo porque sus horarios no empataban, por un lado Jimin había regresado a trabajar cuando las vacaciones de invierno terminaron y su horario era de mañana, entraba a las 7 y salía a las dos, cuando llegaba casa, casi a las 3 de la tarde, solo un plato de comida con una nota con corazones y mensaje de amor le esperaban pues Jung-kook tenía que salir antes para poder llegar hasta Seúl y comenzar a trabajar en el restaurante a la 1 de la tarde volviendo de madrugada. Casi todos los días, regresaba a casa pasadas las 2 de la mañana y para esa momento, Jimin ya dormía.
Sólo los días de descanso de Jung-kook podían pasar la tarde juntos, solo la tarde porque sus días de descanso solían ser entre semana y Jimin debía trabajar durante la mañana. Aún así se las ingeniaban para tener momentos juntos o dejarse notitas en post it en la mesa o mensajes escritos con marcador lavable en el espejo del baño.
Jimin jamás había sido más feliz, no le importó que, cuando le contó a Jang Hyuk e In Na, éstos no se hubieran mostrados muy contentos, por el contrario, intentaron persuadirlo de que no era le mejor idea, pero a él no le importaban sus argumentos. Jimin realmente no entendía por qué el Beta y la Alfa tenían tan mala fe a Jung-kook. Sí, había cometido un error, pero ni siquiera había sido tan grave, solo había sido un malentendido.
Al final, él les demostraría que estaban en un error y que Jung-kook no era quien ellos pensaba, que realmente era buena persona y valía la pena todo el esfuerzo que necesitase para ayudarlo a ser su mejor versión.
Además, su lobo confiaba plenamente en su Alfa y eso le bastaba.
Y así sin darse cuenta habían pasado tres meses en los que Jimin solo había conocido felicidad. Jung-kook lo mimaba todo lo que podía, haciéndole comidas deliciosas, dejando notitas con poemas y comprándole cuanto él quería. Jimin por fin sentía que las cosas en su vida empezaban a cambiar, que después de todo lo que había sufrido con el cáncer y la muerte de su madre de ahora en adelante, todo iría para mejor. Incluso, sus amigos comenzaban a aceptar al Alfa. Aunque aún le hacían la vida de cuadritos cuando lo veían, ya no le corrían e incluso preguntaban por él cuando salían solo ellos.
Sí, todo comenzaba a estar en su lugar.
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Mi vida sin mi
Fanfiction¿Qué pasa cuando lo vida que llevaste resultó ser una mentira? Nada ni nadie puede sacarte del remolino que te arrastra cada vez más profundo sin dejarte respirar. Jimin, un dulce pero solitario Omega, cree que ha encontrado al amor de su vida en el...