A pesar de que durante la noche había caído una intensa ventisca, el día de navidad estaba completamente soleado, aunque había dejado tras de sí nieve blanca por todos lados y un frío que calaba hasta los huesos.
Después del encuentro entre Jung-kook y Jimin, éste se sintió incómodo en la presencia de Namjoon. No quería que se diera cuenta de la mordida recién hecha; así que cuando entró en el departamento, en lugar de quitarse el pesado abrigo se lo caló hasta el cuello y rápido se metió en el baño para darse una ducha.
Una vez dentro del baño, se quitó la ropa con cuidado, mientras se observaba el cuello. La marca le parecía lo más hermoso del mundo, aunque a su lobo le molestaba que no fuera permanente y se lo hacía saber llenándolo de dudas y suposiciones que Jimin se esforzaba por alejar de su mente, convenciéndose de que Jung-kook tenía razón. Hacer el amor en el asiento de un coche no era precisamente el lugar más adecuado para el encuentro íntimo que requería una marca permanente.
Se dio una ducha rápida y se puso la ropa que había llevado consigo al entrar al baño. Casualmente, la blusa que había escogido era de cuello de tortuga. Cuando salió del baño, Namjoon lo recibió con una de esas sonrisas que lo desarmaban cuando eran pareja, de esas donde sus ojitos se hacían apenas una rayita y sus hoyuelos se marcaban en su rostro.
-Y bien ¿Qué quieres hacer hoy Mini?.- dijo aún con la sonrisa en su rostro.
-Lo que tú quieras Jooni, tú eres mi invitado.- dijo sonriéndole de regreso.
-Lo que quiero es verte sonreír. Así que iremos de compras.-
Jimin sonrió aún más grande y le abrazó con entusiasmo.
[...]
La plaza era enorme. En el centro de Seúl se acababa de abrir un nuevo centro comercial que Jimin se moría por conocer. Como era día de navidad estaba casi solo. La gente aún no salía de sus casas para inundar las calles de la capital.
Primero fueron a comer algo a uno de los lujosos y caros restaurantes de la plaza. Después Jimin arrastró a Namjoon a ver los videjuegos, parando cada tanto a ver ropa y peluches. El Omega no podía parar de sonreír y Namjoon era feliz de verlo así.
Después de horas de dar vueltas por todo el centro comercial y de que Namjoon le comprara todo lo que Jimin quería, se sentaron a descansar en el parque interno de la plaza.
-¿Qué voy a hacer contigo Jooni?.-
-¿Conmigo?.- preguntó confundido.
-Te he dicho cientos de veces que no me consientas tanto, me voy a acostumbrar a cosas bonitas que yo no puedo pagar.- dijo haciendo puchero.
-Me gusta verte feliz, y si quieres algo, basta con que lo pidas aunque no esté contigo, puedo mandarte dinero si tú quieres. Lo que sea por hacerte feliz Mini.- Dijo mientras le abrazaba y acariciaba barbilla.
-Siempre eres hermoso, pero lo eres aún más cuando sonríes, deberías hacerlo más seguido.-
-No digas esas cosas Jooni, no es cierto.- Jimin bajó la mirada.
-Jimin... Si no eres feliz en Bucheon ¿Por qué no regresas a Busan?, los chicos y yo te extrañamos mucho.-
-Y-yo... Lo siento, me da pena decirlo, vas a pensar que soy idiota... y quizás sí lo soy.-
-Jamás pensaría eso de ti. Puedes decirme si quieres, si no, está bien, no te sientas obligado.- Contestó Namjoon en un tono cálido y cariñoso.
-Es solo que... no puedo dejar a mamá sola... No me veas así, sé que ella ya no está, me refiero a su sepultura, voy cada semana a verla y llevarle flores. Mamá no querría estar sola y olvidada por mucho tiempo. En verdad, sé que suena como una locura, pero no estoy listo para... para dejarla ir.- Dijo mientras sus ojos se humedecieron.
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Mi vida sin mi
Fanfic¿Qué pasa cuando lo vida que llevaste resultó ser una mentira? Nada ni nadie puede sacarte del remolino que te arrastra cada vez más profundo sin dejarte respirar. Jimin, un dulce pero solitario Omega, cree que ha encontrado al amor de su vida en el...