Mi vida sin mi

Cap. 31 ¿Así se siente la felicidad?

El Omega se desperezó cuando el sol entró por la ventana. Su estómago no tardó en exigir alimento.

-Ya bebé, ya te daré de comer.- Dijo mientras se acariciaba un abultado vientre de casi siete meses.

Las últimas ocho semanas su vida había sido un sueño. Después de los primeros días de ajuste en su nueva residencia, Jimin se había adaptado a vivir con Jung-Kook, quien se desvivía por cuidarlo y consentirle cada antojo... a excepción de uno. Como buen Omega encinta, Jimin experimentaba un gran deseo sexual, pero al Alfa se sentía receloso y no pasaba de unos cuantos besos acalorados, que dejaban a Jimin insatisfecho y a él mismo con una gran erección, que luego tenía que aliviar por sí solo.

Al salir de la recámara un delicioso aroma invadió sus sentidos. El Alfa yacía en la cocina preparando el desayuno.

-Buenos días ángel- le recibió sonriente Jung-Kook al mismo tiempo que le besaba delicadamente. Jimin respondió mordiendo los labios del otro mientras restregaba su voluptuoso cuerpo en los músculos del Alfa quien solo gruñó.

-¡Jimin!- le regañó.
- ¿Qué? El doctor dijo que nuestro cachorro ya no corre riesgo y que hasta podría beneficiarlo- Contestó el Omega con una pequeña sonrisa en sus labios mientras se sentaba para comer el copioso desayuno que yacía frente a él.
-Sí, pero también dijo que "eso" podría adelantar el parto y no queremos eso ¿verdad?. Anda, come tu desayunó que se enfría, y esta vez no hagas trampa, come también tus vegetales.-

Jimin frunció el ceño pero sonrió al sentirse querido y cuidado. Jamás imaginó que podría alcanzar ese nivel de felicidad y es que por fin todo parecía marchar bien: su cachorro ya estaba en la última etapa de gestación y no había grandes riesgos, su relación con Jung-Kook había avanzado hasta poder sentirse cómodos el uno con el otro de nuevo y hasta Inna y Hyuk parecía que le aceptaban e, incluso éste último, le visitaba con frecuencia. Lo único que oscurecía su felicidad era la situación con Namjoon. Sabía poco al respecto, pues casi nadie hablaba de ello, aunque sabía que más adelante habría un juicio y que sería decisión de él si dar o no el perdón al Alfa y dejarlo que enfrentara las consecuencias. Y es que ahora, que habían pasado meses y que él ya no se sentía tan vulnerable, ya no estaba tan seguro de querer perdonarlo pues sus actos irresponsables estuvieron a punto de costarle la vida y la de su cachorro.

-¿Qué pasa ángel? ¿Todo bien?, no solo puedo ver tu preocupación, también puedo sentirla- Cuestionó el Alfa y el Omega sólo negó con la cabeza. -Vamos ángel, sabes que puedes decirme qué hay en esa cabecita tuya, ya no tienes que lidiar con todo tú solo.- El Alfa se sinceró, - Sé que he sido el peor patán de los patanes y que... no es la primera vez que te pido perdón y que, si es necesario, me la pasaré pidiéndote perdón por el resto de mi vida, pero ahora solo quiero hacer las cosas bien, por él y por ti.- Dijo mientras acariciaba el vientre abultado de Jimin.
Los ojos del Omega se llenaron de agua y su nariz se tiñó de rojo. - ¡Cállate tonto, que me vas a hacer llorar!-.

El Alfa le cogió por la espalda y le llenó de besos juguetones. El Omega respondió girándose y tomando el rostro perfilado que le miraba. Sus ojos veían con anhelo y deseo a Jung-Kook, lo besó con súplica.

-¡No Jimin!, no debemos-.

-¡Por favor, no nos harás daño!- El calor que emanó del cuerpo del más pequeño a través del lazo, así como las feromonas que despedía fueron imposibles de ignorar.
Jung-kook, quien moría en deseo desde hacía meses, no pudo contenerse más; lo cogió en brazos y lo llevó rápidamente a la recámara, donde lo arrojó a la cama sin delicadeza. Jimin gimió bajo al caer en el duro colchón. El Alfa se quitó de manera apresurada toda su ropa sin dejar de ver al Omega con unos profundos ojos rojizos.