Clases de noviazgo [TodoKami]

Capítulo 23

Yuka le llevaba seis años a Denki y once años a Kuro. En términos generales, la mayoría de las personas la consideraba tranquila y algo solitaria, aunque nadie negaba que tenía una gran devoción por ayudar a los demás. Debido a su personalidad introvertida, se llevaba mejor con su hermano menor quien la compartía que con el rubio extrovertido e hiperactivo de la familia. No por eso se llevaban mal, simplemente, el azabache y ella compartían más en común —sobre todo problemas para comunicarse— por lo cual ayudarse mutuamente era normal.

En cambio, con el de ojos dorados había que tomar cartas en el asunto antes de que fuera tarde y saliera herido.

Cómo ahora.

Nunca había visto esa expresión en su rostro. Sin dudas, es grave, si siente que tiene que ocultarlo tanto.

Todoroki Shoto. El joven bicolor que hablaba con su hermano tenía un perfil indiferente pero sus ojos prestaban completamente atención al rubio frente suyo, su voz había sonado amable y distante, era alto y hasta ahí llegaba la gama de datos que pudo acumular la mayor cuando lo vio irse. O más bien, cuando se quedó de pie a unos metros y su hermano corrió hasta ella, pasando un brazo sobre su hombro atrayendola hacía un abrazo.

La mano del menor temblaba. Un poco.

—Lamento la demora, Yuka-nee —se disculpo sin verla — ¿Nos vamos?

Yuka no respondió, volteo hacia atrás viendo el lugar donde Shoto seguía de pie, con un gesto en el rostro perdido y volvió la vista hacia el frente.

Tenía un mal presentimiento.

El rubio llevó a su hermana a una linda cafetería que queda cerca del hospital donde trabaja actualmente para que así no tenga inconvenientes cuando tengan que despedirse. Ordena para ella las cosas que sabe le gustan y él pide para sí algo ligero, ya que siente cierta angustia en su garganta que le hará difícil comer.

Yuka nunca le hace preguntas. Porque ella sabe lo qué pasa, no con exactitud pero si puede distinguir si es bueno o malo. Por lo tanto, esperar para hablarle es algo normal.

Denki primero quería pasar un buen momento con ella antes de abrumarla con sus propios problemas.

—El almuerzo viene de mí parte, Yuka-nee. Un agradecimiento por lo de la otra semana, debió ser difícil manejar a mamá —dijo el rubio con una leve sonrisa —Gracias por hacerlo.

—Supuse que querías tu espacio —se encogió de hombros la mayor — ¿Tu cabeza está más despejada ahora?

— ¡Mucho! Está tan vacía que podrías estacionar un avión dentro —bromea el de ojos dorados y la rubia suspira, aunque tiene una leve sonrisa en sus labios —Realmente gracias. Lo necesitaba.

—Ya te he dicho que repites mucho las palabras "gracias" y "lo siento". Está bien ser agradecido, pero soy tu hermana. Te hubiera ayudado de una forma u otra sin esperar ni una retribución —reprocha suavemente la de ojos ónix —Lo mismo con las disculpas. No debes exagerar cuando has cometido un error. Mientras puedas enmendarlo, decir "lo siento" una infinidad de veces, no es necesario.