Regresamos justo cuando el sol tocaba el filo del horizonte, un día después de haber comenzado con la sesión de regresión. Lo sé porque tomé mi celular para revisar la hora y el día y ambos marcaban un día con exactitud las seis y cincuentaisiete de un tres de enero.
La cabeza me dolía y tenía el cuerpo tan entumecido que me costó trabajo levantarme del suelo, Grace por supuesto requirió de más esfuerzo. El proceso de asimilación fue incluso más doloroso que tener que despertar al cuerpo dormido.
-Entonces...- no tenía claro cómo iniciar la plática con Grace, era difícil descifrar el mensaje oculto de sus recuerdos y, lo único que sabía es que nada sabía- ¿necesitas descansar?
-Ezra- sus ojos me miraron con lástima, tristeza –sí, necesito descansar- fue lo único que dijo antes de que la ayudara a llegar a su habitación para que pudiera reponerse.
Yo estaba cansado, pero no me sentía tan agotado como para perderme otro día más sólo durmiendo así que para aclarar mi mente un poco me puse a escribir. Escribí todas y cada una de las palabras que faltaban para terminar el manuscrito que Grace me había encargado hacer a cambio del libro impreso que hizo para mí.
Mi teléfono sonó justo cuando ponía el punto final.
Era Natalia, pidiéndome que la acompañara a casa, se sentía sola y estaba abrumada por la salud de su padre, yo había estado desaparecido día y medio, en mis vidas pasadas y en la escritura de mi libro. La había dejado sola en este momento tan difícil, así que tomé mi chaqueta, le escribí una nota a Grace y salí como bala hacia el hospital.
El frío era insoportable a la mitad del invierno a pesar de que los rayos del sol eran un poco más perceptibles. Pero, nuevamente, el día era nublado y gris.
-Amor, muchas gracias por venir por mí- Natalia me recibió en la puerta del hospital, abrigada con una enorme chamarra azul y una bufanda gris que cubría la mayor parte de su cara. Tuvo que quitársela de encima para poder darme un beso en los labios. Yo la tomé por la cintura y le di un fuerte abrazo. En cierto modo la extrañaba y deseaba que ella supiera todo lo que estaba pasando dentro de mí, que las cosas no estaban bien y que estaba luchando por salvar nuestras almas.
-Sabes que no hay problema, que yo voy a estar aquí cada que tú me lo pidas- tome su diminuta mano y caminamos hacia su casa. El frío estaba cada vez más intenso y decidimos pasar a la cafetería para tomar una bebida y calentar nuestros helados cuerpos un poco.
No hablamos mucho durante el trayecto ni dentro de la cafetería. En cierto modo me sentía distante, ajeno a la situación y era todo ya la vez nada dentro de lo que estaba pasando.
-Ezra ¿te pasa algo? Te noto distraído- ella tocó mi mano. Mi cuerpo experimentó de nuevo el cosquilleo que caracterizaba y resumía mis sentimientos hacia ella, un fuerte magnetismo que me impedía separarme de Natalia.
-Nada, estoy preocupado por tu padre, pero no quiero abrumarte aún más con las preguntas imbaciles- ella mi miró con lágrimas en los ojos. Era lógico que se sintiera triste con la lenta recuperación de su padre. Era la única familia que le quedaba.
-Tengo miedo, Ez, de que mi padre no logre salvarse. Sigue postrado en su cama, sin poder moverse. Había logrado mejorarse un poco pero ahora ni se mueve, siento que estoy a punto de perderlo y tengo mucho miedo- ella me abrazó, desahogando sus penas, humedeciendo la parte de la chamarra donde su rostro llegaba. Era imposible no amar a esa mujer, tan fuerte y tan frágil.
-Vas a ver que pronto mejorará, que vas a poder verlo como el hombre sano, fuerte y gruñón que era en el barrio, vendiendo pescados. Cómo el hombre que te defendió de la persona que más te lastimaba...- ella abrió sus grandes ojos grises de par en par. Yo había estado presente, pero en forma de gato. Nadie más sabía que Wiktor había echado a patadas a Sergei de su casa más que ellos tres y yo.
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Volver a Amarte
RomanceLa vida de un gato es aburrida: comer, dormir, repetir. Pero si eres el gato de una bruja las cosas cambian, sobre todo si una de sus clientas ha llamado tu atención y no en el sentido en que imaginas. Acompaña a Ezra en esta mágica aventura en la q...