El teléfono estuvo sonando demasiadas veces, pero yo seguía renuente a contestar pues sabía exactamente de quién era la llamada entrante. Le había prometido a Cynthia que le llamaría en cuanto terminara mi firma de autógrafos, y ahí estaba yo, viendo el amanecer frente al lago junto a la mujer que había amado siempre, olvidándome por completo de una extraña a la que conocí una noche antes.
-¿Quién es, Ezra?- acababa de recuperarla y no quería perderla, pero ella debía suponer muchas cosas así que tuve que decirle la verdad.
-Una chica que conocí anoche, pero no es nada, lo juro- ella puso sus manos en mis hombros y con sus grandes ojos grises me hizo entender que estaba bien, que no había ningún problema
-Ez, yo te dejé
-Vaya que si lo hiciste- abrí los ojos en señal de culpa, fue una de mis primeras reacciones totalmente humanas y sarcásticas por su abandono, ella solo rió
-Sé que lo hice, y me arrepiento, no te culpes por haber intentado olvidarme no era justo que tu desperdiciaras tu oportunidad como hombre en esta vida solo por mi culpa, no sabías si iba a volver- una parte de mi no dejaba esa idea, estaba aferrada a que ella reconocería que su alma siempre me buscaría, que estaría a mi lado como sea que fuere- así que está bien que hayas conocido a alguien más dime ¿es linda?
Le platiqué con pelos y señales como era Cynthia y lo que le había prometido antes de volver a encontrarme con ella, no se notaba incomoda ni nada parecido, parecía entenderlo todo muy bien.
-Bueno, contesta su llamada, merece que le des una explicación- ella se levantó del suelo, me dio un beso en los labios y se metió a la habitación. Yo, por mi parte, contesté la llamada a Cynthia y le expliqué la situación. Por supuesto pude escuchar la decepción y la tristeza en su voz, pero por supuesto no había nada que ella pudiera hacer al respecto.
-Espero que aun podamos ser amigos, Grogan- acepté encantado, amigos humanos eran los que me faltaban, y con una risa lagrimosa colgó el teléfono. Me hubiera encantado poder decírselo en persona, pero estábamos a punto de volver a casa y no habría tiempo de verla antes de que ella se fuera a un vuelo a Canadá.
Me metí a la habitación donde ya estaba Grace en plena plática con Natalia. Se veían realmente contentas de poder verse de nuevo las caras.
-Eres como la madre que ya no tengo, Grace, me encanta poder hablar contigo y estar de vuelta- ambas se abrazaron y Natalia me dirigió una de las sonrisas más hermosas en muchísimo tiempo, me había hecho tanta falta. Me di cuenta de que la necesitaba.
-Pero vamos, que hay que tomar el almuerzo antes de volver a casa- tomé a Natalia de la mano y ambos salimos juntos de la habitación, era magnífico poder sentirla entre mis brazos de nuevo.
El viaje a casa fue largo, nos tomó alrededor de tres o cuatro horas poder llegar hasta ahí y sentí un enorme placer al tocar la almohada con la cabeza, Natalia y yo estábamos muertos de sueño pero no dormimos durante el viaje pues la conversación no paró, para el momento en que llegamos a casa fue como si alguien nos hubiera quitado las baterías.
Ella se acurrucó a mi lado en mi cama, con su cabeza tan metida en mi pecho que pude aspirar el aroma de su piel y su cabello: cómo hojas que aún permanecen en la copa de los árboles. Dormimos hasta que amaneció al día siguiente.
Fui el primero en levantarme y estaba tan feliz y tan completo que me puse a preparar el desayuno y un café a las dos mujeres que más amaba en esta tierra. Grace salió unos momentos después.
-Huele delicioso, hijo, me alegra mucho poder verte tan contento otra vez- ella tomó mi cara y yo sostuve una de sus manos para besarla, por fin sentí que todo el esfuerzo había valido la pena- tendremos que esperar todavía unos meses más hasta que por fin se pueda deshacer la maldición pero podemos rellenar el tiempo con algo en lo que pensar- ella alzó las cejas juguetonamente y sacó del bolsillo de su bata un precioso anillo plateado con una amatista siberiana discreta en el centro.
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Volver a Amarte
RomanceLa vida de un gato es aburrida: comer, dormir, repetir. Pero si eres el gato de una bruja las cosas cambian, sobre todo si una de sus clientas ha llamado tu atención y no en el sentido en que imaginas. Acompaña a Ezra en esta mágica aventura en la q...