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Ambos se enredan a puñetazos en el suelo. El chico no parece nada débil y también se defiende. Pero Anton es mucho más fuerte. De hecho no creo que sea por la fuerza si no por la técnica. Es como si hubiera sido entrenado en defensa personal.

Dylan los separa antes de que se arme un problema mayor y le ordena al chico que desaparezca. Este lo hace sin más. 

- ¿Qué coño haces? -le grita a Anton.

- Estaba besándola. -este suelta como si fuera obvio y de lo más justificada su reacción, la vena de su frente amenaza con estallar.

- Estaba besándome porque lo besé primero. -interrumpo- Bailamos juntos. -digo solo para molestarlo más y lo logro.

La cara de Anton se transforma en un verdadero nudo de puro enfado. Sus puños cerrados a cada lado de su cuerpo y sus labios convertidos en una línea fina de tensión.

- ¿Qué carajos crees que estás haciendo, Victoria? -sisea entre dientes, como si la furia lo estuviera carcomiendo desde dentro.

- No, Anton. -susurro de vuelta- ¿Qué carajos te crees que estás haciendo tú? ¿Qué mierda te debo? ¿Te debo fidelidad?¿Respeto? Dime qué mierda somos Anton porque yo ya no tengo ni idea de qué soy yo en tu puta vida. -acabo gritando sin darme cuenta con las manos revolviendo el aire a mi alrededor y con lágrimas en los ojos, y ni siquiera me importa, voy demasiado borracha para que me importe algo.

El rostro de Anton cambia de un momento a otro de puro enfado a un profundo dolor, puedo sentir como suspira como si quisiera decir algo y se pasa las manos por el cabello en señal de frustración, pero al final dice algo distinto a lo que estoy segura tenía pensado.

- Este no es el lugar para hablar esto. Nos vamos al hotel. Dylan busca a Pamela. Voy adelante con Vee. -dice en voz baja, retomando la compostura. 

Dicho eso me toma del brazo y me saca a tropezones del lugar y me obliga a subirme en un taxi que detuvo en la salida, cuando comencé a forcejear para no ir con él.

Ninguno de los dos dice nada hasta llegar al hotel, sin embargo la tensión puede cortarse con tijeras. Los dos abrimos la boca par de veces para decir algo pero volvíamos a cerrarla con el pensamiento de que sería en vano.

Una vez en la habitación entro directamente a darme una ducha, me despojo de toda mi ropa lentamente, sin deseo ni siquiera de moverme o de existir.    Dejo caer el vestido al suelo observando mi cuerpo en el espejo. ¿De qué sirve ser perfecta si no soy feliz?

Entro a la ducha y me deleito con las gotas que caen sobre mi cuerpo e intento imaginar que es agua divina, y que limpia mi corazón y mi alma.

Mi alma podrida pienso

Me recuesto a la pared mientras el agua cae sobre mi cara. Cierro los ojos y recuesto la cabeza, recordando como era antes, insensible, mi vida era tan tranquila dentro de lo que cabe. Aún no entiendo cómo me fui a enamorar.

Unos labios sobre mis labios me hacen estremecer y abrir los ojos de golpe. Anton entró a la ducha sin previo aviso.

- De esta misma forma entraste a mi corazón. Espero no rompas la ducha también. -susurro irónicamente antes de salir de la ducha pero él no lo permite. Me inmoviliza contra la pared y vuelve a besarme.

- Lo último que quiero es hacerte daño Vee. Por favor créeme. Estoy muriendo por dentro y no sé cómo manejar esta situación.  

Vuelvo a besarlo y me agarra de la cintura y me levanta en sus brazos, y enrollo mis piernas en sus caderas. Él besa mi cuello mientras nos saca a ambos de la ducha y nos lleva hasta la cama.

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