XXXV

154 26 3
                                    

Todos nos quedamos inmóviles, sorprendidos. ¿Cómo es que Pamela puede verlos? Bueno todos excepto Gabriel a quién lo invade un terrible ataque de risa que no puede controlar. 

- Les juro que a veces me dan ganas de creer en las coincidencias. -logra decir entre carcajadas.

- ¿Y bien? ¿Alguien me puede explicar qué está pasando aquí? -demanda Pamela una explicación impacientándose.

- Justo hablando de que debemos buscar a la bruja del destino y ella nos encuentra a nosotros. Incluso sin recuerdos domina el destino. -aun Gabriel sigue riéndose.

- Ya basta y explícanos de qué hablas. -Miguel le otorga un codazo para que se tranquilice.

- ¿Bruja del destino? -vuelve a inquerir Pamela.

- Verán. Esta chica frente a nosotros es la bruja del destino. Sentí su energía en este lugar, por tanto ya sabía que estaba cerca, pero es increíble que haya venido tan pronto y directo a nosotros. Y no me miren así, les he dicho que practiquen su detección de energías. No es mi culpa que dependan de mí. -se encoge de hombros.

Pamela se ve nerviosa pero no sorprendida como si algo en su subconsciente ya supiera de qué se trata todo. Se limita a sentarse sobre mi cama en posición de buda con un cojín sobre sus piernas.

- Los escucho. ¿De qué se trata toda esta locura?

- Bien. Empecemos por el principio. 

Miguel le explica sobre la existencia de las criaturas que obviamente el ser humano desconoce y se cierra a la posibilidad de que no sea solo una fantasía. Hombres lobo. Vampiros. Fantasmas. Ángeles. Demonios. Dios. El diablo.

Le explica también la forma en la que fui expulsada del cielo, el origen de Anton como hijo legítimo y biológico de Lucifer.

Le cuenta sobre la profecía y sus efectos de dejar pasar el eclipse sin que uno de los dos muera. Si Anton logra asesinarme las puertas del cielo se abren para los demonios. Si yo lo mato, entonces todas las criaturas oscuras quedarán selladas en el infierno para siempre.

A excepción de los vampiros que están malditos, ellos no eligieron lo que son, de modo que podrán elegir entre volver a ser humanos o quedar atrapados en el inframundo. 

Sobre todo hace énfasis en cómo lograr asesinar a Anton y su papel en toda esta historia.

Pamela escucha cada palabra muy atenta, como cuando le explicas a alguien algún ejercicio de matemáticas. Su rostro no expresa sorpresa, sino más bien como si entendiera cada cosa al pie de la letra, incluso ni siquiera  interrumpe la conversación con preguntas.

- y por esta razón estamos aquí y te necesitamos. Tu labor es la más importante. Durante siglos has nacido una y otra vez para cumplir con tu destino, sin embargo en ninguna de tus vidas llegabas a vivir mucho tiempo. Ya que Lucifer mandaba a alguien a asesinarte. Y sin importar qué... Volvías a nacer con otro rostro, otro nombre y otra vida... Pero siempre con el mismo destino, no dejarás de renacer hasta que éste sea cumplido. Y esta es tu última vida, ya que estamos en el año de la profecía. Profecía que tú misma predijiste durante tu primera vida. Por eso te llamamos así. La bruja del destino. 

- ¿Es por eso que siempre me asesinan? Lucifer sabe sobre esto. ¿Por eso me manda a matar antes de que desarrolle mis poderes y mis recuerdos? Para evitar que encuentre a Vee y que la ayude a matar a Anton. -musita mi amiga.

- ¿Cómo sabes eso? Es decir no pareces asombrada. -pregunto.

Pamela niega con la cabeza.

- Al contrario. Ahora todo encaja. Venía incluso por eso. Necesitaba hablarte porque creía que me estaba volviendo loca. Hace días que sentía olor a azufre en el cuarto de Anton, como si Lucifer o algo así hubiera pasado por ahí. Pensé que eran tonterías, pero en una ocasión vi una luz roja por debajo de la puerta y hacia mucho calor. Le pregunté a mi mamá pero ella dijo que no veía nada. También hablé con una persona, fue muy extraño, me preguntó una dirección y se la di, pero cuando caminé un poco más adelante vi a esa misma persona atropellada en la calle, y me dijeron que habían pasado cerca de dos horas desde que había muerto. Y encima los sueños. No dejo de soñar que soy asesinada de miles y miles de formas.

- Debes haberla pasado muy mal. -se compadece Chamuel.

- Así es. Pensé que me estaba volviendo loca. Pero todo esto tiene mucho más sentido ahora. A pesar de sonar completamente increíble.

- Eso explica el concurso de tiro de arco y flecha, era como si ya lo hubieras hecho antes. -caigo en la cuenta.

- Pero... Una cosa es que crea en lo que dicen y la otra que pueda ayudarlos. No sé cómo maldecir ni conozco hechizos. A duras penas recuerdo mis vidas pasadas, son solo pequeños flashbacks. -añade Pam.

- Tranquila. Los recuerdos vendrán poco a poco. En otras vidas los recuperaste en diferentes edades, unas a muy pequeña y en otras a los 20. -dice Miguel.

- Pero ahora estamos contra el reloj. Quedan par de meses para el eclipse, -mi amiga se ve triste- Sí que quiero ayudarlos pero es porque debo hacerlo. No me gusta para nada la idea de ayudar a asesinar a mi hermano. He aprendido a estimarlo mucho.

- ¿Qué diré yo? -espeto.

- Es cierto. Lo siento. No debí decir eso.

- Lo único que debemos hacer ahora es entrenarte para lograr recuperar esos recuerdos y protegerte. No podemos permitir que Lucifer te encuentre. -Chamuel cambia el tema.

- Es verdad. Gabriel se quedará con ustedes. Chamuel y yo buscaremos las piedras de las tinajas. Mientras tanto sean muy discretas las dos. Y Vee... Sé que es difícil pero actúa normal. Nadie puede sospechar que sabes todo esto. No queremos que se pongan a la defensiva. Si piensan que estás indefensa será mucho mejor sorprenderlos.

- Entendido. -murmuro sintiéndome aturdida por todo esto.

- Entendido. -murmura Pamela- Solo una pregunta más. ¿Dylan también es un demonio?

- Lo sabrás por ti misma. A su debido momento. -contesta Gabriel y los tres desaparecen.

Pamela se deja caer en mi cama justo en la posición en la que estaba yo.

- ¿Sí acaba de pasar cierto? ¿No estoy loca?

Sonrío con tristeza.

- Opino que estamos a un paso de volverlos locas las dos.

Pam me abraza y le devuelvo el gesto. Y nos quedamos así un rato más.

- Estoy muy triste Vee. Quisiera que todo fuera diferente. 

- También yo. Pam. Te quiero mucho ¿Lo sabes?

- También te quiero. Estoy segura de que eres la mejor amiga que he tenido en siglos. Incluso si no lo recuerdo.

Beso su frente y la abrazo con más fuerza.

- Sé que lo harás. Antes fuimos amigas. Es increíble que no te reconociera.

- Sé que lo fuimos. Prometo recordarlo. 

SentenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora