VI

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Dedicado a cfg1811 No creas que no iba a mencionar al primer comentario de la historia. I❤U bitch.

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Me costó un poco recuperarme luego de esa... Infiltración... Si se le puede llamar de alguna forma. Hasta el sol de hoy juraría que Anton es o era humano, pero lo más extraño es que no logro percibir qué rayos es.

Luego de darle vueltas y vueltas y compararlo con todas las criaturas de las que tengo conocimiento de su existencia me auto convencí de que había sido completamente una alucinación. Aunque en lo más profundo de mi ser sabía que lo estaría vigilando.

Dos semanas han pasado desde aquel inusual encuentro con Anton en las gradas. Ninguno de los dos se ha vuelto a dirigir al otro, pero las miradas furtivas unas e impenetrables otras llenan el espacio que nos separa todo el tiempo. Es como si intentaran sus ojos descifrar algo en mi que es indescifrable para él, y lo entiendo, porque tal vez sea eso lo que le comunica mi mirada.

- Hola, Pam. -saludo cuando entro al teatro donde se dará la conferencia.

- ¿Lo dices así de tranquila? ¿hola, Pam?

Su mirada y voz son feroces, está visiblemente irritada.

- ¿Debería estar enfadada? -inquiero con toda la inocencia de la que soy capaz.

Pamela rueda los ojos y se deja caer en el asiento, quien emite un fuerte crugido seguido de un sordo grito de frustración de mi amiga.

- Lo siento, ¿sí? ¿me perdonas? Sólo estoy un poco alterada.

- Creo que tienes un serio problema con los adverbios de cantidad. -espeto.

- Vete a la mierda, Vee.

- Pues si lo hago no podrás contarme lo que te sucede ¿verdad?

Me quedo en silencio contando mentalmente hasta 3, justo en el momento en que empezará a parlotear sobre todo lo que ocurre sin que tenga que preguntarlo.

Y... 3.

- Bueno, ok. Estoy muy alterada ¿contenta? -lloriqueo y de nuevo silencio por su parte.

- ¿Y esperas a que lo adivine o ya me lo vas a decir tú?

Mi amiga resopla con profundo pesar, como si realmente necesitara tomar aire para contarme su problema.

- Pasa que desde hoy seré una Pavlov, Vee. Eso pasa. Y ¿sabes qué? No quiero. Quiero regresar a Maine donde vivía solo con mi madre, eso quiero, en lugar de vivir con un hermanastro al que odio y un padrastro que sólo nos quiere para presumir ante la sociedad su perfecta familia con apellido ruso. ¡soy una Cooper, Vee! Y jamás dejaré de serlo.

- Mira Pam, -pienso durante unos segundos lo que diré a continuación- por mucho que te moleste él es el hombre que tu mamá escogió para pasar el resto de sus días.

- Eso no es cierto. Ese hombre era mi padre. -interrumpe alterada.

- Pues... Pam. Tu padre ya no está, y por desgracia algunos se van pero a nosotros nos toca seguir en lugar de vivir como si hubiéramos partido con ellos ¿lo entiendes? Estoy segura que si tu padre aún estuviera aquí tu madre probablemente lo amaría tanto como el primer día, pero no es el caso y ella tiene derecho a ser feliz. Ya sé que Pavlov es un superficial, pero estoy segura de que las ama a las dos.

Pamela resopla frustrada admitiendo inconscientemente que he ganado con mi argumento la batalla en su mente.

- No puedo decirte que pasará luego, ni hacerte cambiar de opinión y hacer que quieras a Víctor, sólo puedo intentar hacerte entender que no te incumbe esta decisión. No te apoyaré si intentas separarlos como sé que estás pensando, mas te apoyaré y estaré a tu lado en la boda. ¿está bien?

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