XXXI

184 23 0
                                    

*Pamela*

Estoy bailando con Nick cuando alguien me toma del brazo y me voltea.

- ¿Pero qué mierda haces? -ruedo los ojos al ver qué es Dylan.

- ¿Estás tan absorta con tu nuevo amiguito que no ves lo que acaba de pasar? -espeta él con la vena de la frente alterada.

- ¿Qué ha pasado? -pregunto.

- Anton se fue a los puños con un chico que bailaba con Vee. Ella al parecer lo estaba besando.

- Vendrá de familia. -balbucea Nicolás por lo bajo.

- Qué mierda quieres decir con eso. -Dylan lo agarra de la solapa de la camisa y lo levanta, está muy enojado y Nico no hace más que buscarle la quinta pata al gato.

- Digo que te mueres de celos porque estoy con Pamela y no tú.

Dylan se enfurece aún más y levanta su puño para golpearlo pero al parecer lo piensa mejor y lo empuja hacia atrás, desocupando su mano para tomar la mía. 

- Nos vamos. -dice casi arrastrándome hacia la salida.

A pesar del ruido de la música puedo escuchar a Dylan balbucear.

- Maldito idiota.

Nicolás hace ademán de ir tras nosotros, este chico realmente no valora su vida. Le hago seña de que estaré bien y que mañana hablamos y él parece entender porque voltea nuevamente hacia la barra dejándonos ir. 

- ¿Se puede saber que es todo ese numerito? -le grito al llegar a la esquina y soltarme de su agarre.

Él se sacude el cabello y resopla antes de contestar.

- No me gusta ese tipo ¿Vale?

- No te tiene que gustar. Es más ni siquiera debería importarte.

- ¡Pero me importa! -grita de pronto sobresaltándome- me importa. -vuelve a repetir en voz más baja.

No me había dado cuenta de cuando de acercó tanto. Pero ya estábamos muy cerca uno del otro y él sosteniendo mi rostro en sus manos.

- Odio que te toque. Que cualquiera te toque. -susurra casi sobre mis labios, y acaba por besarme.

Hace unos segundos estábamos peleándonos. No sé cómo acabamos en este punto.

Ninguno de los dos dice nada, ambos nos quedamos en silencio. Caminando sin rumbo. Pensando yo en qué preguntarle primero de todas las cosas que me dan vueltas en la cabeza, y él, probablemente preparándose para contestar.

Llegamos a un parque con un único foco de luz alumbrando un par de columpios. Todo lo demás es oscuridad, y arbustos de florecitas silvestres.

Tomo lugar en uno de los columpios y Dylan en el otro.

- ¿Por qué no me dijiste nada? Te limitaste a comportarte como un simio. En la universidad no haces más que ignorarme. -comienzo a decir...

- No te ignoro, -se apresura a decir- es solo que he tenido realmente muchas cosas que replantearme en estos días. Elegir entre bandos. Quisiera  que no me gustaras tanto, -sonríe como si internamente se hubiera contado un chiste- pero siempre es inevitable. Me gustaría contarte, pero...

- No puedes. -concluyo.

- No lo entenderías.

- Pruébame. 

Dylan niega con la cabeza. Lo siento Pam. De verdad, no debí acercarme a ti.

- Eres un cobarde, Dylan. No tienes que contarme lo que pasa, sé que hay algo que te preocupa y te supera, jamás te presionaría para que me lo contaras. ¿Crees que no me he dado cuenta? También Vee. Tú y Anton andan tremendamente raros.

Él me mira atónito. Pero no dice nada así que continúo.

- Pero en lugar de expresar sus sentimientos o buscar ayuda, incluso si solo es emocional, nos alejan. Y cuando nos cansamos de sus vaivenes y decidimos no ir más detrás de ustedes entonces nos persiguen y estoy harta de este maldito círculo vicioso.

- Pamela, yo...

Me quedo par se segundos esperando a que termine la frase pero vuelve a cerrar la boca.

- ¿Lo ves? Eres un cobarde Dylan. Esta vez todo es distinto y lo sabes. Pero siempre decides cagarla con tus malditos muros. Esta es la última vez, y solo lograrás que me aleje para siempre.

Me levanto del columpio para irme pero me detiene. No sé por qué dije esas palabras, fue como si realmente las sintiera pero no era yo quien las decía, como si... como si conociera a este chico de mucho antes. No muchos años, sino más... como de muchas vidas. ¿Ahora todo es diferente? Lo sé, lo siento. ¿Pero por qué? ¿Cómo? Es como si supiera algo de Dylan y a la vez no. Y por qué es la última vez... ¿De qué?

Comienzo a marearme.

- ¿Qué acabas de decir? - también  se dio cuenta. No estoy loca. Tenemos una conexión mucho más fuerte de lo que intenta hacerme creer.

- No lo sé. Estoy cansada. Ya mejor vámonos. Es tarde. -balbuceo pero me agarra del brazo y me hace girar hasta mirarlo a los ojos.

Está muy serio, y a la vez emocionado, y triste, y enojado, y feliz. Sus ojos brillan tanto como para darle luz a todo este parque desierto.

- ¿Me... me recuerdas?

Su pregunta no me resulta rara. ¿Por qué?  

- ¿Debo?

Sus ojos se apagan de nuevo.

- Olvídalo. Vamos al hotel. 

SentenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora