Capítulo 12.

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Mansión de la chimenea.

Bell estaba caminando en dirección a su hogar, permaneció en silencio y sin quitar la mirada del piso.

Al entrar en su mansión, fue recibido por dos chicas.

-¡¿DÓNDE ESTABAS BELL?!-Preguntó con celos la pequeña diosa de coletas.

-¡¿POR QUÉ ESTUVO FUERA TODO EL DÍA BELL-SAMA?!-Preguntó Lili con los mismos sentimientos que Hestia.

Bell sólo siguió su camino, ignorando el bombardeo de preguntas hasta entrar a su habitación.

Esto sorprendió a ambas, también a Welf quien estaba en el sofá.

-¿Q-Qué le sucede?-Preguntó Hestia, al ver la reacción de su hijo.

-¡De seguro tiene que ver con ella!-Respondió la hobbit con enojo, refiriéndose a Aiz.

-¡¿Qué fue lo qué hiciste ahora Wallen-lo-que-sea?!-Gritó esa pregunta Hestia a los cuatro vientos, levantando su puño.

-No creo que haya tenido que ver con algo malo...-Susurró Welf mientras comía algunas sobras de la comida de ese día.

De pronto, dos miradas asesinas se dirigieron a él.

-¿Qué te hace pensar eso Welf?-Preguntaron ambas chicas, mientras se acercaban lentamente al pelirrojo.

"No puede ser posible... lo susurré lo más bajo que pude ¿Cómo diablos me escucharon?" Se preguntó el herrero mientras sudaba frío por el miedo

-¿Y bien Welf?-Preguntaron las dos nuevamente, con un tono de voz amenazante.

"Hoy pagaré mi deuda amigo..." pensó Welf, mientras se ponía de pie y hacía estiramientos.

Esto extrañó a Hestia y a Lili, quienes no entendían el motivo que lo llevaba a hacerlo.

-Listo... ¡SI QUIEREN SABER TENDRÁN QUE ALCANZARME!-Gritó el herrero, finalizando sus estiramientos y corriendo a toda velocidad hacia afuera de la mansión.

-¡SIGAMOSLO SOPORTE-KUN!-Dijo Hestia cuando esas palabras fueron pronunciadas.

-¡NO TIENE QUE DECIRLO DOS VECES HESTIA-SAMA!-Contestó Lili al pedido de la diosa.

-¡VUELVE AQUÍ WELF!-Gritaron las dos mientras corrían detrás del pelirrojo.

"Justo lo que no quería, verme envuelto con todas las mujeres que van detrás de Bell... ¡PERO ESTO ES LO QUE UN AMIGO HARÍA!... ademas es mi culpa" pensó el herrero, no se detendría por nada en el mundo, tenía un secreto que proteger y una vida que no quería perder.

En la habitación de Bell.

El joven estaba sentado en su cama, con la mirada fija en su puerta, no porque esperara a que alguien entrara o porque hubiera algo, simplemente su mirada se centró en ese lugar mientras su mente divagaba y repetía varias veces lo que acababa de pasar.

-E-Ella... me quiere...-Susurró mientras posaba sus dedos en sus labios, los cuales fueron robados por aquella chica amazona de la familia Loki.

En la mente de Bell.

-¡Argonauta-Kun! ¡Te quiero! Haré todo lo posible para que tú igual me quieras a mi, quiero ser sincera con mis sentimientos ¡Así que prepárate porque iré con todo!-Declaró la amazona, apuntándolo con la punta de su dedo índice y esbozando un gran y radiante sonrisa.

-¡Argonauta-Kun! ¡Te quiero! Haré todo lo posible para que tú igual me quieras a mi, quiero ser sincera con mis sentimientos ¡Así que prepárate porque iré con todo!-Declaró la amazona, apuntándolo con la punta de su dedo índice y esbozando un gran...

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