SS. El turno de... Freya

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Freya, la diosa de la belleza, yacía atenta a cualquier presencia desde las alturas del Tenkai, hogar de los dioses.

Su expresión era la de alguien llena de aburrimiento, tanto así que cabeceaba al intentar resistir las ganas de dormirse.

Su expresión era la de alguien llena de aburrimiento, tanto así que cabeceaba al intentar resistir las ganas de dormirse

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"¿Cuánto tiempo pasaré así? Día a día sigo la misma rutina..." Se dijo a sí misma, cambiando su ceño a uno con melancolía.

-Mi Odr... ¿Algún día lo encontraré...?-Lanzó la pregunta al aire.

Su Odr... su esposo... aquel ser que esté destinado a convertirse en su amado... quien la ame sobre todas las cosas y que la quiera a su lado.

Alguien que no sea solo un perro siguiendo a su amo...

Alguien que no la vea únicamente como un objeto a poseer...

Que no caiga en su encanto...

Alguien... que la ame de verdad...

Los días transcurrían... se convertirían en semanas... las semanas en meses... los meses en años... los años en siglos...

Y no lo encontraba.

Vio a tanta gente vivir sus vidas, cosa que para ella no era más que un abrir y cerrar de ojos.

¿Podía la inmortalidad ser tan aburrida? Freya no dudaría ni un segundo antes de dar una respuesta afirmativa a esa pregunta.

Siempre lo ha tenido todo sin que nadie se le oponga.

Y... comprendió que el tenerlo todo es a la vez no tener nada.

Su vida era un constante ciclo en el que aguardaba por la llegada de alguien que podría o no existir.

Hasta que su rutina cambió cuando, los demás Dioses, decidieron que ya era hora de poder visitar el mundo.

Los ojos color violeta de la hermosa diosa se abrieron en su totalidad.

Ya no tenía que ser una simple espectadora.

Podía vivir en el mundo, disfrutar lo que tiene por ofrecer aunado a las incógnitas que este traía.

Un nuevo lugar en el cual por fin acabar con su aburrimiento.

Y... si tenía suerte... toparse con él...

Una minúscula posibilidad a la cual le apostó todo.

No fue sencillo al principio, lo primero que debía hacer era conseguir protección ya que Genkai puede ser hostil.

Un Dios no puede morir pero cuando se encuentran en peligro y existe el riesgo de sufrir ese destino, se ven obligados a regresar a Tenkai.

Y ella no quería eso, por lo que, haciendo uso de su encanto, consiguió miembros que se le unieran en un tiempo relativamente corto.

¿El primer amor es el más importante?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora