Capítulo 2.

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En la mansión crepúsculo ese mismo día.

Tras lo sucedido con el asunto de Bell y la verdad revelada sobre las intenciones que la princesa de la espada tenía cuando comenzó a amistarse con aquel joven hace tan solo unos minutos, el ánimo de Aiz, al igual que el de Lefiya. Parecía realmente por los suelos, ninguna de las dos sabía cómo reaccionar ante lo que acababa de suceder, ellas mismas sabían que había sido culpa suya.

"Si tan solo no hubiera sido tan cruel al momento de verlo, posiblemente no me sentiría de esta manera, debí dejar que Aiz hablara... soy una tonta... está bien que vea a Bell como un rival pero... ¿Él merecía ese trato? No, no lo merecía ¿Cómo puede cruzar siquiera eso por mi mente? Es un tonto, se mete en demasiados problemas, parece tener una suerte de pervertido pero... no es una mala persona, yo debería estar feliz... debería estar alegre por saber que ya no tengo competencia en la obtención del amor de Aiz, debería... ¿por qué no me siento así entonces?" Esa gran hilo de pensamiento rondaba por la mente de la elfo de cabellos naranjas, esas preguntas que no lograba responderse y todo lo que recordaba cada vez que volvía a su mente el rostro adolorido que Bell había mostrado por la revelación que había recibido como un balde de agua fría sin aviso alguno.

-¡Hey! Lefiya, Aiz y Riveria-Sama ¿Dónde estaban las tres? Salieron desde muy temprano sin decir a donde iban o siquiera avisar que iban a irse, pero sobre todo, me ofende que no me invitaran-Dijo una amazona con claro enojo, con justa razón claro está, ella disfruta convivir con las personas de su familia, si, exacto, se trata de Tiona, miembro de la familia Loki de nivel 6.

-Tiona... déjalas, digamos que necesitan espacio-Respondió Riveria ante el entusiasmo de la amazona.

Tiona al notar esto cambió su rostro a uno serio.

-¿Qué sucedió?-Preguntó la chica, ya entrando en la atmósfera y sintonía en que Lefiya y Aiz se encontraban.

-Tiona, no lo repetiré, dales su espacio, ha sido un comienzo de día con muchos altibajos, si tienes el suficiente tiempo para insistir en ello, tienes el suficiente también para ayudarme con algunas cosas-Contestó Riveria nuevamente mientras jalaba a Tiona para llevarla a su despacho.

-¿Ah? Espera Riveria, n-no dije que estuviera libre, t-tengo muchas cosas que hacer ahora que recuerdo ¡¿Eh?! ¡Esperaaaaaaa! ¡Lefiya, Aiz, Ayúdenme!-Alcanzaba a implorar Tiona mientras era llevada, o mejor dicho arrastrada, cada vez más lejos.

Tras la partida de la alta elfo y la amazona, el silencio volvía a abundar en el lugar, Lefiya tenía un lío en su pensamiento, como se mencionó y se pudo ver con anterioridad pero... ¿Qué pensaba la persona involucrada de ello?.

De un momento a otro, la princesa de la espada desapareció de igual manera que Tiona y Riveria, ella se dirigía a su habitación, Lefiya solo pudo verla mientras se alejaba.

Ya en su cuarto, la chica de cabellos dorados se lanzó en su cama, sin quitarse su armadura, solo tirando a un lado su espada, haciendo que esta cayera en el piso, para después enterrar su rostro en una de sus múltiples almohadas.

"Bell... lo lamento, lamento que te hayas tenido que enterar de esta manera pero... era algo que tarde o temprano tenía que pasar... aunque aún así, no quiero dejar de ser tu amiga, sé que el motivo principal es uno muy cruel, más tratándose de alguien que me abrió su corazón sin condiciones sin embargo... no quiero alejarme de ti, no puedo corresponder tus sentimientos, hay algo que me lo impide, pero en serio, no quiero dejar de verte, entrenar contigo, platicar, comer contigo..." pensaba Aiz mientras que, de la misma manera que Bell había hecho, comenzaba a soltar unas pequeñas lágrimas que recorrían desde su pómulo hasta perderse en sus mejillas para caer al suelo.

¿El primer amor es el más importante?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora