veinte

1.2K 31 3
                                    

Narra Gala.

Me despierto cuando escucho a alguien intentado abrir la puerta de mi habitación y no puede. Antes de levantarme de la cama, me paso las manos por los ojos y me levanto. Abro la puerta de mi habitación y me encuentro a mi perro con varios globos atados en su correa, me rio de inmediato al verlo así, esto seguro que ha sido idea de mi hermano o de mi madre.

El día de nochebuena ya ha pasado y fue fantástico toda mi familia nos reunimos en el restaurante de mi tía para cenar y luego dieron los regalos. Ahora, ya estamos a 27 de diciembre, y si exactamente es mi cumpleaños número veintitrés.

Le doy unas caricias a mi perro antes de bajar a la cocina para saludar a los demás. Aunque primero paro en el baño para lavarme la cara y hacer las necesidades de buena mañana.

- felicidades Gala - gritan mi hermano, mi madre y mi padre en cuanto me ven cruzar el umbral de la cocina.

- muchas gracias. - digo y empiezo a recibir besos y abrazos.

- te he preparado un desayuno especial hermana. - Dice mi hermano haciendo que él se lleve mi atención. Veo como saca un plato grande y después veo que hay varias tortitas con fruta, sirope de chocolate, y nata.

- gracias Raúl. - agradezco dejando un beso en su mejilla.

Cuando acabo de comer las tortitas, subo a mi habitación a coger mi móvil que lo había dejado en la mesita de noche y nada más cogerlo veo que esta totalmente colapsado de mensajes de felicitaciones, aquí voy a tener un poco de entretenimiento, pienso para luego sentarme y empezar a responder cada una de las felicitaciones.

- dios por fin me duelen los dedos de tanto teclear en el móvil. - digo.

Mis padres y mi hermano se han ido de casa sin avisar a donde van ni nada, por lo que estoy sola y un tanto aburrida sin tener nada que hacer. Me fijo en mi barriga y está algo más hinchada que todos los días.

- Me cago en los bombones porque cojones tienen que estar deliciosos. - digo y suelto un suspiro.

Subo a mi habitación y decido bajar estos kilos que he cogido, me pongo un top deportivo y unas mallas conjuntadas, las zapatillas deportivas y me recogo el pelo en una cola alta, le ato la correa a mi perro y salgo de casa camino a la playa para correr por allí.

Corro como unos tres kilómetros en los que en ningún momento he dejado de correr y tampoco no he parado de escuchar música. Cuando ya llevo bastante tiempo, y estoy que parece que el corazón se me va a salir, es cuando decido volver a casa y darme una relajada ducha.

- ¿De dónde vienes? - pregunta mi padre nada más verme entrar sudada.

- de correr por la playa.

- menos mal que en este tiempo no hace calor porque sino te daría algo. - dice y asiento con la cabeza.

- iré a darme una ducha.

Subo las escaleras y entro en el cuarto de baño me quito toda la ropa y antes de entrar en el agua pongo mi playlist. Después de unos quince o veinte minutos salgo del agua caliente y me envuelvo en una toalla, me seco y me dirijo a abrir el armario para ver qué ponerme.

- hija ponte algo arreglado que nos vamos. - dice mi madre apareciendo por mi habitación.

- no me das mucha idea. - contesto.

- no puedo decirte más.

- bueno está bien. - digo poniendo los ojos en blanco.

Veo un vestido que tenía desde hace ya varios meses y que aún no había tenido oportunidad de ponérmelo pero creo que este será mi elección de hoy. Un vestido negro de manga larga con lentejuelas y con un escote de pico, un cinturón negro con adornos plateados va atado a mi cintura, de calzado me pongo unos tacones plateados, al igual que los pendientes y el bolso. Y para finalizar me paso la plancha por el pelo para dejarlo más liso.

HÁBITO DE TI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora