XIV

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No podía negar el hecho de estar molesto con el pelirrojo. Aunque si se le preguntará el porqué probablemente no sabría si estaba más molesto por el hecho de que lo estaba utilizando o el hecho de que ese joven llamado Childe se le mirara realmente herido por la situación que él mismo provocó si hay un poco de retrospectiva.

Con su mente llena de preguntas, decidió seguir con el trabajo. Dejó que el personal hiciera con él lo que quisieran tal cual un muñeco de aparador y el resultado fue mucho más magnífico de lo que hubiesen imaginado.

Actuar de príncipe en ese host club le dió de cierta manera confianza para hacer las poses que pedía el camarógrafo. Estaba encantado con la belleza que ese hombre desbordaba, era un mezcla entre lo sensual y provocativo sin perder esa caballerosidad. Cabe resaltar que alguna que otra asistente femenina dejaba salir un pequeño suspiro y eso aumentaba aún más el ego del peliazul.

Por otro lado, Diluc estaba en una esquina observando lo que hacía y perdió la cuenta de cuántas veces mordió su labio inferior.

—¿Alguna vez tomaste clases de actuación? —preguntó el director poco después de mostrarle las fotos. Kaeya negó. —¿No te interesa aparecer en televisión? Tienes mucho potencial.

—Lo siento, no es lo mío. —rió por lo bajó y tan pronto dijo eso, apareció Diluc a su lado lo cual le robó la atención hasta que recordó estar molesto con él para después desviar su mirada.

—Oh, ¿que le parecen las fotos, señor Ragnvindr?

—Me gustan todas —respondió sin titubear. Kaeya abrió ligeramente sus ojos un poco sorprendido por la respuesta. —. Creo que está está bien para ponerla en la revista, ¿que piensa?

—¡Pienso que es perfecta! —le siguió el juego el hombre.

—¿Puedo hablar contigo un momento? —murmuró Diluc al oído del contrario. Iba a negarse por supuesto, sin embargo ya estaba siendo arrastrado y estaba por demás decir que pasar por eso dos veces comenzaba a fastidiarlo un poco.

Ambos se dirijieron a lo que sería el lugar donde los vestuarios eran almacenados, no se trataba como tal de un lugar al nivel de todo el edificio, pero podría decirse que se adaptaba a lo que se necesitaba para la sesión de fotografías qué tanto había negado el pelirrojo.

Diluc iba por delante y entró primero. Una vez Kaeya también entró al lugar, el contrario cerró la puerta.

—¿Que te ocurre?

—¿Lo haces a propósito?

—¿Hacer que? —preguntó. Diluc río levemente.

—Con cada foto volteas a verme, sonríes y después me ignoras.

—No te voy a contestar, estoy molesto contigo, ¿lo olvidaste? —se cruzó de brazos. —Además, no estás precisamente en la posición de preguntarme si lo hago a propósito.

—Uhm, tienes razón —se acercó un poco más hasta quedar frente a frente y sus rubíes recorrieron su rostro una y otra vez. —. Eres apuesto. Nadie puede negar eso, ni yo puedo hacerlo y es justo por esa razón que hice bien en elegirte como imagen de la empresa. —su mano quiso pasar por su cabello, pero el contrario la alejó antes de que lo hiciera. —¿Hasta cuándo vas a seguir molesto?

No dijo nada. Quería intentar no mirarlo, pero simplemente no podía hacerlo. Todas aquellas ocasiones en las que estuvo tan cerca de él siempre terminaba por caer ante sus ojos, su voz y su tacto.

Diluc lo sabía.

No sabía que tan bueno era el deseo de querer repetir lo de aquella noche en un lugar como ese, dónde cualquiera podía abrir la puerta y probablemente la reputación de ambos estaría manchada, pero de igual forma el estaba convencido de que algo había hecho ese hombre frente a él que no estaba siendo precisamente hacerle tener los pensamientos más puros.

Sintiendo que el tiempo se detenía, simplemente se acercó y lo besó. Kaeya no movió sus labios, estaba resistiéndose a hacerlo, pero en cuanto ambas manos tocaron su rostro... Fue como caer en su trampa y siguió con el beso.

Fue lento al principio y que después de asegurarse de que el contrario ya estaba decidido a seguirle el ritmo, su manos ahora estaban tentadas por querer quitar lo que llevaba puesto. Sin embargo; las mismas manos de Kaeya lo detuvieron.

En lugar de disfrutar aquello, la imagen de Childe apareció en su mente y quiso alejarse.

—Me voy, creo que tú también deberías.

Dicho esto, Kaeya se fue y dejó al pelirrojo confundido viéndole irse.

host club ➵ dilucxkaeya (genshin impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora