XIX

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Un suspiro salió de sus labios y llevó una de sus manos a su cabello alejándolo de su rostro, llevándolo por detrás de su oreja y que resalte su pendiente. Miró por última vez su teléfono celular y lo guardó en su bolsillo para percatarse que ya había llegado la limusina.

El chófer amablemente lo saludó y le abrió la puerta, Kaeya ya había formado una amistad con el hombre hacia poco tiempo por lo que no le preocupaba pasar por silencios incómodos. El hombre eligió su atuendo y el contrario no supo que decir al respecto, solo soltó una risita nerviosa y que no estaba seguro de porque estaba tan elegante.

Llegó a casa como todos los días y Zhongli le dijo que habían traído una caja donde venía ese atuendo tan formal. Pensó dos veces si debía usarlo o no ya que estaba seguro que el pelirrojo se había tomado el tiempo de elegir el atuendo para él y por alguna razón no pudo evitar sentir feliz por ello para después recordar que si estaba molesto, pero solo un poco. Al final terminó por usarlo, acomodó su cabello dejando unos mechones caer por su rostro y colocarse un pendiente de las mismas ropas que usaba en su trabajo como chico host. Recordar aquello lo deprimió un poco, quizás porque sería complicado acostumbrarse a lo que ocurría.

Después de una plática amena llegó al destino: un restaurante bastante costoso. Su mirada se llenó de sopresa al bajar de la limusina y para cuando regresó a la realidad se topó con unos rubíes intensos que recientemente estaban logrando ponerlo un tanto nervioso.

—Finalmente llegaste. —habló el pelirrojo en un tono que Kaeya desconocía. ¿Aliviado? No podía saberlo. Ofreció su mano para entrar y la miró unos segundos debatiendo si debía o no, pero al final Diluc la tomaría al no ver la iniciativa en el peliazul.

—¿Qué hago aquí? —preguntó sientiendose fuera de lugar y Diluc río por esa pregunta que le pareció incluso tierna. —No le veo la gracia...

—Hablaremos con dos personas importantes y necesitaba que estuvieses presente.

Dicho esto, ambos caminaron hasta llegar a la mesa con dos chicas; sin embargo, cabe recalcar que las miradas estaban puestas en ellos dos. Kaeya se sentía un tanto incómodo, pero Diluc apretó ligeramente su mente demostrándole quizás confianza.

—¡Llegaron! —gritó una chica castaña. —¿Él es Kaeya? —Diluc asintió. —Es muy apuesto, no mentias en absoluto cuando lo mencionaste.

—No veo porque debería mentír al respecto. —habló el pelirrojo casi con obviedad. Kaeya negó divertido.

—Un gusto conocerte finalmente, Kaeya —se levantó la segunda chica y ofreció su mano al nombrado. —. Soy Katheryne, la que sería la prometida de Diluc.

Kaeya se quedó sin palabras.

La otra chica le dió un pequeño golpe a Katheryne y la hizo reír. Diluc negó mientras se sentaba en la mesa esperando a que el peliazul hiciera lo mismo al salir de su pequeño transe.

—Sigo molestándome cuando dices eso.

—Lo siento, solo quería darle un poco de dramatismo a la ocasión —Katheryne rió y miró a Kaeya con una sonrisa amable —. Fui la prometida, mejor dicho.

—Ella es mi novia. —dijo la otra chica felizmente. Kaeya sonrió al escuchar eso, ni siquiera lo trató de ocultar y sin darse cuenta, Diluc observaba cada gesto.

—Ella es Donna, mi novia desde hace un par de semanas. Digamos que era mi mejor amiga y las cosas se dieron poco después de todo este escándalo... —habló Katheryne viendo a la chica y Diluc asintió solamente.

Finalmente el peliazul se pudo acomodar en su lugar, observando como las chicas hablaban animadamente entre ellas mientras Diluc parecía un tanto serio, mucho más de lo normal a su parecer. De pronto recordó que iban a hablar de algo importante para cuando Katheryne volvió su vista a Kaeya.

—¿Te has reunido con mi padre? —habló primero Diluc. La chica de cabello corto negó.

—Habló conmigo ésta tarde, pero no ha querido reunirse. De igual forma, ya tengo todo planeado para entonces.

—Entonces eso quiere decir que las cosas han ido bien y lamento que tengas que pasar esto con Donna. —la nombrada negó.

—¡En absoluto! —habló la castaña. —Es por un bien mayor, aunque creo que ustedes dos la deben llevar también difícil, ¿no es así?

Diluc frunció ligarmente el ceño sin haber entendido aquello.

—¿Nosotros? —repitió está vez Kaeya y el pelirrojo lo miró para después regresar la vista a la castaña. Ella asintió.

—Si, ¿o es que acaso están bien que estén saliendo y llevando su relación a la vista de todos cuando están los rumores en boca de todos?

Ambos se quedaron en silencio. Katheryne le dió un pequeño golpe a la castaña y enseguida Kaeya quiso ocultar su vergüenza dejando que el cabello cayera por su rostro.

—Creo que es un malentendido...

—¿Eh? Pero si ustedes se ven muy bien como pareja, siempre dices que es muy apuesto y pues yo creí que ya tenían tiempo saliendo.

—Donna, ¿por qué no comes en silencio? —habló Katheryne está vez tratando de aligerar el ambiente.

—Lo siento, yo digo lo que pienso. —rió.

Diluc por su parte no comentó nada, se limitó a mirar al peliazul unos segundos antes de medio sonreír y continuó con la charla como si aquel comentario jamás se hubiese dicho.

host club ➵ dilucxkaeya (genshin impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora