XXXIX

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Kaeya ondeó su mano despidiéndose de Childe ya a unos cuantos momentos de abordar el avión. El pelirrojo lo apuró o no llegarían a tiempo y ambos comenzaron a correr con su equipaje en manos por el aeropuerto hasta llegar a la puerta, la mujer les dijo que habían llegado en el momento justo y les dio paso para entrar.

Una vez se sentaron en el avión, un suspiro salió de los labios del moreno y los rubíes de Diluc se dirigieron a él.

—Creí que no llegaríamos...

—Alguien pasó más de diez minutos despidiéndose, jamás había visto algo parecido. —Diluc hablo burlón. El contrario bufó y cerró sus ojos un momento para después sonreír.

—Es un buen chico —habló después de un rato. —. Estoy seguro que cuidará bien de casa mientras no estamos, además, Zhongli estará con él.

—Si, tienes razón. Probablemente sea Zhongli quién tenga doble responsabilidad: cuidar de la casa y también de Childe, sabes que es un tanto revoltoso.

Kaeya río sabiendo que era verdad eso. Los ánimos de Childe habían cambiado bastante desde que entró a la universidad y decidió vivir solo, alejado de las alas de sus padres. De cierta manera, aquello le hizo bien y también lo fue el que Zhongli lo ayudara en el proceso e incluso se comprometió a llevarlo y traerlo de sus clases.

No solo el más joven de todos había cambiado. Todos los hicieron. En especial Diluc.

Vamos, todo lo que ocurrió era digno de una telenovela.

Pensarlo le hacía reír. En serio que había sucedido tanto y ahora estaban ahí, juntos, recién casados y con rumbo a su luna de miel. Quién diría que al final Diluc si se casaría, pero no con una chica y mucho menos para mantener una reputación o mantener felices a terceros.

¿Quién de los dos fue quien se lo propuso al otro? Bueno, esa era una historia divertida porque ambos lo habían planeado para la misma fecha: el día que se conocieron. Kaeya en un descuido dejó caer el anillo de su bolso y Diluc al encontrarlo solo pudo reír y confesarle que también había comprado uno. Después de unas cuantas risas y vergüenzas de por medio, Diluc tomó la iniciativa para ponerse de rodillas y pedírselo.

Todo esto fue en su hogar. No les hubiese gustado hacerlo en un lugar público después de todo el drama que pasó hacia unos meses atrás.

—¿Estás emocionado que no puedes dormir? —la voz del pelirrojo le llamó la atención. Perdió la noción del tiempo mirando por la ventanilla, incluso ya eran altas horas de la noche y no sé percató hasta ese momento.

—Supongo...

—¿Pasa algo? ¿No te gusta volar en clase turista, su majestad? —ante ese comentario su esposo solo rió bajito para no molestar a los demás pasajeros.

—No es eso. Simplemente me quedé pensando un momento en todo lo que pasó —el contrario levantó una ceja. —. Oye, lo digo en el buen sentido. ¿No es un poco aterrador que todo vaya tan bien ahora?

—No, no lo es. En realidad, nos merecemos esto, ¿no crees?

—Si —asintió después de pensarlo un momento. —, eso tiene sentido. Lo siento, creo que estoy nervioso. Es la primera vez que vuelo con un hombre muy guapo como esposo.

Diluc sonrió ante eso y sin pensarlo dos veces se acercó para darle un beso en la mejilla. Esos pequeños gestos significaban todo para Kaeya, sentir y ver a un Diluc tan amoroso simplemente le encantaba.

Las horas del vuelo fueron rápidas, igualmente no irían tan lejos para pasar su luna de miel y eso era bueno pues Kaeya insistió en estar listos ante cualquier posibilidad de que Childe queme la casa. Sea como sea, el clima invernal de Espinadragón no tenía piedad para cuando bajaron del avión y el primero en quejarse fue Diluc.

host club ➵ dilucxkaeya (genshin impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora