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Mantén la cabeza gacha y mantente alejada del camino de la gente, eso es lo que te repetías a ti misma como un mantra. No sabías qué esperar, pero sabías que no podía parecer nada bueno ya que ahora asistías a una escuela que entrenaba a la gente para matar.
Caminando por el pasillo, podías sentir que los ojos de todos te perforaban. Sigue caminando, te dijiste. El murmullo que escuchaste pronto se convirtió en risas cuando te tropezaste con alguien. Dos manos agarraron tus brazos para evitar que cayeras. Miraste hacia abajo, tratando de ocultar tu vergüenza.
- Lo siento mucho- te disculpaste, tensa porque esperabas estar en el suelo y que todas las carcajadas estallaran sobre ti. En cambio, dejaron escapar una pequeña risa. No en tono de burla o malicioso, sino una amistosa.
- No te preocupes por eso. Me pasa todo el tiempo- te aseguró. Levantó la vista y te dedicó una pequeña sonrisa y por un momento te olvidaste de que todavía estaban en el medio del pasillo. No fue hasta que el chico de cabello verde extendió su mano y se inclinó para susurrar en tu oído sobre salir de allí. Aceptaste su oferta y dejaste que te llevara a un tejado.
Cuando llegaron allí, había un pequeño grupo de personas. Al igual que el chico de pelo verde, que supiste que se llamaba Billy, no se mezclaban con los grupos de estudiantes que se alineaban en el pasillo por el que acababas de hacer una entrada triunfal, se hacían destacar.
- Debes ser la chica nueva. Un chico con acento británico gritó mientras se dirigía a ti y a Billy, seguido de otras dos personas.
- Soy T / N- tartamudeaste haciéndolo estallar en carcajadas.
- Oh, los legados te van a comer viva- dijo antes de caminar hacia el sofá, con el sonido de la risa en su camino.
- ¿Legados?
- Los niños cuyos padres estuvieron aquí y sus padres, padres, etc...- la única chica del grupo te lo aclaró.
Inevitablemente frunciste el ceño preguntándote en qué te habías metido.
- Vas a estar bien, T / N- Billy dijo, notando tu ceño fruncido y te dio un codazo, con una sonrisa contagiosa, haciéndote sonreír a ti también.
