Capítulo Veinticuatro.

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— Esto es delicioso —Su boca se encontraba llena de fruta.

— Lo sé —Reí—. Finn, me harás engordar. Cada vez que salimos hay comida de por medio.

Negó—. Ya eres perfecta, me gustas como sea —Saco mi celular de su bolsillo—. ¡Dios! Alguien te está mandando como mil mensajes.

Tenía miedo de que fuera mi madre, Seguro no saldría de por vida. Finn me entrego mi celular y un golpe de alivio golpeó mi pecho al ver que se trataba de Gaten, preguntando por mi ausencia en la escuela.

— No es nada. Solo es Gaten.

— ¿Sucede algo?

— No —Se lo entregué de nuevo—. Quiere saber cuándo terminaremos el proyecto de...Ciencias.

— Puedo ayudarlos, me interesa conocer a Gaten.

— Si, bueno, casi terminamos el proyecto.

— Igual quiero conocerlo —. Me sentía confundída.

(...)

— ¡A tu izquierda! — Gritó.

— ¡Arriba! —Grite está vez yo, jugábamos en el área de juegos dentro de una plaza, teníamos que asesinar zombies en un barco— ¡No! Acabo de morir.

El se dió por vencido, sería difícil que ganará estando solo. Nos miramos y al instante comenzamos a reír.

— Cada vez queda menos tiempo para estar juntos, terminarás tus vacaciones, solo un tiempo más y vas a ser una niña con graduación —Tomo mi mano y la entrelazó con la suya—. Después estarás en la universidad y te olvidarás de mi.

— ¡No hagas un drama! —Me recargue en el respaldo del asiento, mirándolo para jugar con su cabello— Estás en mis planes.

— Me agrada escucharlo —Tambien me miró.

— Tu no te haz olvidado.

— Porque te colaste a mis planes — Comenzó a reír y di un golpe amistoso en su brazo.

— Eso fue ofensivo —Sonreía aún divertido—. Pero, me agrada escucharlo.

— ¿De nuevo? — Se quejó dejando ver nuevamente mi celular.

Está vez era Sophia.

— Talvez hablé después con ella. Debo irme.

— Fue demasiado tiempo para que te quedarás más —Hizo un puchero—. ¿Cinco...

No termino de formular su pregunta cuando una llamada entro a su celular.

— Bueno...Tengo que ir con la banda.

— Te veo después, Bonito.

— Nos vemos, Bonita.

(...)

Llegué a casa, como era costumbre, la familia de Annie estaba aquí. Me límite a saludar y subir a mi habitación.

Me recosté y a los pocos minutos llegó Adriel.

— ¿Cómo estás? — Se recostó junto a mi.

— ¿Qué haces aquí?

— Pretendo ser amable —Se giro mirándome—. Y quiero ofrecerte una disculpa.

— ¡Vaya! —Tenía miedo, algo más debía tener esto—. ¿Solo será una?

— Bien, una por cada vez que me he pasado contigo.

— De acuerdo, acepto tu disculpa —Lo mire—. Pero solo eso.

Asintió sonriendo.

— ¡Aquí están! Ya comparten tanto tiempo juntos —. Mi mamá estaba feliz.

— No, mamá...— Adriel me interrumpió.

— Seguro. Invitaba a ________ a comer un helado.

— ¡Excelente idea!

— No puedo, estoy castigada mamá. ¿Estás levantándome el castigo? — Pude notar que le molestó aquello.

— Es cierto, Adriel. Ella no puede salir con sus amigos.

— Bueno, el helado vendrá a ti.

Salió de la habitación.

— Adriel solo es amable contigo.

— Bien, yo también lo soy con el, al menos lo intento.

— ¿Por qué no quieres salir con él? —Bufo—. Esto no tiene que ver con tu castigo.

— Lo he tratado de decir, el no es quien aparenta. ¿El? ¿Adriel? No es un rebaño de Dios.

— El significado de su nombre no tiene que ver con la persona que es.

— Tiene que ver cuándo todo el mundo cree en el significado de su nombre como él mismo.

(...)

Si, me encontraba con Adriel comiendo helado mientras veíamos Bob Esponja, la tensión con mi madre era clara.

Adriel odiaba Bob Esponja, le parecía ridículo e infantil. A mí me encantaba, desde pequeña solía verlo, eso al menos hasta antes de las últimas temporadas. Adriel mantenía su vista en su celular.

— Es detestable que tu hermano este con mi hermana.

— Lo mismo opino —Levanto una ceja—. Era mi mejor amiga y nunca me lo dijo.

— Me agrada que tengas confianza en mi.

No había Sido la gran cosa y no tendría sentido que en verdad pudiera confiar en el.

— Tu no me haz dicho nada a mi.

— Bien, pero ¿Si confío en ti... —Me miró con seriedad—. ¿Cómo puedo confiar en ti?

— No lo sé. Talvez eso ayude a qué dejé de odiarte — También lo mire con seriedad— ¿Cómo puedo confiar en ti?

— Quiero que mejoremos nuestra amistad.

— Comencémos por ser amigos —Asintió y estrechamos nuestras manos— ¿Y bien?

Respiró hondo—. Confío en ti —Asentí.

Adriel era lo bastante maduro para romper una promesa o incluso jugar con una bobada.

— Mis padres, no son mis padres biológicos.

O talvez si.

— ¿Que?

— No pertenezco a mi familia. Soy adoptado, ________ Grazer.

Definitivamente en ningún escenario hubiese podido imaginar el dato. Nunca había notado algo extraño u algo que ocultar en la familia de Annie, incluso no había notado la falta de similitud entre ellos.

— Pero Annie no lo sabe, no puedes decírselo.



¿Y si fuera al revés? (Finn Wolfhard Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora