Capítulo treinta.

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Había dejado de leer mi libro, estaba mareada, además no quería perderme de los preciosos paisajes que podía presenciar desde mi asiento.

— ¿Cómo conoces a mi hermano?

Después de la propuesta de Finn había decidido que lo mejor era no ir, sin embargo a los segundos retracte mi decisión, talvez en un futuro no muy lejano en otro universo me arrepentiría de no haber aceptado teniendo la oportunidad en ese instante.

Sin duda alguna asumí el riesgo, de algún modo creí que valdría la pena y esperaba que así fuera. Finn conducía el auto de su hermano, al parecer tenían uno y Finn sabía conducir, el encuentro con él destapó otro de mis secretos mejor guardados.

— Nick, ella es....— Su hermano lo interrumpió.

— ¡_______! Si la conozco — Ambos sonreímos mientras que el rostro de Finn solo reflejaba confusión.

No habíamos tocado el tema hasta ahora y esta vez me veía forzada a hablar con la verdad.

— Lo conocí en una fiesta. Me ayudó con cierto percance.

— ¿Qué percance?

— Un chico tonto, llamado Adriel.

— Aguarda — Me miró por unos segundos para volver su vista al frente —. ¿Fuiste a una fiesta con el?

— Si, mi madre insistió — De igual modo mire el camino —. Pero como su terrible intento de galán fallido resultó muy mal, Nick me ayudó.

— ¿Por qué no me lo dijiste?

— Tu hermano me llevo a casa, jamás lo hubieras aceptado y yo tenía miedo de decirlo... al menos hasta que supieras todo.

Tomo aire guardando su calma.

— ¿Hay algo más que quieras decir?

— Solo eso.  Y mi madre sabe que existe un chico que me gusta.

Sonrió de lado, pude notar que aquello lo hizo feliz y apuntaba a su ego.

— ¿Hay algo que tú quieras decir?

— Bueno, ella me beso. Habíamos hablado, quería que le enseñera mis bastos conocimientos en la música.

— ¿Así? ¿Teoría de besos?

— ¡Hey!

— No es nada lindo ¿Cierto?

— la rechacé, lo mío no es ser profesor, sin duda lo detestaria.

— Me enseñaste a andar en Skate.

— Es diferente, tú me gustas, ella no.

Está vez era yo quien sonreía de lado con el ego por las nubes.

(...)

— Esto es tan lindo, me recuerda a las películas...— Comencé a balbucear con respecto a la casa dónde nos encontrábamos, era pequeña pero tenía todo lo necesario, incluso no había luz, podría llamarlo vintage, pero simplemente era acogedor.

Cuando distraje mi vista de la casa para concentrarla en Finn este me veía con atención, desvío su mirada cuando nuestros ojos se encontraron.

— Es lindo escucharte hablar de ese modo, fuiste muy descriptiva con cada una de tus palabras, fue tierno — Prendió un candil con una vela.

— Gracias, nunca había estado en un lugar así, me parece increíble. Es sensacional la paz que da el lugar.

Comenzó a reír un poco.

Para en la noche, la lluvia abundaba, adoraba dormir con lluvia afuera, era de mis cosas favoritas. No había cuartos, simplemente habían un par de camas, en un extremo de la habitación se encontraba Finn, yo en otro.

— Descansa Finn — Hable colocando el candil que iluminaba mi cama a cierto metro de mi.

— Descansa ______ — Repitió mi acción.

Me arrope a mi misma, me parecía increíble estár viviendo el momento, en otras circunstancias no hubiese tomado el riesgo y posteriormente me lamentaria a mi misma, suelo hacerlo con frecuencia, pienso que siempre me he puesto límit...¡Pum! Una de las ventanas se abrió con fuerza tirando nuestros candiles.

— ¡No inventes! — Se quejó Finn y en seguida se levantó a cerrar la ventana.

— Finn — Llame su atención.

— ¿Qué pasa?

Guardé silencio durante algunos segundos, buscaba el modo de decirlo.

— ¿Qué sucede ______?

— Cuando era pequeña me daba miedo dormí sola, siempre dormía con Jack, algunas veces el no se daba cuenta que yo estaba en su cuarto, hasta que lo hizo y no me lo permitió más.

Veía la sombra de las gotas resbalar por el cristal a través de las cortinas que cubrían las ventanas.

— Me doy cuenta ahora de lo que sucedía, no tenía miedo a dormir sola, pienso que le temía a la oscuridad y lo que pudiese provenir de ella.

— Eso es tierno, eras una pequeña niña — Dijo divertido — ¿Pretendes que duerma contigo?

Cerré los ojos con fuerza, eso era lo que quería, conocía la intención al contar mi pequeño recuerdo, pero tenía la mínima esperanza de no ser obvia con mis palabras. No dije nada y el comenzó a reír con algo de fuerza, agradecía que en el lugar no hubiera luz, no podía notar mi vergüenza.

— Sólo pídelo.

— Quería que conocieras la anécdota.

— Por supuesto. ¿Aún tienes miedo de la oscuridad?

— ¿si respondo comenzarás a reír? — Claro que lo iba a hacer.

— No.

— Lo harás — Estaba segura.

— No lo haré.

— Aún me da miedo la oscuridad — Confesé.

Ocultó su risa, aunque pude escucharla. Se levantó de su cama y se recostó junto a mi, me era imposible ver si quiera sus ojos.

— No puedo evitar que la oscuridad algo contra ti, pero estoy contigo.

— Gracias por reírte — Me quejé —. Sabía que lo harías.

— ¡Tu sabes que era inevitable! Tienes...¿Que edad tienes ______ Grazer?

— Bueno, podemos hablar después.

— ¡No lo evites!

— Es una conversación que podemos posponer hasta el día de mañana.

— De acuerdo.

Abrazó mi cintura.

— Descansa, bonita.

Me tomo por sorpresa el sobrenombre, no imaginaba volver a  escucharlo.

— De...Descansa Bonito.

¿Y si fuera al revés? (Finn Wolfhard Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora