Capítulo Veinte.

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Y de nuevo la familia de Annie estaba aquí, mi madre me obligaba a estar con su hermano, tenían la gran e idiota idea de la perfección del hermano de Annie, ¿su nombre? Adriel como si el concepto que tenían de el no fuera suficiente.

Aunque era realmente atractivo su actitud corrompía aquella belleza.

—¿Puedes dejar de mirarme?— Preguntó sin despegar la vista de su celular.

—¿Eres así de idiota con todo el mundo?

—Ten cuidado con tus palabras—. Por fin me miro.— No estoy muy contento de estar aquí.

—Ver tu rostro en mi casa tampoco es de mi agrado.

Caminé a mi habitación seguida de él.

—No es tu casa, niña.

—Menos la tuya, no entres a mi habitación con la confianza que ya tomaste y por supuesto nadie te dio.

—¿Que nadie me dio? Tu madre me adora.

—Lamento que estes idealizado por mi madre y tu familia.

—Escuché a tu madre decir que te gusta un chico y lamenta que no sea yo.— Se acercó a mi, mirandome a los ojos, trataba de intimidar. Yo me aleje de él.— ¿Sabes cuánto anhela por que sea tu novio?

—¿Sabes cuánto anhelo por qué nunca lo seas?

—Colmas mi paciencia.

—Tu la mía—. Lo empujé pero me tomo por las muñecas sin apretarlas.— Te lo repetiré de nuevo ¡Déjame en paz!

Una risa burlona por su parte se hizo presente, para después soltarme.

—Lo que la princesa ordene.

Se fue aun riendo, era egocéntrico y por supuesto comenzaba a odiarlo.

(...)

—¡Es super molesto! Es un terrible intento de galán muy fallido.

Finn estaba riendo con la historia de lo ocurrido en mi casa.

—Yo no encuentro lo gracioso—. Me queje.

—El tipo coqueteaba contigo y es considerado tremendo Dios ante su familia y tu madre.

—¿Coqueteaba conmigo? ¿Cómo puedes estar seguro de eso?

—¿No es obvio? Se acerco a ti y después de pedirle que se fuera lo hizo, pero lo hizo riendo.

—No significa nada, tu nunca lo haz hecho.

Se acerco del mismo modo en que lo hizo Adriel, de igual modo mirando mis ojos.—¿no? Creí que si.

—Basta, contra ti no puedo—. Retrocedí un poco y baje la mirada.

—Gracias por no acceder a sus coqueteos—. Susurro en mi oido mientras me abrazaba.

Ni si quiera había tenido idea del mensaje que daban a conocer aquellos sucesos, no había tenido experiencias del modo en que sucedió.

—¿Quieres comer un helado?

(...)

—Mira, son tan tiernos—. Veíamos a un par de niños pequeños uno de ellos había tirado su helado y ahora compartían uno.

—El amor de niños siempre será el mejor—. Los veía con atención.— No tiene ningún interés más que la felicidad y es de lo más inocente.

—Lo es.

—Cuéntame sobre tu amor de la infancia—. Me miro prestando toda su atención a mi.

—¿Amor de la infancia? Nunca tuve uno.

—¿No lo tuviste? Todos lo tuvieron.

—Cuéntame sobre tu amor de la infancia.

—Tiene tu nombre—. Sonreía bobamente mirando a la nada.— Es, la hermana de mi mejor amigo, ahora no tengo idea de que haya sucedido con su vida.

Se trataba de mí, yo era su amor de la infancia y talvez de ahora, su adolescencia

—Me encantaba jugar con ella, realmente no recuerdo mucho.

—¿Si es la hermana de tu mejor amigo por qué no sabes más sobre su vida?

—No es conveniente estar con los hermanos de tu mejor amigo u amiga.

Me crucé de brazos, eso era tonto.

—Si rompen su relación y se reencuentran a cada momento sera incómodo. ¿Y que dices sobre quedar en malos términos?

Ahora tenía sentido, sin embargo aun mantenía mi pensamiento, nuestra relación no tendría que afectar su amistad con mi hermano.

—Eso es falso, no tiene porque afectar al otro.

—No quiero discutir esto contigo, ______. Mi mejor amigo es muy importante para mi, ha estado en momento muy importantes o muy dificiles, si decidí alejarme de lo que hace ya bastantes años sentía por su hermana tuvo sus motivos.

Jack no lo había alejado, el tomo la decisión. No podía sentirme más que terrible, era seguro que el me odiarla cuando se enterara de la verdad.

—Lo siento—. Tomo una de mis manos y coloco otra en mi mejilla.— Talvez fui grosero, pero es importante.

—Lo sé. Tengo celos de una niña del pasado con el mismo nombre que yo.

Comenzó a reír.— Amor, mataste el momento, era perfecto para besarte.

Del mismo modo comencé a reír, parecía tener el don de hacer desaparecer los lindos momentos.



¿Y si fuera al revés? (Finn Wolfhard Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora