Capítulo Veintiséis.

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— Hoy iremos a visitar a tu prima — Dijo mi mamá cubriendo un bizcocho horneado hace unos minutos con crema batida.

— ¿Hoy? Hoy se levanta mi castigo. Quiero verla, pero se que no regresaremos dentro de ¿Cuánto es? ¿Tres, cuatro días? — Negué.

— Lo lamento _______, ella está a solo cuestión de días de tener a su bebé y tu tía a pedido que este con ellas para apoyarlas.

Me resigné a sus órdenes, no tenía ninguna otra opción. En cualquier otra circunstancia hubiera quedado al cargo de Jack.

— ______, Sophia te busca.

Estaba perdida en mis pensamientos que olvidé por completo lo que Sophia había dicho hace unos días. Sin duda corrí emocionada a la puerta.

— ¡Sophia! — La abracé enseguida y ella a mi

— ¡Adoro tu pijama!

No había notado que aún vestía mi pijama.

— ¡No puedo creer que de nuevo estés aquí! —Realmente me emocionaba estar con ella.

— Ni yo misma lo creo, mamá quiso regresar 1 semana antes de lo planeado —Sonreía— Aprendí una fenomenal receta de pie.

— ¿Quieres cocinar? — Asintió.

(...)

Mi madre había accedido a qué me quedara sola, lo cual me sorprendió, ella realmente tenía prisa por asistir con mi prima. De igual modo la madre de Sophia accedió a qué ella pudiera quedarse conmigo en casa, claro después de mucho rogar y bastantes estrictas reglas, además de solo ser un día.

— Necesitamos un molde — Caminamos al pasillo, estábamos en el súper mercado.

— ¿Quién te enseñó esto Sophia?

— No tenía mucho que hacer y bueno internet tiene a veces buenas recomendaciones —Comenzó a tomar unos cuantos moles—. Creo que cualquiera estará bien.

— ¿Estás segura? ¿No será mucho como para solo nosotras?

— Tienes razón —Tomo un molde más pequeño—. Aunque podemos invitar a Finn.

Estaba feliz por la llegada de Sophia y me había mantenido distraída hasta que lo menciono. Intenté hablar con él, pero fue imposible, mis mensajes jamás eran vistos.

— No lo creo, no estamos bien.

— Habías dicho que si — Se cruzó de brazos.

— Bueno, fue un detalle inesperado. Ya no tengo más excusas para evitar que conozca mi casa, a mi madre o simplemente a mi.

— Bueno, comamos pie y Café juntos. Habla con el, explica tus motivos y talvez lo comprenda.

— No puedo darle mis motivos —Bufé —. No puedo decir que me acerque a él para intentar darle una lección a mi hermano, por un capricho de hacer sentir a Jack lo que yo.

— Pero — Sabía que buscaba alguna excusa para intentar hacer que aquello no fuera algo terrible.

— No debía enamorarme Sophia, nunca debí acercarme. Jamás debí continuar. Debí siempre hablar con la verdad.

Nuevamente comenzaba e tener ese sentimiento, no tenía idea de mis expresiones hasta que Sophia coloco sus brazos a mi al rededor.

— No debí sugerirlo —Se separó un poco de mi para mirarme—. Pero sea lo que sea, te apoyaré.

— Gracias Sophia —Reí un poco—. Es gracioso esto en un supermercado.

(...)

— Bien, ahora pon con esa brocha el huevo — Sophia me daba indicaciones.

— Wow, esto no es tan complicado — Seguí sus instrucciones.

— ¡Lo sé! No entiendo porque la primera vez incendie la cocina.

Lo mire con algo de horror.

— Es broma —Reí— O talvez no.

Solo la mire mal.

— ¿Que sigue?

Lo tomo entre sus manos y lo coloco en el horno.

— Solo esperar.

Chocamos nuestras palmas, estaba siendo un éxito. Nos tumbamos en el sillón.

— ¿Quieres ver una película? — Pregunté encendiendo el televisor.

— No, necesito que me expliques quien es Adriel.

— Es el hermano de Annie —Baje el volumen del televisor—. Pero es todo un tonto. Ha Sido algo amable estos últimos días.

— Está historia será como la de los....

— No, de ningún modo —La interrumpí—. No me creo capaz de aguantar a alguien como el.

Comenzó a reír un poco.

— ¡Pero si ya son casi familia!

— No lo somos. Mantengo mi distancia con el chico.

— Claro...Annie y Jack seguro ya hicieron al pequeño bebé.

— ¡Sophia! — Está vez soltó una carcajada y me uni a ella.

— Intento animarte — Sonrió finalizado con su risa.

(...)

De nuevo me encontraba en pijama, pero a diferencia de la mañana Sophia también lo estaba.

Comíamos nuestro pie, realmente era bueno.

— Lamento lo que diré, mañana hablaras con Finn — Veía su celular.

— De acuerdo. Me tranquiliza que estés aquí, conmigo.

— ¡A mí también!

¿Y si fuera al revés? (Finn Wolfhard Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora