En un mundo en dónde algunas personas nacen con extraños poderes.
Personas demasiado peligrosas como para mantenerlas con vida.
Deben matarlas antes de que ellas los maten.
Viven escondidas, en las sombras, demasiado asustadas como para...
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Estaba sentado en el piso de su hogar, tomaba sus rodillas con sus brazos, respiraba hondo, había querido tomar algo de aire fresco en el exterior, pero últimamente no se sentía seguro fuera de su propia casa.
A distancia de él, Chile lo observaba, aún no se sentía seguro cerca suyo, por más que, quiera, por más que haga lo que pueda para ayudarlo... Aún se mantenía ese miedo. Había crecido con miedo a ese tipo de seres, no podía solo olvidar todo y hacer como si nada. Era doloroso sentirse así con su mejor amigo.
Incluso con ese sentimiento en el cuerpo, trató de sacudirlo hacia fuera y fue junto a su vecino.
Con lentitud, apoyó su mano en el hombro contrario, tratando de llamar su atención, no se sentía cómodo tocándolo, pero estaba haciendo su mayor esfuerzo para tratarlo igual que antes.
Argentina pareció tomado por sorpresa, casi asustado por el repentino tacto. Lentamente, el argentino acercó su mano a la del otro, sin mirarlo a ningún momento, dudó un poco, pero terminó apoyando su mano temblante en la del otro, con toda la suavidad posible. Logró dejar de temblar al sentir la calidez del tacto contra la piel contraria.
El chileno sintió un escalofrío recorrer violentamente su cuerpo, más no retiró su mano.
- ¿Estai' listo? - Preguntó en voz baja, haciendo un esfuerzo para hablar
Pudo ver cómo el otro tomaba una bocanada de aire antes de responder.
- Listo - Afirmó
Se levantó del suelo, parándose firme como tratando de aparentar un aire seguro.
Sacando el celular de su bolsillo, miró de reojo al tricolor, este observaba con atención cada movimiento de sus manos, tratando de ocultar el nerviosismo de sus ojos. Le hería saber que alguien tan preciado le tenía miedo, pero ¿Que podía hacer? A este punto solo podía demostrarle con el tiempo que no tenía motivo para sentirse así. No podía culparlo, probablemente él estaría igual si la situación fuera al revés.
Aún así, dolía.
Abrió el chat que tenía con Suecia, mandándole un mensaje preguntándole si podían verse para entrenar. Pasaron algunos minutos tensos antes de que pudieran ver esa notificación en la pantalla, era del Sueco diciéndoles una dirección, nada más, solo el lugar al que suponían debían ir.
Tomaron sus respectivos abrigos y salieron. El bicolor caminaba por las calles junto al de la estrella, encogido en su lugar y con las manos en los bolsillos de su buzo negro, desconfiado de todo lo que lo rodeaba, sentía como si todo el mundo tuviera los ojos clavados en él y, mientras más trataba de verse normal, más sospechas generaba. Por un momento quiso ponerse la capucha, tratando de ocultarse más, pero sabía que eso lo haría ver peor.
Un pequeño codazo lo distrajo por un pequeño segundo. Al girar su cabeza notó al chileno mirándolo serio, parecía decirle que se calmara con la mirada.
