En un mundo en dónde algunas personas nacen con extraños poderes.
Personas demasiado peligrosas como para mantenerlas con vida.
Deben matarlas antes de que ellas los maten.
Viven escondidas, en las sombras, demasiado asustadas como para...
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¿Cómo describir la sensación de perder a quien más se adora en el mundo, aún peor sabiendo que ni siquiera trataste de salvarlo cuando tuvieste oportunidad?
Por unos momentos el mundo deja de tener sentido. No puedes reconocer si estás respirando o no, la sensación de que todo se srruinó y de alguna manera es tu culpa te abruma los sentidos de tal manera que tan solo se pierden las emociónes por unos momentos... no puedes ocuparte de estár triste cuando tu mente pretende apagarse y se niega a despertar. Pero a Argentina áun así las manos le temblaban y sus ojos se mantenían fijos en la nada sin parpadear, como si en un parpadeo las cosas pudieran empeorar.
Podía sentir que la tierra bajo sus pies se derrumbaba y él caía en picada a un mar que le pesaba en la piel y lo arrastraba con sus garras arrugándolo durante el camino hacia el fondo de todo. Y él ni siquiera trataba de salvarse.
¿Cómo podía?
Chile iba a morir. Iba a perderlo un segundo después de haberlo encontrado.
Y esos ojitos brillantes que le decían que todo estaría bien... esas palmas cálidas llenas de cariño y cada palabra profunda en calma... todo aquello iba a desaparecer. Ya no sentiría a Chile sostenerle la mano ni besarle las mejillas con cariño, todo estaba acabado.
"Te amo, confía en mí"
Argentina no se tuvo que dejar llevar por esas palabras. Se tuvo que haber quedado y arriesgar su vida contra la F.E.E.M. si era necesario... o incluso dejarse morir a sus manos para poder al menos terminar su vida junto y al mismo tiempo que su amado.
Pero no. Debía centrarse en la realidad. Y la realidad era que él estaba ahí, a salvo, mientras Chile probablemente tenía un arma apuntandole la cabeza y daba sus últimas palabras
- Argentina. - Suecia lo llamó con severidad - Argentina, concéntrate. - Le habló en un tono que se mostraba obviamente molesto
Pero Argentina no podía hacerle caso... en su mente estaban esos últimos minutos con el chileno dándose en repetición cada vez más distorcionados hasta que podía jurar que Chile le había dicho en algún momento que era un cobarde y por eso debía salir huyendo.
- Argentina. Hazme puto caso o te prendo fuego. - Amenazó, hirviendo en ira por la manera en la que el contrario lo ignoraba
- ¿Cómo querés que haga eso? - Renegó el argentino con la mirada pegada al suelo - Chile... el amor de mi vida, va a morir... - Sollozó con tristeza, recién en ese momento sus sentimientos adormecidos despertándose con la horrible sensación de perdición apuñalándole el pecho
Sin embargo, lejos de mostrarse empático o paciente, Sucia resopló con los ojos en blanco y le dió un golpe en la nuca, resultando en una queja del argentino.
- Exacto. Él es el que va a morir, no tú, así que es él el que debe llorar al respecto - Le indicó con clara rabia cruzándose los brazos - TÚ lo que deberías estar haciendo es ayudarme a idear un plan para sacarlo de esa situación de mierda - Le ordenó, pronto sentándose en el suelo y quemándo las puntas de los pedazos de césped muy altos como para sacarse el estrés
