🔥Thirty-two🔥

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El corazón le iba más rápido de lo usual mientras caminaban por los sombríos pasillos de la gruta nocturna, iban tan rápido que incluso le daba miedo deslizar por la humedad del piso y darse la cara contra la piedra

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El corazón le iba más rápido de lo usual mientras caminaban por los sombríos pasillos de la gruta nocturna, iban tan rápido que incluso le daba miedo deslizar por la humedad del piso y darse la cara contra la piedra...
Aunque en parte no era solo eso por lo que quería ir más lento. Sentía su cuerpo picar con un nerviosismo extraño, quería rascarse hasta sacarse la piel, pero a la vez había perdido la sensación en sus extremidades por culpa de la adrenalina aparentemente sinsentido que lo poseía.
No  lo entendía muy bien... pero se sentía como un niño pequeño siendo llevado a la oficina de la directora después de hacer alguna travesura... con el instinto de querer huír en el cuerpo y el miedo de saber que no existía escapatoria.
Pero él no había hecho nada malo... es más, le quitarían esos poderes que tanto había maldecido desde el primer día que los obtuvo.

¿No debería estar feliz, emocionado, saltando de alegría por esas grutas?

En su lugar, trataba de ir lo más lento posible, con mala cara y un aire de desgracia.

¿No era una vida normal lo que siempre había deseado?

Se abrazaba al brazo de Chile como si fuera su única protección, como si no fuera él el de los poderes de fuego capaz de protegerlos. El chileno masbien era protector de las cosas que no se veían, lo protegía del miedo y la ansiedad y la sensación de soledad... pero ni él podía protegerlo de sus ganas de llorar en ese momento.
No era capaz de comprenderse a sí mismo.
Y no supo porqué, cuando lograron ver por fin a la bruja con su caldero luminoso y su pared a reventar de objetos, lo único que pudo sentir fue a su corazón derrumbarse con desilusión.

- Oh, lo lograron - La mujer parpadeó lento, haciéndoles con la mano una seña para que se sentaran

Los latinos hicieron caso, Argentina a regañadientes pero igualmente aceptando que ese era su destino.

Había nacido humano.
Lo críaron como un humano.
Su rol era ser un humano.

Nada de poderes, ni bares escondidos, tampoco sirenas ni mucho menos pueblos entre montañas.
No más control del fuego, cegar con la luz, animales hechos de sombra, nados de mounstro marino, construcción de montañas huecas ni congelar metales con las manos.
Como Arden le había dicho y bien claro le había quedado:
Eso no le pertenecía.

Ni siquiera con ese lazo azul en su muñeca, ni con esas experiencias nuevas.
La felicidad de esos recuerdos era algo que debía dejar como si hubiera sido unas vacaciones temporales y no parte de su vida.
Su vida era otra... entre países y humanos que hablaban de trabajo y se metían en sus asuntos de humano.
¿Para qué meterse en el peligro extra de ser un gris de cualquier manera?
Estaba más seguro pretendiendo que siempre había sido un humano más de cualquier manera...

- Entonces Argentina... ¿Estás listo para deshacerte de esos poderes? - Le preguntó la bruja, extendiendo su mano para que le entregara el objeto que haría el trabajo

Don't Tell Them... - ChiArg-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora