Prologo.

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Las tortugas ninja no son de mi propiedad. 

Era viernes por la noche cuando sucedió, un hombre extraño apareció en la puerta de su casa. La mitad de su rostro se veía quemado y llevaba puesta una armadura brillante, sabía quién era en cuanto lo vio, se trataba de Oroku Saki, mejor conocido como Destructor. Miro detrás de él ahí se encontraba su esposa, quien carga a su hijo Leonardo de dos años, en brazos.

Hacia unos meses recibió la visita de su amigo Hamato Yoshi, él se encontraba escondiéndose de Saki. Enseguida se le ofreció refugio en su casa, pero Yoshi se negó de inmediato por miedo de que ellos salieran perjudicados. Pero él sabía mejor, incluso si Yoshi no hubiera aparecido en su puerta, Saki iría a verlo.

—Oroku... a que debo tu visita - pregunto tembloroso, este hombre lo aterrorizaba. Después de todo lo que le había hecho pasar. Ese hombre frente a él había sido el responsable de su abandono de su tierra natal.

-¿Dónde está Yoshi? – directo al punto como siempre, irrumpió en la casa seguido de varios de sus ninjas del clan del pie. – Sé que estuvo aquí antes – dijo mirándolo a la cara con el ceño fruncido.

-No lo he visto desde que me fui de Japón hace años – respondió firme, no delataría a su mejor amigo, sabía que su vida corría peligro, pero aunque le diera la información que solicitaba dudaba que saliera con vida de esta visita.

Fue en una fracción de segundo, pronto los seguidores de Oroku rodearon a su esposa e hijo. Su esposa abrazo a Leonardo lo más cerca que pudo de su pecho. – ¿estás seguro de eso?, un informante me dijo que lo había visto aquí.

Miro a su esposa por el rabillo del ojo y ella hizo un pequeño movimiento con la cabeza en negativa. – No lo he visto.

Claramente no era la respuesta que Saki esperaba, entre cerro los ojos antes de alzar las cuchillas de sus guantes al cielo y lo apuñalo. Cayó el suelo escuchando los gritos de su esposa y el llanto de su bebé. Con las pocas fuerzas que le quedaban alzo la mirada, observo a los del clan sujetar a su esposa mientras Oroku le quitaba al niño de sus brazos. – ¡Leonardo! – grito desesperada la mujer tratando de salir del agarre de los hombres.

-No se preocupen por él, voy a cuidarlo por ustedes – hablo Oroku mirando al niño. Su pequeño hijo miraba al hombre con miedo y curiosidad. – Leonardo... es un buen nombre – Oroku se volvió a uno de los ninjas. – Acaben con ellos.

Lo último que vio fue a Oroku marchándose con Leo en sus brazos, antes de sentir un terrible dolor atravesar su pecho y luego nada.

A la mañana siguiente en las noticias de España, podía verse en las noticias el homicidio de una pareja y la desaparición del único hijo de la pareja.

Espero de corazón que les guste esta historia. Si tienen algún comentario o sugerencia para mejorar la historia será bien recibido.

Por mi parte seria todo por el momento. 

Hasta la proxima. 

Byebye.

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