Capítulo #3

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-Tu tía cree que no lo sé, pero no soy tonta, hija- abro la boca para hablar, pero me hace una seña y la cierro- te vi llegar con Aarón, sé que tu tía o Robert te han contado todo y sé que te necesitan para luchar- suspira- es tontería ocultarlo más y de una forma esto me ha dado un golpe de realidad.

<<No puedo huir de mi vida para siempre, tengo amigos y familia allí. Dejé miles de responsabilidades y creo que debo muchas disculpas. Sabes que lo hice para protegerlos a ustedes dos, pero fue injusto alejarlos de su realidad, de su mundo. Té quiero pedir perdón, pero entré en pánico y ya había perdido a tu padre, no los quería perder a ustedes>>

-Te entiendo mamá- la abrazo- solamente es doloroso haber perdido estos dos años. Siento que me he perdido de mucho, pero tampoco te juzgo madre. Te prometo que protegeré a Allan y cuando crezca seremos invencibles, seremos los tres contra el mundo y papá se sentirá orgulloso.

Veo lágrimas caer de sus ojos, Allan viene de la sala de juegos con una pizarra, pero ve nuestras lágrimas, la tira para luego correr y abrazarnos. Mi hermanito es tan tierno, lo tomo y lo siento en mis piernas para luego darle un beso en la mejilla.

Día tres.

Al día siguiente mi madre va conmigo.

Todo es muy emotivo, se encuentra con viejos amigos y hay mucho llanto de por medio. Yo, por mi parte saludo a Aarón y mi tía, no tengo muchos amigos por aquí, que yo recuerde.

-Voy a hacer algo que hace muchos meses siquiera imaginé que sucediera- mi madre hace que la vea- este es un hechizo que permite revivir a personas una vez más por unos cuántos minutos- suspiro imaginando lo que se viene.

Mi madre se posiciona tras de mí, extiende mi mano como ya mi tía me había explicado y me susurra unas palabras que repito, trago grueso y una lágrima cae. Las palabras "sicut unum tempus" Han hecho que mi padre esté frente de mí, diciendo un

"Hola hija, ¿Todo bien?"

Salgo corriendo hacia él, pero como era obvio, es una visión que no puedo tocar

Mis lágrimas caen una tras otra y le pregunto mil cosas, pero él solo me observa.

-Hija- se arrodilla quedando a mi altura- la vida está llena de altas y bajas, por favor, siempre sigue adelante y ayuda a tu madre, dale un ejemplo el cuál seguir a tu hermano y protégelo hasta que juntos sean el dúo indestructible. Siempre he estado orgulloso de ti y siempre lo estaré.

Mis lágrimas caen, siento muchas ganas de sentirme nuevamente a salvo en sus brazos.

Mi madre se acerca a mí con Allan en sus brazos. También tiene lágrimas en sus ojos y mi pequeño hermano reconoce a papá por las fotos que hay en toda la casa, por lo que se le escucha canturrear un "papá" seguidas veces.

Mi padre voltea a ver a mi madre y continúa hablando.

-Deja que ella luche, sabrá qué hacer. Sé que la quieres proteger, pero ahora puedo confiar plenamente en que lo va a lograr- de nuevo me mira- y recupera tu memoria, sé que puede ser doloroso lo que veas en tus recuerdos, pero cariño, es necesario entender lo que pasó, para derrotar a lo que se vendrá. A demás de recuperar a todas las personas que fueron importantes para ti.

Lo vemos levantarse y mi única pregunta hacia él que queda respondida es un

"¿los lograré vencer?" a lo que responde un "solamente cree en ti y lograrás cualquier cosa que te propongas, hija".

-Debo irme ahora, pero confío en ustedes tres, los amo.

-También te amo papá- mi voz sale un poco entrecortada por las lágrimas, mi madre repite las dos palabras y finalmente se marcha, desapareciendo.

Y así se va, dejándonos a mamá y a mí con lágrimas en los ojos.

El hechizo que hice anteriormente solo se puede lograr una vez por persona, así que fue la despedida definitiva hacia mi padre, al menos eso me han explicado hace un segundo

Desearía que hubiese sido más tiempo, pero aun así me siento feliz de haber podido hablar con él por última vez.

Seguiré su consejo, así es que me limpio las lágrimas y susurro un "lo haré". Paso las siguientes horas con Aarón, dado que mamá y la tía se fueron a hacer unas cosas importantes y me doy cuenta que, con él, congeniamos muy bien.

Me guía hacia un lugar con los ojos vendados, me parece un camino largo, pero cuando finalmente parece que llegamos él olvida quitarme la venda, así que lo hago por mí misma.

Un especie de colegio está frente a mí.

Parece más un palacio con varios pisos hacia arriba, un gran patio y hay varios estudiantes en él. En la entrada hay un marco en el que pone en la parte de arriba el nombre del colegio

-Bienvenida a nuestra escuela- parece entusiasmado.

- ¿Nuestra?

-Sí, nuestra. Ven por acá.

Caminamos por unos largos pasillos, en los cuales hay varias puertas, ventanas gigantes y llegamos a una vitrina.

En esta se logra apreciar un cuadro con lo siguiente escrito: "Escuela fundada en el 1915, gracias a Emma Hans y Aarón Favela".

Hay una pequeña historia abajo, pero mi atención se encuentra en esto primero, no puedo creer que yo haya fundado una escuela.

-Tu pequeño incendio ha construido una gran escuela, Emma dilema.

<<Con magia, a los casi trece años y catorce míos, levantamos una construcción, claramente tuvimos mucha más ayuda, pero fuimos los principales creadores, es por ello que el lugar es tan legendario.

-Éramos unos niños- él asiente- es imposible.

-Con magia, Emma, todo es posible.

Luego de mostrarme nuestro colegio, nos reunimos con mi madre y no hacemos mucho más.

***

Día cuatro

Ver la casa de cuando era pequeña me entusiasma bastante, pero ir en dragón lo es mucho más, es por eso que preferí venir primero aquí.

Al principio estoy fuertemente sostenida a Aarón, pero luego de un rato me suelto y estiro mis brazos a los lados disfrutando del viento en mi cara. Me siento libre, muy libre. Pasan unos minutos, pero finalmente aterrizamos en algún pueblo no muy lejano, pero Aarón insistió en que debía experimentar el viaje en dragón y yo se lo agradezco.

-Bien Emma, alguien quiere verte.

Voy a preguntar, pero ese alguien llega gritando.

- ¡Mejor amiga! - Un joven de mi altura y moreno llega a mí y me abraza alzándome un poco.

Miro a Aarón un poco dudosa y me es inevitable preguntar.

- ¿No eras tú mi mejor amigo?

Me parece apreciar una mirada de tristeza, pero él solo me sonríe y niega con la cabeza.

Todo el día me dedico a conocer- nuevamente- a mi mejor amigo y aprender nuevos hechizos, reímos mucho y congeniamos mucho. Realmente lo disfruto.

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60 días antes de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora