Capítulo #10

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Día doce.

-Te lo digo, yo la vi.

-Y yo te creo, pero no creo que sea nada serio. Ya te lo dijeron.

-Bien, dejaré de preocuparme, solo quiero que vayan con cuidado.

Él asiente.

-Ahora, vamos, debemos practicar.

Me explica un hechizo de aparición y desaparición, uno muy difícil, el cual me hace estar en un lugar y luego en el otro.

Pero fallo, una, dos y tres veces.

-Vamos, sé que puedes- asiento.

-Bien, bien. Estoy lista.

-A mi cuenta de tres, dos, uno...

Lanzo el hechizo, pero de nuevo, fallo.

- ¡No! Otra vez fallé, ya no puedo más- me recuesto en un árbol y llevo ambas manos a mi cara, las siento humedecerse debido a las lágrimas y un sollozo escapa de mi boca.

-Emma, tranquila, no te desanimes, es un hechizo complicado, a todos nos cuesta aprenderlo.

-Lo sé, pero si mi mente no hubiese sido borrada, no estaría perdiendo el tiempo tratando de aprenderlo porque lo sabría.

Él pasa sus brazos alrededor de mi cintura atrayéndome en un abrazo.

-Tal vez hubiese sido así, pero no lo es y no debes lamentarte. Si quieres recuperar la memoria, te apoyo, pero el solo hecho de que tu memoria hubiese vuelto, no significa que automáticamente recuerdes como hacer todos estos hechizos, algunos, como este, deberás volver a aprenderlos.

-Bien, lo intento una vez más, pero quiero irme a casa.

-Está bien, hagámoslo.

Intento de nuevo lanzar el hechizo, pero como era de esperar, no lo logro.

Aarón cumple su palabra y nos vamos a casa, y, al llegar voy directo a mi habitación. Me tiro en mi cama y suelto un bufido.

La cama se hunde a un lado y cuando volteo, se trata de mamá que me sonríe con tranquilidad, en la ventana se encuentra Aarón viendo hacia afuera, allí donde se encuentra mi hermoso dragón.

- ¿Qué te pasa Emma?

-No soy capaz de hacer el hechizo Mutare locis, y es algo muy desesperante.

-Es un hechizo complicado hija, no te va a salir a la primera. Es como todo en la vida, al principio, no se es tan bueno en ese algo, pero va mejorando y puede llegar a ser el mejor. Solo ten paciencia.

Mamá tiene razón, no puedo dejarme caer por no lograrlo al principio, puedo llegar a ser la mejor, al menos, mejor que ella.

- ¿Qué te inquieta a ti Aarón? - volteo a verlo, él me devuelve la mirada y luego va donde mamá.

-Debo salir en una media hora, ya sabes, a buscar alguna pista. Pero está todo bien.

-Ve con cuidado, no sabemos quién es la o el traidor.

-Adele...

-No podemos sacar conclusiones solo así, ella volvió con yerba que encargó su madre.

-Como sea, solo, estén alerta. Cuídate mucho Aarón.

-No prometo nada, solo volver. Ahora, me debo ir a preparar todo.

Él duda un poco para despedirse, por lo que, levantándome de la cama, le doy un abrazo y le agradezco por todo en lo que me ha ayudado.

Finalmente se va y yo, yo solo espero que vuelva bien.

60 días antes de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora