Capítulo #15

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Día dieciocho.

Un estornudo infantil me despierta, al voltear noto que Allan está sentado sobre mí y no tengo que averiguar mucho para saber cómo entró.

-Hola, pequeño, ¿Cómo amaneciste?

-Bem- me responde, rascándose unos de sus ojos, lo que lo hace ver muy tierno.

-No puedes entrar cuando se te dé la gana a mi habitación si está cerrada, ¿lo sabes mamá?

-Hija debemos hablar.

-No quiero hablar con nadie, si quieres deja a Allan conmigo, pero tú, vete.

Ella suspira y se teletransporta fuera de mi habitación, al igual que entró. Yo me levanto de mi cama, con la magia la ordeno y me dirijo hacia el baño de mi habitación.

Esta casa en muy tradicional de la ciudad, la mayoría de casas en el mundo mágico (al menos las que he visitado en estos días), son bastantes originales y únicas, pero está en especial es muy apegada a las casas de las ciudades, tanto así que hasta tengo televisión en mi habitación, la cual sinceramente no sé cómo funciona, pero lo hace; puedo encenderla como una televisión en el mundo no mágico y se ve los mismo canales de caricatura, realmente es muy extraño, pero cosas más inexplicables he visto dentro de este mundo.

En mi baño me cepillo los dientes y lavo mi cara, también cepillo un poco mi larga cabellera negra para finalmente salir.

Enciendo la televisión y pongo unas caricaturas para Allan.

Una notificación llega a mi comunicador (el cual me dieron hace muy poco) y veo que es de Aarón, me pienso un poco para leerlo, pero al ver que se trata de Lucas, no me queda de otra.

Aarón Fav: "Solo es para informarte que vamos a celebrar el funeral de Lucas hoy a las once de la mañana. Ya todo está listo, no debes preocuparte por nada, ya sabes donde"

Emma Han: "Bien, gracias".

Miro la hora, son las nueve y media. Bostezo, veo que Allan está tranquilo viendo dibujos y jugando con unos peluches que tengo en mi habitación, por lo que busco un atuendo adecuado para la situación y para mi estado de ánimo.

-Pequeño, me iré a bañar, ¿me prometes portarte bien?

-Si, ma, me poto bem.

-Está bien, ya regreso.

Entro de nuevo a mi baño y cierro la puerta, intento relajarme un poco en la ducha, cosa que se me hace imposible, así que, luego de unos diez minutos dentro del agua, decido salir. Al terminar de vestirme salgo para encontrarme con la sonrisa traviesa de mi pequeño hermano justo al frente de la puerta de baño.

- ¿Qué has hecho, pequeño demonio?

-Nada, me poté bem...

-No lo sé, pareces sospecho...so...-Al levantar la mirada, quedo impactada, perfectamente mi mandíbula podría llegar al suelo- ¡Allan Hans!, me prometiste que te portarías bien.

-Solo hice um pequeno dibujo...- por pequeño se refiere a tomar una de mis paredes perfectamente blancas como lienzo para hacer muchos rayones hasta donde sus pequeñas manos alcanzaron.

- ¿De dónde conseguiste los colores? - Él señala un estante de mi closet donde tengo unas cuantas cosas para pintar, solo que está bastante alto y él no lo podría alcanzar, al menos...- ¿Me muestras cómo lo hiciste?

Su mano se alza un poco y una caja de lápices de color se dirigen hacia él. Por segunda vez mi mandíbula podría tocar el suelo el día de hoy.

- ¡Has hecho magia! - lo alzo y doy vueltas con él, lo que lo hace reír- te perdono la travesura solo por esto. ¡Oh mi pequeño!, te prometo que nunca permitiré que te quiten esta vida, nadie merece vivir lo que yo he vivido.

60 días antes de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora