Capítulo #12

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Día quince.

-Bueno, me alegra que ya no estés gruñón.

Él ríe ligeramente.

-Bien, ya hoy amanecí extrañamente recuperado- me mira con sospecha, pero no dice nada.

-Eso es un alivio- sonrío sabiendo la pócima que le di ayer en la fiesta.

Ríe nuevamente de manera ronca.

-Entonces, sigamos- dice él y rápidamente me escondo tras un árbol-. En tres, dos, uno... ¡Ya!

Salimos ambos del escondite y comenzamos a lanzar hechizos inofensivos.

Estamos practicando mi puntería que realmente es mala, llevamos dos horas aquí donde yo solo he dado tres golpes, y él ya ni llevo la cuenta.

Ninguno sale lastimado, son solo roces que se lanzan pensando la palabra "scabere"

- ¡Cuatro!

- ¡Lo lograste!

Estoy dando saltitos de emoción y cuando se acerca lo abrazo eufórica, él lo corresponde.

-Obvio te falta mucho- dice al soltarme- pero por hoy es suficiente- mira su reloj- además, es tarde, debemos irnos.

- ¡Es verdad!

Caminamos muy cerca uno del otro, y nos dirigimos hasta mi casa.

- ¿Por qué hacemos esta caminata tan larga si podemos teletransportarnos?

-Porque son distancias muy largas, quedaríamos debilitados.

-Comprendo- digo pensativa, pero no hablo más hasta llegar a casa- es un alivio que aquí si lo podré hacer- digo antes de desaparecer en la entrada de casa para aparecer en mi cuarto, él aparece unos segundos después de mí riendo.

-Eres muy perezosa, niña.

- ¡Claro que no!, solo estoy cansada.

-Claro, claro, lo que digas.

***

No sé cómo, ni cuándo, pero me quedé dormida y, cuando despierto: mi madre, junto con la de Aarón y él se encuentran en la cocina.

- ¡Hola mamá! - me teletransporto a Aarón- ¡Hola Aarón! - me teletransporto a la madre de Aarón- ¡Hola Lucía! - sigo haciendo esto un poco más y segundos después Aarón se une a mí.

-Deja de hacer eso Emma, es molesto.

-Debo practicar, mamá, además, es divertido, ¿cierto Aarón?

-Lo es- responde para luego desaparecer y aparecer al lado de Lucía dándole un beso en la mejilla.

-Ustedes- nos señala- son insoportables juntos- pero luego sonríe cuando su hijo la abraza.

Él vuelve a desaparecer, pero ahora apareciendo tras de mí asustándome, lo que me hace gritar y luego reír.

Se coloca a mi lado y pasa su brazo por mis hombros, un sentimiento de familiaridad me recorre el cuerpo.

- ¿Y bien, ¿Cuál es el plan?

-Vamos al río, tengo que controlar el agua.

-Claro cari... -se corta en seco- Emma dilema- le sonrío, pero me queda la sensación de que me iba a decir algo más- bien, vamos, que se hace muy tarde.

El río no está muy largo por lo que nos llevamos veinte minutos en llegar.

- ¡Hola Emma! - Saluda la Tía Bel con una sonrisa.

60 días antes de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora