Día veintiséis.
Al despertar comienzo a sentir un nerviosismo muy grande.
Mi madre me obliga a comer un buen desayuno porque asegura que gastaré muchas energías. Cuando ya me encuentro totalmente lista y a minutos de salir, tengo un poco más de confianza en mí misma. Aarón, que llegó por mí hace unos minutos, me dice que es hora de irnos.
Él intenta hacer que no me ponga más nerviosa hablándome sobre las cosas interesantes que hacíamos antes y ahí está, un recuerdo viene a mí.
Vienen un poco más seguidos, ayer me excusaba con que necesitaba ir al baño, pero aquí no hay baño por lo que mejor decido retarlo a una carrera a la que accede, le dejo adelantarse y me escondo en un árbol, un dolor de cabeza me atraviesa y el recuerdo se comienza a reproducir, esta vez es de mi a los doce años, estoy volando en dragón junto a papá, atravesamos el mundo mágico y todo se ve maravilloso.
La voz de Aarón gritando mi nombre me saca del recuerdo, pero ahora, este se instala completo en mi memoria.
–Emma– escucho el grito de Aarón preocupado, cuando va pasando a mi lado, le asusto con el típico "Bu" y me echo a reír.
–Eres tonta, Emma dilema, me asustaste.
–Bueno, ese era el plan, Aarón el gruñón– me felicito internamente por pensar en eso tan rápido y lograr despistarle.
Riendo seguimos caminando, pero en mis adentros busco ese recuerdo que no me es difícil encontrar, sin saberlo, sonrío.
–¿En qué piensas?
–Nada, recuerdos momentáneos que me vienen de papá.
Él no dice nada porque ya vamos llegando al lugar de entrenamiento, en el cual se encuentra un hombre de más o menos treinta y tantos años junto a la Tía Beatriz.
Poco a poco me acostumbro más a llamarla por su verdadero nombre, pero ya me sentía muy familiarizada con el típico "Tía Bell".
–Emma, él es Jacob, tu entrenador– le extiendo la mano diciéndole un "un gusto" que me responde con un "igualmente" –, bien, yo me quedaré supervisando que hagan todo lo que se necesita. Empecemos con lo importante, las transformaciones, Emma, para que calientes, harás lo que ya sabes junto con Aarón. Comencemos con animales que ya te sabes y luego proseguimos con animales nuevos, así también Jacob analiza tu manera de aprender.
–Entendido– le sonrío, es mi momento de hacerla sentir orgullosa.
–Y también practicarás para tu examen.
Le asiento y me pongo en posición al lado de Aarón.
La dinámica que llevamos practicando estos días es la siguiente:
–¿Lista, Emma dilema?
–Lista, Aarón el gruñón.
–Bien, a la cuenta de uno, dos, tres, ¡lobo!
No lo pienso mucho cuando en mi mente digo las palabras correspondientes y rápidamente mi forma pasa a ser la de un lobo.
–Aúlla tres veces y vuelves a la forma humana.
Le hago caso, aúllo tres veces, con un cierto lapso de tiempo entre ellos, y vuelvo a ser humana de nuevo.
–Uno, dos, tres, ¡León!
Hago lo mismo, pero esta vez rugiendo.
Pasamos por el tigre, el leopardo, la serpiente y el águila.
ESTÁS LEYENDO
60 días antes de la guerra
FantasyEmma. Falta de memoria. Un mundo mágico. Una historia de amor. Ella siempre ha sentido que algo hacía falta en su vida, pero, ¿descubrirá pronto el por qué? Cosas que parecen fantasía, se pueden convertir en una realidad para ella.