Cinco días después.
Día veinticinco.
Está decidido.
No hay vuelta atrás, debo hacerlo ya de una vez por todas, claro, no de la manera que imaginé y que todos esperan.
Voy camino hacia donde se encuentra Arthur, pues hace dos días me mostraron donde queda el lugar al que debía de acudir si quería recuperar la memoria y llegó el día, finalmente sentí eso que la tia en algún momento me aseguró que llegaría.
He estado pensando mucho y decidí que la mejor manera es recuperarla poco a poco, es así como no me afectaría de la manera que más miedo le tengo. No tenía idea de que existían otras maneras para recuperar la memoria, y fue cuando me lo comentó Arthur que me hizo decidirlo.
Sin que nadie lo sepa, sin que nadie me vea, camino y camino hasta llegar a mi destino. Me siento como esas personas de misiones secretas, pero quiero que sea una sorpresa para todos.
La sonrisa de Arthur se hace presente cuando entro a su espacio lleno de frascos los cuales contienen memorias, otros tantos están vacíos, pero la mayoría llevan millones de años con él.
–¡Oh pequeña Emma! Pensé que no te vería pronto por aquí- él se dirije hacia mí con un cariño paternal, el mismo que con el que le habla a todos del pueblo.
–Creo que es momento de hacerlo, necesito mi vida de vuelta, parte de mis días se han vuelto recuerdos borrosos y me cansé de esto.
–Bien, siéntate aquí y dime lo que tienes pensado.
–Okey, quiero hacerlo de la manera que me comentaste hace un par de días, creo que es lo mejor para mí.
–Buena decisión, mira, te explico cómo va esto– él me dice como pasa todo el procedimiento, habla de que primero debe ponerme un encantamiento secreto por temas de seguridad, así que se va dejándome sola por unos minutos, luego vuelve y comienza a verter el polvo brillante sobre mi cabeza, un extraño sentimiento se apodera de mí y mi cabeza comienza a girar un poco, las voces de distintas personas se hacen presentes y todo pasa en un segundo.
De repente todo se encuentra normal, lo que dura unos segundos, puesto que luego me siento una vez más mareada y finalmente un recuerdo se reproduce en mi mente.
Es de mi padre, estamos en casa y tiene a Allan en brazos, yo estoy a su lado sonriendo ante lo que me dice.
–Te amo, muñeca, algún día serán el dúo más peligroso ustedes dos.
–¡Sí! Seremos los más poderosos del mundo mágico– le respondo con entusiasmo, luego miro a Allan y le toco la cabeza suavemente, luego le doy un beso y escucho un llamado de mamá para comer.
El recuerdo se va, pero ahora está guardado de nuevo en mi memoria. Una lágrima de felicidad cae por mi rostro y volteo a ver a Arthur.
–Así irán apareciendo los recuerdos hasta recuperar todos.
–Muchas gracias, ahora, no le cuentes a nadie, quiero que sea una sorpresa.
Arthur me sonríe y asiente, le agradezco nuevamente y salgo del lugar, camino a casa me desvío al lugar donde suelo entrenar, y así practico algunos ataques que debo mejorar para el examen.
*
*
*
Día veintiséis
Aún me encontraba durmiendo cuando me comencé a marear, al abrir los ojos noté que era la sensación de un recuerdo nuevo.
Se comienza a reproducir esta vez una noche de vacaciones con mis amigas, Jared y Aarón.
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60 días antes de la guerra
FantasyEmma. Falta de memoria. Un mundo mágico. Una historia de amor. Ella siempre ha sentido que algo hacía falta en su vida, pero, ¿descubrirá pronto el por qué? Cosas que parecen fantasía, se pueden convertir en una realidad para ella.