Capítulo 33

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Como las anteriores veces Salvador la dejo tener el total control de la música dentro de su auto mientras iban al centro de Madrid

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Como las anteriores veces Salvador la dejo tener el total control de la música dentro de su auto mientras iban al centro de Madrid.

Nila tuvo sumo cuidado en escoger las canciones, no quería ninguna que fuera romántica o deprimente y arruinara el buen ambiente que habían creado, por lo que, cuando llegaron al café, Salvador llevaba un buen tiempo riendo con ella de todo, escuchándola hablar sobre lo que le había sucedido en los últimos meses, las cosas alegres, junto a Darío, Sara y Joss.

—Te juro que nunca pensé que Darío haría de mí casa un fuerte con mantas.

—Eso no es nada —le dijo el chico—, recuerdo una vez que a Mariel y a mí nos hizo contruirle un castillo en la sala para que pueda jugar al príncipe y el dragón.

—Dejame adivinar, tú eras el príncipe —se burló Nila.

—Lo fui —concordó—, Darío dijo que tenía cara de uno así que supongo que en mi vida pasada lo fui —comentó riéndose y apagando un poco la risa que ella tenía.

«No, no fuiste un príncipe», quiso decirle, pero sabía que no debía hacerlo.

Nadie más debía cargar con ese pasado que arrastraron hasta una segunda segunda vida por errores que pudieron haberse evitado.

—Mejor un caballero, como tu disfraz de Halloween —le recordó.

Nila pensaba que esa descripción encajaba a la perfección con él.

Un caballero. Alguien noble, humilde y valeroso dispuesto a todo.

—El disfraz fue idea de Sara —le contó— Ella me dijo que sí quería sorprenderte esa noche debería ser tu caballero...

—De brillante armadura —dijo junto a él— No sé porqué no me sorprende que ella dijera eso.

—Sara es especial, bastante romántica —agregó y Nila pudo notar en cada palabra el cariño que sentía Salvador por su prima, como cuando hablaba de cualquier miembro de su familia.

Lo que le recordaba...

—¿Te puedo preguntar algo?

—Por supuesto, dime.

OK. Ese era el momento para ella de aclarar alguna de sus dudas que no se había atrevido a resolver con la persona involucrada.

—¿Tú sabes quién le gusta a Sara?

Salvador la miró en silencio durante unos segundos sin revelar nada en su mirada más que curiosidad, poniéndola nerviosa.

«Quizá no debí preguntar», se dijo soltando un suspiro.

—No tienes que responderme si no quieres...

—No es que no quiera, sino que no creo que yo deba decirte eso —le respondió el chico.

Amor [Extra] OrdinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora