Capítulo 24

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Su pecho estaba latiendo fuertemente mientras estaba sentada en su cama

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Su pecho estaba latiendo fuertemente mientras estaba sentada en su cama.

Hace poco más de media hora se había despertado de su sueño y lo primero que hizo fue ir y vómitar en el retrete del baño antes de cambiarse.

Solo... Aún no podía asimilar que hubiera hecho aquello. No se juzgaba a sí misma, o a quien había sido, después de todo había sido una espectadora de una parte de su propia vida; eso no quería decir, que no le hubiera revuelto el estómago la medida que tomó.

No solo había acabado con la vida del doble de Elián sino también con la suya propia en medio del dolor, el resentimiento y la venganza.

Apretó entre sus manos el vestido que Sara le había dado, el mismo vestido llevó la última noche de su vida.

«Un paso a la vez», se dijo recordando todo lo que había visto.

Las cosas no habían sido como ella lo había pensado. Elián no fue su mejor amigo y Salvador no fue quién le rompió el corazón.

«Recuerda que no eres esa persona» . Las palabras de la adivina llegaron a ella y no era necesario repetírselas, obviamente no era la misma persona, pero así como ella no lo era ellos tampoco.

Salvador jamás confesó sus sentimientos en antaño, cosa que en esa vida si hizo. Mientras que Elián por mucho que le hubiera roto el corazón, en su vida pasada jamás le gritó o la menospreció.

¿Gracioso que los papeles se hubieran invertido? Demasiado, gracioso e irónico.

Se había equivocado a lo grande, pero no podía cambiar lo que sentía. Estaba enamorada de Elián, sí, aún lo estaba, a pesar de todo lo sucedido amaba a su mejor amigo, lo había amado por años y eso no cambiaría de la noche a la mañana, no por una decepción, no por un recuerdo. Sin embargo, eso no quería decir que fuera a continuar con lo que fuera que tenían.

Elián no era el mismo chico que había conocido. La furia estallaba demasiado rápido de él y siempre que sucedía eso ella estaba en la línea de fuego y terminaba herida por las palabras que le decía.

Iba a ser difícil, su amigo no era una persona que se rindiera fácilmente al igual que ella, y ya había tomado una decisión.

«Solo queda poder salvar nuestra amistad», pensó con tristeza.

El sonido de su puerta la sacó de sus pensamientos mientras se quejaba al ver la hora en el reloj.

Ocho de la mañana.

Era fin de semana ¿Quién podría ser a esa hora?

Su mamá estaba trabajando. Joss le había escrito si podía ir y Nila le había dicho que quería estar sola, lo mismo con Sara. De los únicos que no había tenido noticias era de Elián y Salvador, que por un lado agradecía a menos que...

—Por favor, que no sea ninguno de ellos —susurró poniéndose de pie.

Cuando llegó a su puerta el sonido había cesado unos segundos hasta que volvieron a escucharse.

Amor [Extra] OrdinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora