—¡Kagome ¡Kagome! ¿Qué te pasa? —ella estaba tan sumergida en sus pensamientos que no escucho que le hablaba Ayame.—¡Disculpa que sucede! No te escuche.—Te sientes bien.—Claro no me hagan caso—ella sonrió.—Vámonos ya es hora—dijo Koga.Los cuatro se retiran de ahí, cuando Kagura miro a Kagome que iba con Koga, Ayame, Yura y Bankotsu.Naraku miro a su hija algo desconcertada—¿Qué pasa hija?—No es nada padre.—¿Qué sucedió con el puesto que querías?—Pues no me quede con él, pero seré la secretaria de Koga.—Kagura, no es necesario que hagas eso tu puedes trabajar conmigo.—Gracias, pero así estoy bien. —dijo esa joven.
En la oficina Yura le explicaba toda a Kagome, le preguntaba si tenía alguna duda la azabache le decía que no, que entendió todo a la perfección ese día para ella fue fatigante y eran las nueve de la noche ya era su hora de salida.
Aquel chico de ojos dorados salió de su oficina se despidió de Yura y de KagomeNos vemos mañana que descansen. — Ambas también se despiden de él, Kagura va tras él, para alcanzarlo.— ¡Uff! Hasta que se terminó este día Yura.—Sí.—Vámonos amiga te llevamos a tu casa. —en eso llego Bankotsu.— Nos vamos chicas.—Sí. —dijeron en unisón las dos.
Afuera en el estacionamiento estaban los tres cuando llegan Koga y Ayame—Nos vemos mañana que descansen—dijeron aquel chico de cabello castaño y la pellirroja.
Después de despedirse van a casa de la azabache, pero en el transcurso del camino aquel chico de ojos azules y piel morena— ¿Cómo te pareció el trabajo que vas hacer?—Pues bien, además con Yura estoy aprendiendo como hacer las cosas, aparte no se me dificulta mucho es cuestión de la práctica.—Me alegro amiga, además sé que tu podrás.—Sí, nunca me rendiré además le demostrare a ese chico cara dura que yo puedo con este trabajo y más—dijo esa joven de ojos color chocolate con una leve sonrisa.
En eso llegaron a la casa de Kagome ella los invita a pasar un rato, pero sus amigos le agradecieron pero que sería en otra ocasión, se despiden de ella.
Aquella chica entro a su casa su mamá la estaba esperando en la sala—Ya llegué mamá.— ¿Cómo te fue hija?—Bien mamá.—Pues me alegra saber eso hija, te estaba esperando para cenar.—Vamos pues mamá, sabes me muero de hambre.Ambas se dirigen a la sala, estaban cenando, cuando escucho a su gato— ¡Mamá! qué tal se portó Buyo.—Bien hija, platícame como te fue que sucedió.—Mamá, pues como ves conseguí el puesto, y además otra cosa que debes saber.— ¿Qué es Kagome?—Pues el señor Fujiwara me daba el puesto de directora general de la empresa.—Lo aceptaste, me supongo.—No.— ¿Qué dices hija? ¿Pero por qué? —exclamó aquella mujer de ojos color café.—Pues un motivo muy grande mamá si ganas no me faltaban de aceptar el puesto—respondió la azabache.—¿Qué motivo, no entiendo? —preguntó su madre interesada en saber.—Mamá mi venganza —esto lo dijo aquella chica de ojos color chocolate seriamente.
La mamá de Kagome se levanta de donde estaba—Por favor hija olvida esa tontería, cada vez que hablas así me da miedo que te pase algo, sabes esto puede llegar a lastimarte a ti también.
Esa joven se levantó de donde estaba, se acercó a su mamá la abrazo y le dijo que no se preocupará que todo iba estar bien y que se iba a cuidar.
La señora Higurashi vio a los ojos de su hija y miro que ya no era aquella niña con mirada alegre se veía una gran tristeza—Kagome solo quiero que me prometas que si llegas estar en peligro dejaras esta venganza que no te llevara a ningún lado. — se lo imploraba su madre.
—Sí, mamá eso haré y no te preocupes más—contestó con una sonrisa.
Ambas se van a descansar, Kagome en su habitación estaba sentado frente a su tocador mirándose al espejo se soltó su larga cabellera azabache que le llegaba hasta las caderas, ella se lo había dejado crecer durante ocho años ya que una vez había escuchado a Bankotsu decir que le gustaban las chicas de cabello largo se lo cepillaba.
—Vaya mi cabello es demasiado largo, solo lo deje crecer porque a él le gustaban las chicas con cabello largo será conveniente que me lo corte, —se quedó por un momento en silencio—No me lo dejare así, creo que no es conveniente cortármelo me gusta así—dejo de cepillarlo —espero que mañana me vaya bien, le demostrare al joven Taisho ¿Quién soy yo?Se levantó y se dirigió a su cama se acostó y se quedó profundamente dormida, mientras tanto en otro lugar en la mansión de la familia Taisho.
Sesshomaru, Sango, Inuyasha y sus padres de los chicos estaban en la sala platicando de cómo les había ido en trabajo ya que trabajaban juntos a veces no se veían mucho por la carga de trabajo que tenían.
—Hermanito ya me enteré que tienes nueva asistente—dijo la castaña y guiñando el ojo a su hermano mayor.Es enserio hijo—expresó aquella mujer de cabello negro largo.—Si mamá.—Vaya hermano al fin ya tienes alguien que te ayude de tiempo completo además es bonita.El alvino solo mira a sus hermanos y no les contesta los ignora totalmente.—Así que hijo ya tienes quien te ayude me alegra escuchar eso. —dijo aquel hombre de cabella plateada y ojos dorados—Sí, padre espero no haberme equivocado al contratarla, no sé si sea capaz de llevar mi ritmo de trabajo.— ¡Hijo! Tranquilo no seas tan exigente con las personas que trabajan a tu alrededor, debes ser más paciente.
Pero Inuyasha seguía insistiendo si era bonita, pero el alvino para que ya dejara de fastidiarlo — No, no es bonita—contestó aquel chico de cabello plateado muy seriamente con su hermano y cruzándose de brazos.
—Vaya con eso me quieres decir que no es nada atractiva verdad —musitó Inuyasha.En eso interfirió Sango la hermana menor de los Taisho —¡Oyes tonto! ¿Por qué tan insistente si es bonita o ¿no? Además, tú ya estas casado eso dices ahorita que no está Kikyo si te oyera se molestaría contigo.
Además, no sé porque ustedes los hombres siempre juzgan a las mujeres por su apariencia, no es necesario tener belleza para ser una buena trabajadora, lo que cuentan son los sentimientos internos de cada una.
—Tranquila Sango no es porque esté interesado en la nueva asistente de mi hermano lo que pasa es que a la mejor a Sesshomaru le llegue interesar esa chica por eso preguntaba yo respeto a Kikyo, pero creo que este tonto de nuestro hermano mayor debe sentar cabeza no creen—espetó el chico de ojos color ámbar.—Saben me retiro papá y mamá ya no quiero escuchar a estos torpes solo son un fastidio y no tengo ganas de discutir con ellos. —el alvino se retiró dejando a sus dos hermanos hablando solos.—Ya vez tonto ya se enojó Sesshomaru con nosotros —refunfuño la castaña.—Pues tú tienes la culpa tonta. —musitó el chico de cabello plateado.Su padre y su madre que los vieron que estaban discutiendo sonrieron, en eso aquella mujer de ojos negros y cabello largo.—¡Sango! ¡Inuyasha! Dejen de molestar a su hermano.—Si madre dijeron en unisón.—Bien papá, mamá y Sango me voy nos vemos mañana me mandó un mensaje Kikyo que llega a casa dentro 10 minutos.
Ellos se despiden de Inuyasha, acá en la habitación del alvino estaba recostado en su cama no podía conciliar el sueño miraba por la ventana el cielo oscuro y estrellado no lo podía negar aquella chica de ojos color chocolate lo había cautivado desde el principio.
—¿Qué tonterías estoy pensando? —Se decía a sí mismo—después de tanto estar pensando se quedó dormido.
Al día siguiente Kagome se levantó tomo un baño y se arregló para ir a la oficina se puso un traje color cremita, de saco y pantalón conjunto con unos tacones del mismo color, se sujetó todo su cabello solo dejando caer sobre a los lados de su rostro unos mechones de este.
Tomo su portafolio, almorzó y se fue a la empresa lo más pronto posible y arreglar los expedientes antes de que llegara el joven Taisho.
Llego a la empresa y empezó a hacer su trabajo ya que Yura le había comentado que iba a llegar tarde saco los archivos los puso en orden y los paso a la computadora, después de unos minutos llego Kagura.
—Vaya señorita Makino pues, aunque le eches muchas ganas, no creo que sea eficiente para este trabajo es mejor que te rindas ahora y no después de que sea demasiado tardeLa azabache siguió trabajando y no tomo atención de las palabras que le dijo aquella chica, ignorándola totalmente.
Esto hizo enfurecer a Kagura que solo rechino los dientes de coraje. La azabache tomo unos expedientes que tenía que sacar algunas copias se dirigió al elevador, pero cuando ella iba entrar una persona topo con ella haciéndola caer al piso junto con aquellos papales que salieran volando por todas partes del lugar.
Continuara...
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Prohibido Enamorarte Del Enemigo
RomanceEsta historia trata de romance, intriga y traición donde una chica que después de vario tiempo de vivir en Nueva York decide regresar a su país natal Japón... Entra y descubre que le tiene deparada aquella chica llamada Kagome Higurashi. Mis perso...